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Las mentiras de Trump son fáciles de desvelar si se está dispuesto a ello

Carlos Montero - Martes, 19 de Junio

La idea fuerza del presidente de los EE.UU. Donald Trump para vender a sus conciudadanos las bondades de iniciar una guerra comercial con el mundo es sencilla y la vez atrayente: El resto del mundo se está aprovechando de los EE.UU. y esto debe finalizar.

Es fácil de entender como muchos estadounidenses han creído esta afirmación y respaldan a su presidente para que tome las medidas necesarias para que finalice este “abuso”. Pero claro, ni el abuso es tal, ni Trump podrá acabar con este “desajuste” comercial vía imposición de medidas proteccionistas. Eso es cada vez más evidente para casi todo el mundo.

Ahora bien. Es necesario establecer algunos puntos clave de las operaciones comerciales internacionales, pues sin ellos es fácil caer en el error, en la demagogia y en el populismo. Para ello utilizaremos las palabras del distinguido profesor de economía y director del Centro de Negocios e investigación Económica de la Ball State University de Indiana, Michael J. Hicks. Pocos como él para aclarar algunas dudas. Veamos:

En primer lugar, todos los acuerdos comerciales existen para reducir las barreras al comercio entre personas y empresas. Los países no comercian. Cuando escuchas que alguien dice que estamos comerciando con China, esa es simplemente una expresión abreviada para definir a los hogares que se compran y venden el uno al otro. Los estadounidenses compramos y vendemos cosas a los chinos con una mínima participación del gobierno. Como consumidores, compramos en base al valor y, como productores, vendemos en función del valor. El costo es solo una parte de esa propuesta de valor. Es así de simple.

En segundo lugar, ningún hogar, ciudad, región o nación tiene un comercio equilibrado con otros lugares. Las razones para esto son simples. Cada uno de nosotros se especializa en algún tipo de producción (p. Ej., Barbería, enseñanza, medicina) pero no se especializa en el consumo de un solo bien. Compramos diferentes artículos de diferentes personas que hacen estos artículos en diferentes regiones. Es así de simple.

En tercer lugar, la balanza comercial no afecta el nivel de empleo o producción en los Estados Unidos. La razón de esto es que cada dólar gastado en un bien importado debe ser compensado por un bien exportado o una inversión extranjera en los Estados Unidos. Entonces, si importamos un billón de dólares de bienes cada año, la suma de nuestras exportaciones y la inversión extranjera en los Estados Unidos debe ser igual a un billón de dólares. Es así de simple.

Michael J. Hicks afirma en MW: “Obviamente, estos tres hechos son fáciles de retorcer y crear confusión en un público que no piensa profundamente sobre el tema. Es fácil hablar de ‘malos tratos comerciales’ como si fuera similar a comprar un automóvil usado. Es fácil sonar profundamente sofisticado hablando de un comercio "equilibrado", cuando tal cosa no existe en ninguna parte.”

Resumiendo, Donald Trump está engañando a sus conciudadanos con expresiones en el lado comercial, e intenta aplicar unas medidas ventajistas que el resto de economías no están dispuestas a aceptar. Trump no va a cambiar de opinión porque su mensaje populista ya ha sido comprado. El resto de países tampoco porque para su opinión pública sí es evidente los argumentos engañosos de Trump. Conclusión: La guerra comercial global está servida.




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