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La zona euro es una familia disfuncional

Carlos Montero - Jueves, 11 de Junio

Hablemos otra vez de Grecia, pero esta vez desde un punto de vista internacional.

¿Cómo ven la situación desde EE.UU.? ¿Perdería credibilidad el proyecto europeo si finalmente Grecia sale de la zona euro? ¿Habría retirada de capital de los grandes fondos americanos en ese escenario?

Para contestar a estas preguntas y otras vamos a utilizar la opinión de uno de mis analistas estadounidenses de referencia: Matthew Lynn de MarketWatch.

Lynn asemeja la situación de Grecia y sus socios de la eurozona a una familia de seres humanos, pero a diferencia de esta última, por muchos problemas que tuvieran sus miembros, “ni el psicoterapeuta más indulgente les recomendaría que hicieran las maletas y dejaran de vivir bajo el mismo techo”.

Lynn cree que Grecia nunca será expulsada de la zona euro, no importe lo mal que esté la relación, siempre se alcanzará algún tipo de compromiso. Y esto a pesar que no ha conseguido adaptarse a los requisitos de compartir una moneda con el ciudadano alemán y el francés, ni que el resto del continente haya podido mantener a su vecino del sur a flote.

El resultado es que Grecia sufre la peor depresión económica en el mundo desarrollado desde la década de los 30, con una carga de deuda fuera de control que alcanza el 180% del PIB.

Pero como decía anteriormente, Lynn no cree que a pesar de esta situación Grecia salga de la zona euro. ¿Por qué? Dos son los motivos principales:

- El primero es que, como observó el antiguo Secretario del Tesoro de EE.UU. Summers, este no es sólo un acuerdo económico, también es una familia. Si se le permite ir a Grecia, cambiaría la naturaleza de la moneda única para siempre. A la zona euro se la dejará de ver como una comunidad de naciones que ha puesto sus activos financieros en común, y se convertiría en un régimen de tipo de cambio de la naturaleza que ha fracasado innumerables ocasiones en el pasado.

Nadie duda de que Nueva York o California pudieran rescatar a Texas en una crisis a pesar del gran número de quejas que generaría. Tampoco de que Londres y Manchester rescatarían a Gales si fuera necesario. Si los estados de la zona euro no están dispuestos a ayudarse unos a otros entonces se convierten en una unión monetaria menos formal, mucho más flexible y mucho menos probable de que tenga éxito en el largo plazo.

El segundo motivo es el posible contagio. A pesar de todos los cortafuegos establecidos, nadie sabe realmente cuáles podrían ser las consecuencias de que Grecia saliera del euro. “Una suspensión de pagos de Grecia sería un fracaso financiero de la clase de Lehman. Nadie puede estar seguro de las consecuencias que podría acarrear”, afirmó esta semana High Frequency Economics en una nota a clientes.

Es cierto que la economía griega es relativamente pequeña respecto al PIB total de la zona euro. Supone un 3% del conjunto. Sin embargo, nadie sabe con precisión dónde está situada toda su deuda, o el impacto que tendría el perder ese dinero.

Aunque cada vez hay más enfado entre los dos lados de la negociación, ambas partes tienen demasiado en juego como para alejarse definitivamente.

La zona euro es una familia disfuncional, concluye Lynn, cuyos miembros tienen muy poco en común con los otros. Pero como la mayoría de nosotros sabemos por experiencia personal, incluso la más disfuncional de las familias puede permanecer junta durante un largo periodo de tiempo.

Mattew Lynn es un analista muy respetado en EE.UU. y es generador de opinión. Su negativa a creer en la posibilidad de un Grexit está muy extendida entre los gestores de ese país. Es por esto por lo que a pesar de que la falta de acuerdo pudiera hacernos pensar en que la salida de Grecia del euro es una posibilidad real, los inversores siguen manteniendo en gran parte los activos europeos, y fijando como su primer escenario el acuerdo. Veremos.




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