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Fidelity: Una perspectiva externa sobre la guerra comercial entre EE.UU. y China

Paras Anand, Fidelity - Sabado, 18 de Mayo

La guerra comercial entre EE.UU. y China presenta algunas semejanzas con las negociaciones del Brexit. En ambas situaciones, las autoridades sufren presiones para anunciar un gran acuerdo, dejando los detalles para más adelante. Sin embargo, los detalles son cruciales cuando lo que está en juego es tan importante y, por ese motivo, los inversores que anhelan una resolución definitiva a la guerra comercial podrían sufrir una larga espera.

Las tensiones comerciales entre EE.UU. y China han estado agitándose en un segundo plano mientras las bolsas mundiales se anotaban este año avances considerables que han dejado máximos históricos en EE.UU. durante las últimas semanas. Los inversores que esperaban un acuerdo significativo y una posible retirada de los aranceles impuestos recientemente han recibido un jarro de agua fría.

 

Los compromisos contenidos en el documento de 150 páginas negociado entre Washington y Pekín fueron cuestionados por el presidente Donald Trump en una serie de tuits por no ser lo suficientemente sustanciales y por la sensación de que las negociaciones estaban durando demasiado. ¿Cuál fue su comedida respuesta? Redoblar la presión sobre China aumentando los tipos de los aranceles actuales y amenazando con ampliar el abanico de productos afectados. Como no podía ser de otra forma, China ha contraatacado.

 

El Brexit pone de relieve la dificultad de conciliar las expectativas con la realidad

Esta escalada ha puesto nerviosos a los mercados, pero la mayoría de los inversores espera ahora que se alcance un acuerdo antes de que Trump y Xi se reúnan en la cumbre del G20 que acogerá Japón el próximo mes. A medida que la atención se desplaza hacia los detalles del acuerdo marco y los puntos de discordia, podría resultar más útil adoptar una “perspectiva externa” y fijarse en los precedentes a la hora de abordar la reciente escalada de las tensiones comerciales entre las dos mayores economías del mundo. Este ejercicio no me hace albergar esperanzas, en cualquier caso.

 

El Brexit nos ha enseñado una lección importante y pertinente: cuando las condiciones de los intercambios comerciales entre las economías saltan por los aires, catapultadas principalmente por motivaciones políticas, lo que se crea es confusión y complicación. La confusión es la creencia errónea de que algo desencadenado de forma tan apasionada y rápida puede resolverse de una forma igual de expeditiva. La complicación es el intento de alcanzar acuerdos económicos y políticos sustanciales a contrarreloj, especialmente cuando el desencadenante de todo ha sido el rechazo al statu quo, no el deseo de definir un estado final satisfactorio.

 

Mejor no alberguemos falsas esperanzas: el acuerdo que EE.UU. y China están tratando de alcanzar supondría el cambio más sustancial en sus relaciones comerciales desde que China se adhirió a la OMC en 2001. Como ocurre con el Brexit, cuando lo que está en juego es tan importante los detalles importan y mucho, pero resuena un inquietante eco del Brexit en el lenguaje que está utilizándose, a saber, que mientras se alcance un acuerdo de alto nivel, los detalles podrán resolverse más adelante.

 

Cabe esperar que la volatilidad de los mercados continúe

El acuerdo entre EE.UU. y China podría erigirse en excepción, pero creo que los inversores no deberían conceder demasiado crédito a la probabilidad de que se alcance una resolución rápida y, en lugar de eso, deberían esperar que la incertidumbre que se ha reactivado se mantenga durante bastante tiempo. Como el economista de Hong Kong Louis Gave señaló recientemente, incluso si Trump suaviza su tono y adopta la determinación de llevar a buen puerto las negociaciones, podría resultar difícil conseguir “un acuerdo comercial 'excelente' o 'bueno' en su defecto” sin entender cómo sería dicho acuerdo. Al presidente Trump podría incomodarle que el acuerdo con China esté demorándose tanto, pero tal vez debería prepararse para lo que podría ser un largo viaje.

 

¿Qué supone todo esto para los mercados? Incluso sin este reciente retroceso que han sufrido las negociaciones comerciales entre EE.UU. y China, los mercados habían registrado importantes ganancias a pesar del aumento de la incertidumbre política y económica, en un contexto marcado además por el deterioro de los datos y las revisiones a la baja de los beneficios empresariales en todo el mundo. Creo que los mercados ya deberían haber entrado en una fase de consolidación. Si la guerra comercial entre EE.UU. y China sigue acaparando la atención de los inversores, entonces este periodo de incertidumbre y mayor volatilidad podría quedarse con nosotros durante un tiempo.




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