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¿Es posible un petróleo en 200$ el barril?

Carlos Montero - Lunes, 27 de Febrero

Hace unos días publicábamos un artículo en el que comentábamos las conclusiones de un amplio informe de Citigroup sobre la evolución del petróleo. Según estos analistas, los nuevos yacimientos no convencionales que se están empezando a explotar, alejan el temor que tiene la comunidad financiera sobre la llegada del cénit de producción de crudo, y sobre una imparable subida del precio de la energía. 

Traigo de nuevo a estas páginas este comentario, porque el equipo técnico de esta misma casa augura un nuevo tramo alcista del petróleo, que podría llevarle a superar en los próximos meses los máximos históricos de 147,5$ barril, y alcanzar niveles por encima de los 180$ a final de año.

No creo ser  demasiado alarmista si afirmo que de subir el petróleo a esos niveles, las principales economías a nivel mundial sufrirían de nuevo una contracción generalizada. Las peores consecuencias serían para los países que más han sufrido en la actual crisis, como los de la periferia europea, y para la mayoría de países emergentes, más dependientes del petróleo para sustentar su crecimiento.

Según diversos estudios especializados, la actual estructura económica de los principales países desarrollados, no puede soportar precios del petróleo por encima de los 130$ barril de una manera sostenida, sin entrar en recesión.

Pero ¿a quién hacemos caso? ¿A las conclusiones de los analistas fundamentales de Citigroup o de los técnicos? (supongo que los gestores del banco americano se están haciendo la misma pregunta)

Las últimas alzas del petróleo han sido motivadas por las preocupaciones sobre la situación política de Irán, y la posibilidad de un ataque militar de Israel o EE.UU. a las instalaciones nucleares de ese país. Esta posibilidad es real, y según se ha filtrado, los planes militares para su ejecución están ya completados.
Pero no es esto lo que más nos debería preocupar. Al fin y al cabo, las tensiones geopolíticas son algo con los mercados conviven de forma periódica, y no condicionan la tendencia a largo plazo de los diferentes activos, incluido el petróleo.

Como dice Johannes Benigni, director general de JBC Energy y uno de los mayores especialistas mundiales en el mercado de la energía, “incluso si todo el mundo se ama unos a otros, los precios del petróleo tienen un potencial bajista muy limitado. El mercado no tiene suministro suficiente, y la producción se está quedando muy ajustada. En estos momentos podríamos permitirnos quedarnos sin el petróleo iraní. En el tercer o cuarto trimestre del año, no”.

Y es que se espera que las economías a nivel mundial se aceleren en el tercer o cuarto trimestre, lo que implicará mayor demanda de energía. De hecho, la correlación directa entre los precios del petróleo y el crecimiento económico es muy importante (entre los mercados de valores también, aunque pudiera parecer lo contrario).

La conclusión parece bastante obvia. En un escenario de incremento de demanda y de reducción de oferta petrolífera, los precios inevitablemente tenderán a subir. ¿Hasta qué niveles? Hasta aquellos en los que se ajuste de nuevo la oferta y la demanda, lo que inevitablemente ante una oferta tan inelástica, se hará vía demanda. Es decir, las subidas del precio del petróleo provocarán una reducción del crecimiento, y esta a su vez, una reducción de la demanda. 

¿Y qué podríamos hacer para intentar aprovecharnos de esta posibilidad?

En este escenario algunos analistas consideran que deberíamos sobreponderar en nuestras carteras el sector de la energía, pero no todo el mundo está de acuerdo.

Jens Zimmerman, analista de renta variable de ABN Amro, cree que ningún sector se comportará bien.

“Debido al riesgo de alzas en la volatilidad, con las incertidumbres de Irán y Grecia sobre la mesa, el sector de la energía no se comportará mejor que el conjunto del mercado. Tan pronto como se incremente la volatilidad del precio del petróleo, la visibilidad de las ganancias se reducirá, y los inversores se preocuparán y saldrán de los activos de riesgo, incluidos los energéticos”.

Este analista añade que en un entorno desde el comienzo del año favorable para el sector energético, las acciones de este sector no lo han hecho especialmente bien, un claro indicador de que los inversores no lo están sobreponderando en sus carteras.

Pero hay algo que está por encima de la posibilidad de aprovechar este escenario en nuestras carteras. La era del petróleo y del resto de combustibles fósiles se está acabando, y nosotros seremos testigo de ello. Los precios del petróleo están en una tendencia alcista estructural, lo que provocará una crisis económica a nivel mundial que empalidecerá la que estamos viendo en estos momentos. Quizás el cénit del petróleo aún se retrase unos años, como dicen los analistas fundamentales de Citigroup, pero no demasiados.

De cualquier forma, hagamos el esfuerzo de mirarlo desde otro prisma. Estos acontecimientos son necesarios para la evolución de nuestra civilización. El descubrimiento y desarrollo de nuevos recursos energéticos, fue en el pasado el principal motor de los cambios evolutivos del ser humano. Esta vez no será una excepción. Con niveles de petróleo cerca de 200 dólares barril, el incentivo para desarrollar energías alternativas será tan importante, que se emplearán todos los medios técnicos y humanos necesarios para obtener una energía más abundante y más barata. No tengo la menor duda que se conseguirá. Una vez que esto suceda, y tras una inevitable etapa de crisis y adaptación, el resultado será una sociedad con mayor nivel de bienestar, y esperemos que de justicia.
 




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