Lectura
Santiago Niño Becerra - Jueves, 19 de NoviembreHace unos días un lector me remitió un link:
Lo que, pienso, indican las reivindicaciones por el posible cierre de esta empresa es que no hay alternativas. Y es que ese es el auténtico tema: no-hay-alternativas.
El problema del planeta hoy es el de que no hay alternativas para la población activa que no es necesaria. La Revolución Industrial consiguió que para obtener una unidad de PIB hiciese falta menos de una unidad de trabajo, o que la suma de los trocitos de trabajo que fuesen necesarios fuera menor de una unidad. Todo fue bien hasta 1923: allí empezaron serios problemas porque para generar una unidad de PIB hacía falta cada vez menos trabajo y a la vez era posible generar muchas unidades de PIB y la capacidad de consumo llegaba hasta donde llegaba. Tras la II GM los Estados se pusieron a consumir y se ocupó a toda la población activa, por lo que el problema desapareció. Pero a partir del 2002 el consumo empezó a flaquear y se elevó a las alturas la capacidad de endeudamiento de quienes consumían, hasta que en el 2007 esta se agotó, y adiós.
Desde principios del siglo XIX siempre han habido alternativas aunque fuesen sangrientas, explotadoras, inhumanas o dictatoriales, pero ya no las hay porque hoy puede generarse una unidad de PIB o media o ninguna durante X tiempo, utilizando una fracción de unidad de trabajo o nada, y con el añadido de que la tendencia es que cada vez haga falta menos. Se vende la idea de que la tecnología crea empleo, y es cierto: aquel que, de momento, no pueda ser automatizado, es decir, el ultracualificado y el ultraespecializado, en ningún caso alternativa para la población activa que ya no es necesaria.
La desazón de la crisis la crea esa falta de alternativas ya que hoy, a diferencia del pasado, ni siquiera la guerra lo es. Como ahora se quiere soñar se quiere creer que ya se ha salido de esta crisis, pero cuando se apagan las luces casi todos cuentan una historia y esa historia no habla de abundancia, optimismo y recuperación. Y antes eso la lectura que me remite mi lector cobra todo su sentido.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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