La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

La tecnología que viene pero que ya está aquí

Santiago Niño Becerra - Martes, 10 de Enero

Muy útil para reflexionar:  A mi modo de ver lo que ahora está –nos está– sucediendo es que el concepto de productividad ha cambiado. Empezó a cambiar a finales de los 70 y hoy es otro. Hasta los 70 ‘aumentar la productividad’ equivalía a fabricar más en menos tiempo pero hoy significa fabricar la cantidad de haga falta –más, igual o menos– que un segundo antes, con menos, muchos menos o muchísimos menos recursos.

Es decir, y por ejemplo, antes si una planta fabricaba 1.000 unidades en una hora con 100 unidades de trabajo y al año siguiente elaboraba 2.000 unidades con esas 100 unidades de trabajo, su productividad había aumentado. Pero hoy si de esas 1.000 unidades se pasa a fabricar 500 pero con tan sólo una unidad de trabajo, la productividad se dispara; y si el día siguiente tiene que fabricar 3.000 el objetivo será que continúe manteniendo esa única unidad de factor trabajo. En vez de trabajo puede pensarse en litros de lubricante, kilovatios de energía, metros cúbicos de agua u horas de mantenimiento.

En un escenario como ese el aumento de productividad supone la reducción de costes, pero no aumenta la demanda de elementos productivos, al revés. El PIB crecerá muy poco y ese crecimiento será monopolizado por los poseedores del capital que son los que posibilitan que la productividad aumente gracias a la tecnología. La desigualdad crece porque la rentas del 90% no crecen o crecen muy poco –y en concreto las del 50% más bajo– en comparación con lo que lo hacen las del 10% –y   en concreto las del 1% superior–.

La recaudación fiscal y los ingresos por cotizaciones sociales se resienten, lo que hace imposible mantener un modelo de protección social por parte de unos Estados en retroceso ante el imparable poder de las grandes corporaciones potenciadas a partir de la concentración que trajo la globalización desde los 80.

En un entorno como ese la implantación de una renta básica que posibilite un mínimo vital a la mayoría de una población que no va a ser económicamente necesaria en un mundo con recursos limitados, se hará ineludible; un entorno supervisado y vigilado por una tecnología de prevención de la seguridad que hará de la hiperconectividad  una norma ineludible.

(En mi libro ‘La Economía. Una Historia muy personal’, de Los Libros del Lince, desarrollo todo esto muy pormenorizadamente).

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




[Volver]