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“Agencias de Calificación se anticipan a una masiva degradación de bonos, pagarés, basura..privados”

Moisés Romero - Lunes, 16 de Enero "Las Agencias de Calificación de Riesgo polarizan la atención de los políticos y de los mercados. El gentío no entiende de esto, pero sí ha aprendido a defenderse, a denunciar timos y estafas. Esta es una de las grandes razones que explican la celeridad con la que actúan las Agencias de Calificación: temen el estallido del mercado de bonos, pagarés, cédulas y demás abalorios financieros con que las entidades financieras tratan de captar el dinero de los ahorradores a nivel global. Sí, las Agencias de Calificación de Riesgo se curan en salud advirtiendo que este o aquél instrumento financiero no es tan saludable como parece o dice ser en los trípticos publicitarios. Hay mucha basura, demasiada inmundicia en productos financieros comprados en los últimos años.."

“En el mundo anglosajón, la cultura de la denuncia es mayor que en Occidente, aunque aquí vamos acelerando el paso desde hace unos años. El mundo financiero está lleno de escándalos financieros y contables (¿Ya nadie se acuerda de Enron y otros más?). En el mundo anglosajón todo se salda a golpe de talón, como ya hemos visto en fiascos anteriores. Fiascos, por cierto, patrocinados, por no advertidos, por las Agencias de Calificación de Riesgos…”


“Patinazos sonoros en el pasado y celo en la actual coyuntura. No es un exceso de celo como dicen algunos políticos. Las Agencias actúan ahora como deberían haber actuado en el pasado. Claro, que los Gobiernos que antes gozaban de sus buenas prebendas y recomendaciones, hasta exhibirlas en público, ahora lanzan su artillería contra estas organizaciones, hasta ningunearlas y, lo que es peor, formando lobby para terminar con su reinado…”


“Lo que están haciendo las Agencias de Calificación quitando galones de las pecheras de otros tantos Estados es el preludio de lo que vendrá en el sector privado. Es difícil asumir que en tiempos de Cuaresma económica, en tiempos de ayuno, porque la economía sigue deslizándose a la baja, los beneficios empresariales vayan a crecer y al mismo tiempo servir de soporte para pagar los intereses contraídos con emisiones de bonos, pagarés, cédulas y demás pedrería fina…”


“Ya lo estamos viendo en los dividendos de empresas importantes de la Bolsa española (A Telefónica se han unido, con mayores recortes que los de la multinacional de telecomunicaciones, empresas como Endesa, Acciona, FCC, Banesto y las que vendrán). Recordemos que las cinco entidades sistémicas (Santander, BBVA, Popular, Bankia y CaixaBank) necesitan 26.171 millones de euros para alcanzar el 9% de core Tier 1 que se les exigirá a mediados de 2012 la Autoridad Bancaria Europea. Estas entidades como otras empresas idean desde hace meses diferentes operativas que les permitirán reforzarse de cara a las nuevas exigencias…”


“Serán muchos los ahorradores los que caigan en la trampa, porque el precio de la reconversión lo pagarán los accionistas en el caso de los bancos, porque sufrirán una dilución, que incidirá en el beneficio por acción si las entidades no aumentan el capital destinado a dividendos…”


“Nadie regala euros a céntimo como antes nadie regalaba duros a peseta. Y los que creyeron que esto era así compraron pagarés de Nueva Rumasa, por citar un ejemplo aún fresco, vivo y reciente. Por cierto, hay que estar esta semana muy atentos a los sucesos de Grecia, al default, al impago. Los mercados parecen haberse olvidado, lo que constituye un grave error…”


(Extracto de la conversación mantenida con uno de los grandes gurús de la Bolsa española)


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Respecto a las Agencias de Calificación, magnífico reportaje escrito ayer por Miguel Ángel Noceda en El País sobre las Agencias de Calificación…“Aplicamos una metodología escrita, no actuamos por capricho”, añade Heredia. Y dispara: “Nosotros procuramos asignar ratings estables. El mercado, por el contrario, es más volátil. Hasta hace muy poco apenas diferenciaba los bonos alemanes de los griegos, mientras nosotros calificábamos de forma diferente la deuda de ambos países. De eso no se dice nada. Y eso nos obliga a explicarlo muy bien para que se comprenda cómo actuamos”. Heredia y el directivo de la otra agencia recuerdan que, cuando las calificaciones eran más elevadas, muchos Gobiernos las utilizaban como propaganda de su salud financiera. Los mismos que ahora tratan de minusvalorar su papel. “El gran error se cometió en 1970 cuando se incluyeron las calificaciones en los modelos de regulación, lo que hizo que se convirtieran más en una opinión sobre el crédito de un país que un termómetro para decidir la inversión”, asegura el analista consultado. “Las calificaciones deben utilizarse por los inversores como un instrumento más para su toma de decisiones”, remacha Heredia.

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Moisés Romero




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