La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

La clave para los mercados será el consumidor USA

Carlos Montero - Viernes, 28 de Octubre Los inversores celebraron ayer las medidas adoptadas por los líderes de la eurozona para intentar atajar la crisis de deuda. Es un paso en la dirección correcta, pero es más de lo mismo con más dinero. Los líderes no dieron ningún paso para solucionar los problemas estructurales y la gran baza para contener la crisis, la participación total del Banco Central Europeo, no fue puesta sobre la mesa. Pero el gran motivo del rally desde principios de octubre, y como ya hemos apuntado en esta columna, es la mejora de las perspectivas económicas. Si hace dos meses - en agosto - casi todo el mundo hablaba de una recesión en Estados Unidos, hoy casi nadie contempla esa posibilidad. Sin embargo, hay motivos para seguir preocupados y vienen del lado del consumidor americano. Si los inversores vuelven a descontar la posibilidad de entrada en recesión los mercados volverían a dirigirse hacia la zona de mínimos anuales.

Lance Roberts, de StreetTalk Advisors, señala que los consumidores estadounidenses se encuentran bajo presión por el aumento de la inflación y salarios más bajos, la caída de los precios de la vivienda y el temor por el empleo, la incertidumbre política y los riesgos globales. Y ahora están más preocupados que nunca de que “algo malo va a acontecer”. La encuesta de confianza de los consumidores que conocimos el miércoles, señaló sin duda estas preocupaciones y realidades. El índice bajó a su nivel más bajo desde diciembre de 2010 y alcanzó una de las lecturas más bajas de la historia.

El primer gráfico adjunto muestra los tres índices que componen el índice de confianza: el general, el de condiciones actuales y el de expectativas. Mientras que la confianza del consumidor en lo que respecta a la economía ha descendido drásticamente en los últimos meses bajando 6,6 puntos a 39,8; la actitud de los consumidores acerca de la situación económica actual se ha desplomado a mínimos de 2009 cayendo 7 puntos a 26,3.

Sin embargo, lo que es más preocupante, y una espina que se clava en los analistas que esperan una recuperación económica en los próximos meses, son las expectativas de mejora económica en el futuro. Este índice cayó en picado 6,4 puntos hasta 48,7. Roberts comenta que esto es muy preocupante por una razón principal. El índice de expectativas económicas futuras está estrechamente relacionado con los gastos del consumidor. Puesto que la economía estadounidense depende hasta en un 70% del consumo, las expectativas de los consumidores de una economía más débil no presagia nada bueno para el consumo.

Como se puede ver en el segundo gráfico adjunto, la fuerte caída de los últimos meses indica que probablemente el consumidor será más reacio al gasto en la temporada de compras navideñas. Por supuesto, este pronóstico tan sombrío no es sorprendente teniendo en cuenta que sólo el 11% de los encuestados dijo que las condiciones de negocio eran “buenas” y el 43% dijo que eran “malas”.

Además, y no buena señal para el gasto en el periodo navideño, la encuesta indicó débiles expectativas de ingresos. Solo el 10,3% de los encuestados espera que sus ingresos suban, mientras que el 19,2% creía que descenderían. Esta inversión en las expectativas de renta es muy rara en esta serie estadística.

“La percepción de ingresos también es de crucial importancia”, apunta Lance Roberts. Lo único que separa al consumidor americano de una completa contracción en el gasto ha sido la reducción drástica de los ahorros personales para financiar la brecha abierta entre los ingresos y el nivel de vida personal. La tasa de ahorro se ha reducido del 5,3% en junio al 4,5% en la actualidad.

El tercer gráfico muestra el índice de confianza del consumidor superpuesto con la inversa de la tasa de ahorro personal. Mostramos así la correlación entre la confianza y el ahorro. La caída de la confianza del consumidor está indicando un aumento del ahorro personal. Si esto ocurre, significaría menos “combustible” para alimentar el consumo, que es lo que soporta a la economía estadounidense. Esto no es un buen augurio para las cadenas de ventas a minoristas, así como para el resto de la economía y también incide directamente en la “demanda agregada”, el alimento del empleo futuro. Tal vez es por eso por lo que el componente del índice calificado como “dificultad de conseguir un trabajo” (pregunta a los consumidores sobre si considera difícil conseguir un trabajo) se sitúa cerca de los máximos históricos en el 47,1%.

A medida que nos adentramos en el cuarto trimestre vamos a ver como comienzan a desvanecerse las extensiones de los créditos fiscales y los recortes de impuestos. Para la mayoría, estos incentivos se acabaron hace mucho tiempo. Por lo tanto, mientras que el mercado y los analistas tienen grandes esperanzas sobre el plan europeo para salvaguardar la eurozona y Estados Unidos ya coquetea con la idea de rescates hipotecarios y más estímulos económicos (mayor inflación), los consumidores están atrapados.

Los titulares que impregnan los medios de comunicación afianzan el miedo de los consumidores mientras miran como sus ingresos se estancan, las esperanzas de empleo disminuyen mientras que se incrementan las intenciones de despidos y el alimento y la energía consumen más del 22% de sus sueldos. “¿Realmente, hay alguien sorprendido en que la confianza esté en un pozo?”, dice Roberts.

Así, mientras que los economistas de Wall Street miran el dato de PIB del tercer trimestre (+2,5%) como un claro signo de que la recesión se ha evitado, la realidad es que el consumidor podría estar diciéndonos algo muy distinto.

Fuentes: Lance Roberts (StreetTalk Advisors)




[Volver]