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La BANCA del futuro ya está aquí

José Luis Martínez Campuzano - Viernes, 15 de Abril

La pandemia nos ha producido mucho dolor y daños que aún tratamos de superar. Pero también ha supuesto una validación del esfuerzo en digitalización que muchos sectores han desarrollado y que ha resultado imprescindible para que todo funcionase en lo peor de la crisis sanitaria. El creciente uso de la comunicación digital  que se percibía antes de la crisis ha pasado a ser algo imprescindible en nuestras vidas, en nuestra forma de comportarnos y hasta de pensar. Para las empresas y bancos se trata de un proceso continuo de innovación para seguir ofreciendo al cliente la mejor experiencia. La transformación digital, como la propia innovación, nunca finaliza.

De acuerdo con una encuesta reciente del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (Ontsi), el porcentaje de viviendas en España con cobertura de internet pasó del 81 % en 2016 al 95 % en 2020, lo que supone un incremento de 14 puntos en el periodo. Desde el inicio de la pandemia, el número de personas que utilizaron internet en los últimos tres meses creció un 3,7 %. El 83 % de la población española accedió todos los días a internet y el 81 % se conectó varias veces al día en el periodo analizado.

Los bancos a nivel mundial gastan todos los años cientos de miles de millones de dólares en un proceso que parece no tener fin para modernizar sus estructuras tecnológicas. El objetivo es siempre responder con los mejores servicios y productos a la demanda de los clientes, de forma que estos obtengan en su relación con los bancos lo mismo que demandan en su actividad diaria: poder comparar, de forma transparente y rápida. Y bajo las estrictas medidas de seguridad que ofrecen los bancos para proteger los datos y el dinero de sus clientes.

La innovación y la capacidad de adaptación son las dos principales características de los bancos. Se puede decir que las entidades han actuado en el pasado con frecuencia como el catalizador de la innovación de la sociedad. Y es la tecnología, el avance científico, el que nos ha permitido las vacunas contra el covid y luchar con eficacia contra el cambio climático mediante nuevas formas de generar energía de forma limpia y sostenible. El progreso técnico, y una adecuada utilización, es la respuesta a los grandes desafíos del mundo. No es casualidad que el plan de recuperación europeo, que sienta los pilares de la economía europea del futuro, se centre en la evolución medioambiental y la transformación digital.

Los bancos dan servicio a todos los clientes, tengan o no experiencia con los canales digitales a diferencia de otras empresas como las grandes tecnológicas que se centran solo en determinados segmentos, los más rentables, de la actividad bancaria. Nadie debe quedarse al margen de la transformación social y económica que supone la digitalización, que el FMI considera clave para la inclusión social y el desarrollo económico futuro. La mejor ayuda a nuestros mayores es atender sus necesidades específicas y trabajar para facilitar su adaptación progresiva, en la medida de lo posible, a las facilidades que ofrece la diversidad de canales bancarios. La Fundación AEB lleva tres años impulsando el programa Expertclick de capacitación digital de nuestros mayores en zonas rurales, para que así puedan acceder a todo tipo de servicios privados y públicos. Es importante que el resto de la sociedad y las administraciones públicas nos ayuden en este empeño.

Las entidades de crédito llevan a cabo programas específicos de accesibilidad física y digital para adaptar la atención a personas mayores y a personas con distintas capacidades; así como programas de formación a los profesionales de atención comercial para facilitar un trato adecuado a personas mayores, y medidas de acompañamiento en su digitalización a clientes mayores, que reciben atención prioritaria tanto por teléfono como en las oficinas.

En un reciente informe Capgemini ha identificado 10 grandes tendencias para los bancos en 2022 y que marcarán futuro: la competencia creciente de las fintechs, el reto de la eficiencia de costes, la ciberseguridad, el desarrollo de aplicaciones e infraestructuras en la nube o la apuesta por el medio ambiente y la responsabilidad social. Los bancos hace tiempo que ya están en ello.  

La banca del futuro es visible en el presente. Pero la garantía de este futuro es la eficiencia, con costes ajustados a los ingresos y con unos precios de los servicios que garanticen las inversiones necesarias para mantenerlos y mejorarlos continuamente para que, de esa forma, los bancos puedan afianzar una nueva economía -más inclusiva, digital y sostenible- que no podemos desaprovechar. Es lo que quiere la sociedad y a lo que todos debemos aspirar, especialmente las empresas, motor económico indiscutible del país. Esto se evidencia en que los consumidores son cada vez más exigentes, y en esta época digital, hasta impacientes.




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