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La España posible

Santiago Niño Becerra - Jueves, 07 de Noviembre

No nos estamos dando cuenta -o sí- pero lenta, aunque imparablemente se está dibujando la España de mañana (‘de mañana’: de dentro de diez años). No será, pienso, la que nos gustaría, al menos la que le gustaría a la mayoría, ni la que se hubiese querido que fuese, pero será la que será posible en base una evolución, en base a unas circunstancias, en base a unas posibilidades, en base a los recursos y fortalezas con las que España cuenta, en base al papel que España podrá desempeñar en ese mañana. Empecemos por el final: pienso que esa España posible será bastante limitada, bastante triste, en comparación con aquellos años del ‘España va bien’.

En su Pág. 24 El País de ayer publicó un texto que invita a la reflexión, a mucha reflexión. Partiendo de los números que muestra pude construirse el siguiente cuadro y, a partir de ahí, un escenario de esa España posible:

 

 

De entrada sorprende las diferencias existentes entre las cifras teniendo en cuanta las fechas de su publicación: 8 de Octubre las del FMI, 17 del mismo mes las del Gobierno de España, y 5 de Noviembre las de la Comisión Europea. Diferencias enormes en algunos casos; diferencias entre cifras publicadas con una semana de decalage entre las dos primeras y con dos entre la segunda y la tercera.

Veamos. En el 2014 parece que no hay demasiada discrepancia en el déficit que va a alcanzar España, es decir, independientemente de cómo cierre España su 2013, ya hará lo que tenga que hacer para llegar a esos números en el 2014, claro que ese ‘lo que tenga que hacer’ va ser muy distinto según las tasas de crecimiento mostradas: entre el 0,2% del FMI y el 0,7% del Gobierno hay una diferencia de 7 mM, millones que si no salen del PIB tendrán que salir de la aplicación de las tijeras al gasto público.

Existe consenso sobre el déficit que España alcanzará en el 2014, pero hay discrepancias sobre cómo va a financiar ese déficit. La deuda pública va a crecer en el 2014 respecto al 2013, mucho: cinco puntos para el FMI según su última previsión y 7,5 para el Gobierno según lo que este manifestó el pasado Abril. Pero sorprende que la Comisión, pensando que España crezca el 0,5% el próximo año, y casi cumpla el compromiso de déficit, estime que España alcance prácticamente un nivel de deuda equivalente al 100% de su PIB. O bien la CE se quiere cubrirse las espaldas porque dude del crecimiento español, o lo haga previendo problemas en el déficit, o … porque crea que a España le van a surgir nuevas necesidades de gasto.

En relación al desempleo, pues ya ven: ligeras variaciones entre unos y otros, prácticamente ningún avance respecto al 2013, y cotas horribles pero lógicas: con el modelo productivo que España tiene y con el crecimiento que la economía española va a tener, las mínimas variaciones que en el desempleo pueden esperarse tendrán que ser debidas a la disminución de la población activa, por lo que la creación neta de empleo pude estimarse como inexistente (independientemente, pienso, de las manifestaciones de algunos políticos de aquí).

En el 2015 las cosas aún pintan peor. El compromiso del Gobierno con Bruselas marcaba que en dicho año España alcanzaría un déficit del 4,2%, el FMI dice que no, pero es que la CE dice que si en España no se llevan a cabo una serie de acciones, el déficit puede superar 2,4 puntos las previsiones. Estamos hablando de 24 mM€. Y lo peor, la CE se desmiente a sí misma al cargarse el placet que le dio a España cuando aceptó los argumentos que esta le dio para convencerle de que alcanzaría el compromiso. Y lo más peor: ni siquiera el supercrecimiento estimado para España por la CE va a ser suficiente para contener el déficit, por lo que harán falta ‘más reformas’.  

La deuda: evidentemente al alza: mucho para la Comisión, menos para el FMI y para el Gobierno. El crecimiento nofuncionará, la recaudación fiscal, obviamente, tampoco. Se echará mano a las tijeras, pero será insuficiente: habrá que emitir deuda que se venderá porque España será buena y pagará muy religiosamente sus intereses. (¿Comprará Mr. Gates, deuda española). Y con ese panorama -¿para matar?: “A view to Kill” (John Glen, 1985)- el desempleo, obviamente, inamovible de hecho: a la espera de la evolución de la población activa.

Vale, y con esto, ¿qué?.

Lo que muestra el resumen del resumen es una economía, la española, estancada en fondo. España tiene unos compromisos de déficit que tiene que cumplir sí o sí y que a lo máximo que puede aspirar es que se le conceda uno o dos años de gracia (adicionales), pero pagando un precio, evidentemente. España tiene unos compromisos de déficit pero no va a crecer lo suficiente para cumplirlos, mejoren lo que mejoren las exportaciones, sí, mejoren lo que mejoren, porque el consumo va a variar nada: el público en el sótano y el privado atenazado por un desempleo que no se va a reducir.

Lo único que va a aumentar es la deuda pública porque habrá que ir financiando y refinanciando, por eso es tan necesario que España sea buena chica y pague los intereses de esa deuda a fin de que el precio no suba y pueda seguir emitiendo: 45 mM estima el Gobierno que sumarán los intereses a pagar por la deuda en el 2016. Es decir, España ni siquiera va a crecer lo suficiente para pagar los intereses de su deuda. Y ahí es donde aparecen las reformas de las que todo el mundo habla.

Si España fuese una empresa podría decirse que el problema reside en que no genera suficiente cashflow para atender sus necesidades y para desapalancarse, por lo que la única vía que tiene para pagar lo que debe es reducir gastos y continuar endeudándose a fin de poder financiarse; hay otra opción: ampliar capital. Referido a una empresa está diáfano cuál sería su evolución porque está claro que esa empresa es insostenible. Pero eso no se dice de un país y menos de un país miembro de una moneda común a una serie de países. Y no se dice porque para eso están las reformas.

España no crece lo suficiente para atender sus necesidades corrientes, ¿si?, pues teniendo en cuenta que los intereses de la deuda son sagrados, la única vía que queda son los recortes de gasto. Recortes de gasto para liberar ingresos públicos a fin de atender los intereses de la deuda, y recortes de ciertos gastos empresariales: impuestos, cotizaciones sociales, indemnizaciones por despido, salarios …, a fin que las empresas mejoren su competitividad ya que no puede mejorar por otros cauces: aumentos de productividad buena; claro que ello supondrá menos ingresos públicos lo que llevará indefectiblemente a más recortes, y a menos consumo lo que supondrá más subempleo y más ocupación a tiempo parcial, lo que también llevará a un menor consumo privado. (¡Vaya salida de túnel!)

Esa España posible de mañana que se está dibujando es de un color terroso, de un aspecto reseco en su mayor parte, con islas de un verdor relativo. La economía española es capaz de lo que es capaz y puede llegar adonde puede llegar. Y los números arriba mostrados definen una tendencia plana, estancada, insuficiente; y una sociedad fraccionada: aquellos que sí con más o menos limitaciones, y los que no con muchas más limitaciones. Durante años, un estancamiento en el fondo y durante adivinen-cuantos una evolución sesgada.

Ahora los políticos -todos- dirán lo que consideren oportuno, pero lo cierto es que hay lo que hay, y lo más cierto aún es que, en conjunto, hay bastante poco.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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