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La creciente desigualdad

Santiago Niño Becerra - Martes, 21 de Enero

Ahora es EL tema: la desigualdad. Ya no lo es los rescates a la banca, o la remuneración de los altos directivos, o, ni siquiera, la deuda y sus intereses que hipotecan países, lo es la desigualdad; y no estoy de acuerdo: en esa línea EL problema es la pobreza que, pienso, no tiene nada que ver con la desigualdad.

A nivel teórico supongamos estas dos situaciones en una zona o país ‘desarrollado’: 1) la renta del más pobre son 5.000 $ / año mientras que la renta del más rico son 500. 000 $ / año. 2) la renta del más pobre son 50.000 $ / año y la renta del más rico 5.000.000 $ / año. En ambos casos el más rico tiene una renta 100 veces superior al más pobre, pero con 5.000 $ /año se vive muy, muy mal y con 50.000 m$ bastante mejor.

Pienso que lo que gane el más rico es indiferente siempre que el más pobre gane lo suficiente para vivir dignamente, el problema es que los más pobres no pueden ganar más porque cada vez son menos necesarios para generar PIB, por lo que ‘su’ desempleo estructural es y será elevadísimo y sus salarios muy bajos, y ello aunque se implante una renta básica. Y eso es y será así independientemente de lo que ganen los más ricos.

Entonces, ¿qué hacer?, pues como vamos, pienso, a crecimientos del 0,poco%, a unas tasas insuficientes para reducir la pobreza, es factible drenar vía fiscal parte de las superrentas de los superricos sabiendo que aunque se les reduzca un X% mañana las habrán incrementado en el 3X%, o más. (Y si se grava a los megarricos …, lo malo es que se vaya contra los cada vez menos que quedan en la clase media tras haberles colgado el cartel de ‘ricos’).

Además, hablar de desigualdad permite personalizar la responsabilidad de la pobreza. No se dice así, pero los razonamientos que se están haciendo llevan a las mentes de los pobres a culpabilizar a los ‘cochinos ricos’ de su suerte. Y eso de poder responsabilizar a alguien siempre da réditos políticos. Además, como los ricos cada vez son más intocables y más inaccesibles, pues ya está.

Siempre se pone el ejemplo de los años 60: la desigualdad era muy reducida, lo que es cierto; lo que no se suele añadir es que las tasas de paro eran prácticamente nulas porque el pleno empleo del factor trabajo era un objetivo de política económica debido a que aunque la productividad fuese elevada, para generar más PIB hacía falta más población activa ocupada, trabajadores que eran remunerados con salarios al alza porque había margen para aumentar precios; y, encima, el modelo de protección social funcionaba a todo trapo. En los 80 eso empezó a cambiar debido a que cada vez más tipos de factor trabajo y más factor trabajo fueron siendo menos necesarios.

Resumen: a medida que se empobrece una población se va adelgazando la clase media y al haber menos personas en ese ‘en medio’ la desigualdad aumenta. Pero si se hubiese estado creciendo a tasas del 5% en los últimos diez años con tasas de desempleo del 3%, independientemente de cuanto tuviesen los superriquísimos, nadie estaría hablando de desigualdad porque, aunque pudiera existir no sería un problema. Cuando ‘el mundo iba bien’ nadie hablaba de desigualdad, aunque la había; los salarios crecían muy poco, pero había crédito a mansalva para todo el mundo, por lo que todo el mundo era rico; ahora no hay ni salarios ni crédito y se habla de desigualdad. ¿Captan la idea?.

Lo vuelvo a decir: pienso que la desigualdad, en todo caso, es un problema de segundo nivel. Estoy de acuerdo en que no es socialmente sano que unos vayan derrochando lo inimaginable y otros vivan mirando el dólar, pero el problema fundamental hoy, pienso, no es ese, sino que hay muchos, muchos que ni siquiera tienen un dólar para mirar, y eso no tiene nada que ver con el derroche de los primeros, sino con que los segundos no son necesarios para generar valor, y eso es un problema que no se arregla con otra política fiscal.

Y lo peor: pienso que la desigualdad no va a menos, sino a más, tanto entre países como dentro de los países. Y no tanto entre personas físicas, que también, claro, como entre personas jurídicas.

Cada vez los recursos y la producción van a estar más concentrados en menos compañías más grandes y potentes. Eso no es que sea bueno ni malo, es consecuencia de la evolución de la dinámica histórica. Son y serán corporaciones que cada vez utilizarán tecnologías más eficientes, por lo que necesitarán, cada vez, a menos personas pero más preparadas que serán remuneradas en función de lo que contribuyan. Teniendo en cuenta que nos hallamos en un mundo postglobal en el que casi cualquiera a esos niveles puede estar en cualquier parte haciendo lo conveniente …, no parece que ese sea el mejor escenario para reducir la desigualdad, ¿no creen?.

Pero enfocar las cosas así es muy feo porque, además, lo que se deduce es que los políticos nada pueden hacer para revertir esa situación: la innecesariedad de una mayor cantidad de población activa, ni, para no dejar el tema, para reducir la desigualdad a través del crecimiento económico.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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