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La recuperación mundial continúa, pero ha perdido ímpetu. Aprovechemos la recuperación

José Luis Martínez Campuzano - Sabado, 16 de Octubre

“La recuperación mundial continúa, pero ha perdido ímpetu, obstaculizada por la pandemia. Impulsado por la variante delta, sumamente contagiosa, el número de muertes por COVID-19 documentadas a escala mundial roza ya los 5 millones y abundan los riesgos para la salud, lo cual impide volver a la plena normalidad. Los brotes pandémicos en vínculos esenciales de las cadenas mundiales de suministro han provocado demoras imprevistas en el abastecimiento, estimulando la inflación en muchos países. En general, los riesgos para las perspectivas económicas han aumentado y las disyuntivas en materia de políticas son ahora más complejas”. FMI

https://blogs.imf.org/2021/10/12/a-hobbled-recovery-along-entrenched-fault-lines/

La Institución Supranacional alerta sobre el elevado porcentaje de población en los países en desarrollo que aún no está vacunada, sobre los cuellos de botella en suministros y la escalada en los precios de algunas materias primas y también sobre los riesgos para la estabilidad financiera que conllevan muchas medidas extremas en política monetaria desarrolladas durante la pandemia en un entorno de aumento de la inflación.

En los países desarrollados el debate entre los  economistas ahora ya no se centra en cuando será el inicio de la recuperación, sino en su solidez. El Banco de España prevé por ejemplo que hasta 2023 no se recupere el nivel de PIB existente previo a la crisis sanitaria, demasiado tiempo considerando el daño de la pandemia en la economía y la sociedad. Los fondos europeos pueden añadir un impulso final en la demanda, aunque sería más adecuado verlos como un revulsivo de las reformas estructurales y medidas de oferta que lleven a un aumento de la productividad y, por tanto, del crecimiento potencial.

 

El esperado fin de la crisis sanitaria nos dejará una situación económica donde la prioridad será recuperar lo perdido, aunque no podamos volver atrás y nada volverá a ser igual. La información y experiencia de la que disponemos nos permite plantear una estrategia a seguir ahora que ya tenemos un diagnóstico cada vez más claro de la situación y que sabemos lo que queremos. Y esta estrategia pasa por trabajar todos juntos.

 

Como sociedad tenemos que tomar las medidas necesarias para mejorar la normalidad anterior a la crisis sanitaria: el sector privado a través de los ajustes necesarios que le lleve a ser más eficiente y competitivo; y las autoridades con reformas estructurales necesarias para que la recuperación que ya observamos sea más sólida y sostenible.

 

En estos momentos es vital que las autoridades y el resto de los agentes económicos tomen las medidas necesarias para apuntalar la recuperación y hacerla sostenible en el tiempo. La política fiscal y las reformas estructurales serán claves para la reactivación económica tomando el testigo que dejará el BCE al normalizar su política monetaria.

 

El compromiso de los bancos es impulsar el crecimiento todo lo posible gracias a su fortaleza y capacidad de financiación. Se ponen a disposición de las autoridades con todos sus recursos para lograr el objetivo final de un crecimiento mejor, más digital y sostenible.




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