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“El verano ya no es lo que era: mucho paseo marítimo, una vuelta a la plaza del pueblo y a dormir..”

Moisés Romero - Martes, 30 de Julio

marbellaCosta del Sol. Verano de 2013 "Mayo y junio han sido mejores de lo esperado. La inestabilidad social en Turquía y en Egipto ha llenado nuestros hoteles y playas, con ligero incremento el consumo, aunque cada vez se observa más una tendencia a abandonar los hábitos tradicionales y a alquilar alojamientos fuera de los circuitos conocidos y contratarlos por internet. El País escribía este domingo que cuatro millones de turistas rehúyen dormir en hoteles en mayo y junio lo que denota un mayor nivel de competencia y una dilución del sector provocada por la crisis (el consumidor busca lo más barato) y el menor dinero, la menor renta disponible. Se ha observado, además, una tendencia creciente a acortar el número de días de estancia del turista extranjero y nacional. Hace unos años todo el mundo hablaba del semaneo. Ahora hay que hablar del fin de semana largo, de jueves a sábado incluídos y no mucho más. Interesante, del mismo modo, cómo el turista, sea de la nacional que fuere, se ha acostumbrado a las grandes y buenas ofertas. Cuando subimos los precios, la demanda cae en picado..."

"Eso lo hemos visto en julio: la primera semana mantuvo la tónica de los dos meses anteriores, pero a medida que los establecimientos (también las tiendas y restaurantes) han ido subiendo los precios, el número de visitantes ha disminuido. Julio, principalmente en su segunda quincena, se ha parecido a todo, menos al verano", me dice un alto cargo de la Consejería andaluza de Turismo.

 

"Nos las prometíamos felices con los movimientos sociales y políticos en Turquía y Egipto. Esperábamos, también, dinero de rusos y de hacendados marroquíes. Pero nada de esto. Hemos luchado mucho por mantener los chiringuitos en pie, que la Ley de Costas quería derribar. El verano, sin embargo, no está respondiendo a las expectativas. Estamos facturando por debajo del promedio del año pasado, que ya fue malo. El espeto se mira pero no se toca, lo mismo que las gambas o las cigalas. Ya no hay colas en los chiringuitos..."

"La gente vuelve a traerse las neveras portátiles de casa, como hace cincuenta años. Después de comer y de beber copiosamente, cantan a grito pelado y algunos bailan en la arena. Esta es la estampa de los fines de semana ¿Durante la semana? Parece que estamos en invierno", me cuenta el dueño de uno de los chiringuitos más famosos de la Costa del Sol.

 

"Tengo la suerte de tener el negocio en el centro del pueblo, que, como ves, está plagado de bares de copas y de tapitas. Es lo que se lleva este año: tomar una tapita en uno de los bares de la plaza del pueblo, para que te vean, más que otra cosa, sí para que te vean cómo luces el modelito de este verano y el vecino comente que sigues vivo y que llevas algunos euros en los bolsillos. Un gesto a la galería y a cenar a casa..."

"Mucho paseo marítimo, pero sin helados, ni pipas siquiera. Sólo paseo, mirar para un lado y para otro y vuelta a casa", me comenta el dueño de uno de los restaurantes más conocidos de Fuengirola..."

 

"Este año nos han recortado el cupo de hamacas, pero aún sobran. Los veraneantes van directamente a la arena, con sus sombrillas. Como hace cincuenta años. Sólo los domingos veo algo de animación", me comenta uno de los hamaqueros más famosos de la zona

 

"Mi jefe se hizo millonario montando kioskos por toda la costa. Ya sabes, kioskos donde vendemos de todo: periódicos, balones, colchonetas, zapatillas, sombrillas, palas, cubos. Sí, de todo. Llevamos un par de año que no vendemos ni un solo periódico, porque la gente o lee por Internet o está harta de tanta noticia negativa y de tanto mangante. El turismo cada vez es más cutre en la Costa del Sol. Este año tenemos que tener cuidado, mucho cuidado con  los robos. La gente abre las revistas y se lleva las muestras de colonia o de cremas que vienen dentro. Muchos tratan de llevarse directamente las revistas sin pagar..."

"Mi jefe ya ha cerrado un par de kioskos para preservar su patrimonio. Esto ya no es negocio. La gente no compra. Lo único que hace es leer gratis aquí dentro y robar lo que puede", me dice la encargada de un importante kiosko costero.

 

"Apenas quedamos media docena de inmobiliarias abiertas. Los que hemos resistido ahora ganamos más, pero eso no significa que se estén vendiendo pisos como rosquillas. Es cierto que los rusos y árabes han comprado inmuebles por la zona. pero es mayor la amplificación, el eco de esas ventas que las ventas en sí ¡Vamos! que estos sigue más muerto que vivo..."

"La competencia de los bancos es atroz. Ya salen a la calle aireando y ofertando sus promociones con autobuses, triciclos, coches de caballos. Todo vale para intentar venden. No, no hemos tocado suelo en el sector inmobiliario", me dice uno de los grandes del sector.

 

"Hace unos años no dábamos abasto vendiendo helados. Mi jefe murió hace cuatro años. Llegó a tener seis heladerías en la Costa del Sol. Al final se quedó con ésta y, lo que es peor, con una deuda brutal. La heladería es del banco. Hemos llegado a un acuerdo los cuatro trabajadores con el banco en cuestión: trabajamos a porcentaje. Así, el banco cobra lo que puede y nosotros no estamos en el paro..."

"En cualquier caso, el consumo ha caído en torno a un 75%. No sé cuánto aguantaremos, cuánto aguantará el banco" me dice una empleada de una heladería emblemática (antesm, claro)

 

"Si el año pasado fue bueno, éste está siendo espectacular. Somos cuatro aquí en esta minúscula pescadería vendiendo y no damos abasto. La gente come cada vez más en casa...", me dice el dueño de la pescadería a la que voy a comprar.

 

Nota Final: Las hamacas siguen con precios astronómicos (9 euros por pareja) los espetos te provocan lágrimas, pero no de placer, sino del sufrimiento a la hora de paga (nueve euros por cinco sardinas) y los restaurantes ofrecen su carta a no menos de 50 euros por persona, pidas lo que pidas. También ha subido de forma escandolosa el precio de los productos de pescaderías y carnicerías. Por ejemplo, el kilo de boquerones ha pasado en un par de semanas de 7 euros a 13 ¿Helados? Una minitarrina y un  cucurucho con tres bolitas de hielo con sabores cuesta 5 euros... O sea, la España de siempre. Esa España que no sabe que la otra España está inmersa en una Crisis que la ha descapitalizado y no tiene un euro en el bolsillo. Lo de siempre.

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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