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La banca española tiene un riesgo similar al de Irlanda, Estonia o México (S&P)

Redacción - Jueves, 07 de Febrero

Nuevos mensajes. S&P Global Rating ha mantenido al sistema bancario español dentro de su clasificación grupo '4' en la escala del uno al diez que mide la fortaleza del sector financiero en función del riesgo país, 'Bicra', por sus siglas en inglés (Banking Industry Country Risk Assessment), como resultado de la calificación 'bbb' que aplica para los bancos que operan principalmente en España.

Dentro de este grupo se encuentran también Irlanda, Estonia, Islandia, Israel, México, Nueva Zelanda y Taiwán. Italia se encuentra en el grupo '5' y Portugal en el '6'.

La agencia de calificación crediticia ha destacado que la reducción de los riesgos económicos en España está apoyando la recuperación de los bancos, y que los riesgos potenciales están reduciéndose, por lo que ha evaluado la tendencia del riesgo económico como 'positiva'.

Asimismo, el déficit público se ha reducido, el Gobierno ha fortalecido su capacidad crediticia y flexibilizado las políticas, el sector privado no financiero ha reducido "significativamente" el apalancamiento y el endeudamiento está ahora "a la par con el de otras economías desarrolladas".

Finalmente, los bancos no solo han completado el aprovisionamiento de los activos heredados que quedaron después de la explosión de la burbuja inmobiliaria y la recesión económica, sino que también están acelerando la eliminación de sus activos improductivos, aprovechando la recuperación del mercado inmobiliario.

DEBILIDADES

Sin embargo, S&P ha identificado algunas debilidades que todavía pesan en la calificación, resultantes de un entorno económico con más riesgos que otras economías desarrolladas.

En este sentido, ha apuntado que el desempleo sigue siendo el segundo más alto en la UE, a pesar de haber disminuido desde los niveles máximos, la deuda del sector público es elevada y la confianza de la economía en la deuda externa también es alta, lo que hace que España sea vulnerable a cambios adversos en las condiciones de financiación externa.

Por otro lado, la incertidumbre política respecto a la capacidad del Ejecutivo para llevar a cabo su agenda de política económica y presupuestaria sigue siendo alta y, dado que se trata de un Gobierno minoritario y que existe una fragmentación política significativa, S&P no descarta la posibilidad de que tengan lugar unas elecciones anticipadas. Además, el tema de la independencia de Cataluña seguirá siendo una fuente de confrontación e inestabilidad política.

Respecto al sector, la agencia observa que los riesgos de financiación para los bancos españoles también se han aliviado. Así, sus perfiles crediticios son mucho más equilibrados y las entidades han restablecido el acceso a la financiación del mercado.

Sin embargo, los bancos españoles seguirán dependiendo más que sus pares de la financiación externa, por lo que seguirán siendo vulnerables a los cambios en la confianza de los inversores.

Aunque la fase de desapalancamiento casi ha finalizado, S&P no espera que los volúmenes de negocio de los bancos aumenten lo suficiente en los próximos años para compensar el efecto negativo de los bajos porcentajes de beneficio. Además, ve el riesgo de que la alta competitividad por atraer nuevos negocios suponga una amenaza para la razonabilidad de los precios.




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