La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Independencia

Santiago Niño Becerra - Jueves, 04 de Octubre (Cerciórense del significado de este concepto).

El BCE fue diseñado independiente y con una misión única: controlar la estabilidad de precios en base a un objetivo prefijado y hacer lo necesario para que los precios se mantengan estables. Punto. Nada más. Ahora algunas/os critican lo que el BCE hace y como lo hace y su presidente recibe todos los dardos que esas/os algunas/os le lanzan por no hacer lo que en opinión de esas personas que lanzan dardos deberíт­a hacer a fin de potenciar el crecimiento económico. Y, ¿por qué hace eso el BCE?, ¿por qué el BCE hace lo que hace?.

El origen remoto de este proceder se encuentra en algo denominado Tratado de Maastricht, ¿se acuerdan de él?, del tratado y de sus consecuencias. Cuando se fijaron las condiciones de convergencia que los paíт­ses deberíт­an cumplir para acceder al euro, nadie, repito, nadie quiso introducir las que en su momento fueron denominadas “condiciones sociales”, ya saben, convergencia en renta, en tasa de crecimiento, en gasto social, !; y nadie quiso introducirlas porque, se pensó que, de incluirlas, eso podíт­a incidir en la competencia, también porque se consideró que, como “todo iba a más”, el más ya haríт­a que esas cosas sociales acabasen por converger, y, si no lo hacíт­an, pues mala suerte.

En consecuencia, cuando, con arreglo a lo acordado en Maastricht, fueron confeccionados los protocolos del BCE, nada en relación al crecimiento económico fue introducido, por lo que ocuparse del crecimiento y de las cosas con el crecimiento relacionadas, no fue, insisto, no-fue, una tarea de la que el BCE tuviera que ocuparse; entonces, ¿por qué critican que el BCE no haga ni se ocupe de algo que no debe hacer y de lo que no debe ocuparse?. Muchos de quienes ahora maldicen contra el BCE porque, en su opinión el BCE deberíт­a reducir los tipos de interés para impulsar el crecimiento, fueron los que influyeron en, o se sumaron a, los cerebros que decidieron que el BCE no debíт­a ocuparse del crecimiento económico, entonces, ¿por qué ahora maldicen porque no se ocupa de eso?.

Ahora, cuando el crecimiento declina, cuando ya está llegando la tormenta perfecta, aquellas y aquellos que vociferaron para que el BCE tan sólo se ocupase de que la inflación fuese lo más reducida posible, se quedan afónicos gritando para que las medidas del BCE favorezcan el crecimiento económico.  Entiendo que, quienes asíт­ se manifiestan son, en el fondo, unos ilusos.

Unos ilusos porque M. Jean-Calude Trichet no puede, aunque quisiera, hacer otras cosas que las que hace, e ilusos porque, aunque los tipos decrezcan, de nada va a servir para relanzar el crecimiento ya que la crisis que viene no será monetaria, sino sistémica.

Y, ¿qué va a suceder?, pues que presionados por quienes creen que decrementando los tipos las nubes van a desaparecer, los que mandan algo harán a fin de que los tipos sean reducidos; pero eso tendrá consecuencias. ¿A qué va a llevar ese proceder sino a pensar lo mal que las cosas deben estar para que el guardián de la estabilidad haya transigido en bajar los tipos?, y, ¿qué consecuencias puede llegar eso a tener?; además, ¿qué hará USA?, ¿reducir los suyos por debajo de lo que pensaba a fin de ganar la carrera de los tipos a la baja?.

Los tipos tienden a cero, aquíт­ y allíт­, como en Japón hace un par de años, y, ¿se acuerdan de qué sirvió?.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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