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‘España va bien’

Santiago Niño Becerra - Martes, 18 de Abril

No es la primera vez que me refiero a lo que viene a continuación y posiblemente no será la última.

Ya ha salido la sentencia por las Tarjetas Black. OK. El problema es que de ese tema lo que se ha resaltado ha sido la anécdota: cosas como que alguna de esas tarjetas se utilizó para pagar servicios de masajes. Pero la cosa es muchísimo más compleja que eso, de hecho, ojalá todo el problema se redujese a ese eso.

Maldecir contra el mal uso dado a esas tarjetas, contra las mismas tarjetas, significa maldecir contra el maravilloso crecimiento, contra el espectacular, envidiable y sin parangón crecimiento que la economía española tuvo entre 1996 y el 2006.

Porque la realidad es que hay que meter en un saco las Tarjetas Black; las sobretasaciones de viviendas y locales comerciales; los créditos hipotecarios por el 140% de esas tasaciones; el acceso inmediato y simple a esos créditos que se concedió a todo el mundo; todos los casos de corrupción y soborno ya descubiertos y por descubrir que sucedieron entre 1996 y el 2006; las recalificaciones en masa de eriales que permitían construir urbanizaciones infinitas; los modos de hacer de consejos de administración de entidades financieras, las miradas de soslayo del regulador bancario nacional, del regulador del euro y de las empresas de auditoría; los pisazos, cochazos, viajes de ensueño y objetos de lujo adquiridos contra créditos sin casi garantía; … Y hay que cerrar ese saco y colocarle un cartel que diga “‘España va bien’, España va más que bien’ y ‘La economía española juega en la Champions League de las economías mundiales’”.

Porque lo cierto es que sin todo lo dicho en el párrafo anterior y lo que Uds. crean oportuno añadir, España no hubiese crecido ni remotamente como creció. Aquel refrán de los polvos y los lodos siempre es verdad, pero en el caso del crecimiento español durante esos años aún es más verdad.

Ahora hay quien dice: ‘Pues para crecer así mejor no haber crecido’. No señoras y señores, ahora no vale. A toro pasado todo es muy fácil de ver, pero el pasado, pasado está.

Ahora España tiene que apechugar con un déficit enorme, con una deuda pública monstruosa e impagable, con una deuda exterior de país subdesarrollado, con una deuda privada impagable y que está sangrando a familias y empresas, con un desempleo estructural de récord y que va a más, con un subempleo rampante y que también va a más, con unas carencias de manual en servicios esenciales, con polideportivos que no se pueden mantener, con ciudades de la cultura y de la ciencia vacías, con AVEs y autopistas que no van a ninguna parte, con aeropuertos de los ningún avión despega ni aterriza, … Es decir, porque tuvimos aquello tenemos todo esto. De alguna manera es como lo que respondió Cordell Hull, el Secretario de Estado del presidente Franklin Roosevelt, cuando le dijeron que el dictador nicaragüense Anastasio Somoza era un hijo de puta: “Puede ser que Somoza sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.

No se queden sólo con que con alguna tarjeta black se pagó la adquisición de lencería íntima femenina. Vayan al saco y ábranlo. Entonces la cosa hace bastante menos gracia.

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El próximo Jueves 20, a las 19:00 h, en el Col·legi d'Economistes de Catalunya, Plaza Gal·la Placídia, 32 de Barcelona, daré una charla coloquio sobre mis libros "La Economía. Una historia muy personal" y "Mails. Lo que Ustedes me cuentan (y mis respuestas) acerca de lo que más les preocupa".

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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