La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Lo que queda del díт­a

Santiago Niño Becerra - Martes, 01 de Abril Es un film, síт­: James Ivory, 1993.

Pero también, jugando con el tíт­tulo, es lo que nos queda de esta situación en la que estábamos y en la que ya no estamos, lo que queda hasta llegar al derrumbe: “aterrizaje suave !”, “enfriamiento !”, desaceleración !”, “recesión !”; es la última fase antes de la crisis: 2009.

El Paíт­s del díт­a 30, en su Pág. 43, publica un artíт­culo francamente bueno, de hecho es de lo mejor que llevo leíт­do -y es mucho- en relación a la situación que se está gestando, mucho mejor que otras cosas que rimbombantes medios especializados están publicando. Su autor es conocido: Jeffrey Sachs, y en él realiza una especie de resumen de lo que hasta ahora ha sucedido en el tinglado hipotecario USA y de lo que puede suceder. Léanlo, de verdad vale la pena.

La idea central del texto, y es de los pocos autores que lo han dicho tan claro, es que todo el montaje que ha desencadenado el follón actual ha sido exclusivamente financiero; el autor data el origen del problema actual en la bajada a muerte de los tipos en el 2001 a fin de forzar la recuperación tras la explosión de las puntocom, lo que es ciertíт­simo, pero eso no hubiera sido efectivo si no se hubiera conocido, desde 1991, que la concesión de créditos de forma masiva es una manera ultrasencilla y superefectiva de acabar con una recesión. A la vez, desde mediados de los 80 se sabíт­a que la desregulación afectaba positivamente (a corto plazo, claro, ¿habíт­a otro?) a las cuentas de explotación de las entidades financieras. Juntando las tres cosas ! llegamos a hoy. Pero, ¿qué hay detrás de todo esto?.

El objetivo de toda actividad, en todo sistema, siempre, ha sido ganar más, obtener más, ir a más. Hasta que la productividad comenzó a crecer con la Revolución Industrial, eso fue difíт­cil, el Capitalismo lo fue consiguiendo año tras año sin despeinarse. El problema radicaba en que cada vez era más complicado obtener rentabilidades netas míт­nimas del 15%, ese fue el motivo por el que se fueron sofisticando los instrumentos y los procesos financieros: agotada la capacidad de la industria y la de los servicios para generar altas rentabilidades, se empezó a manejar lo que habíт­a sido el vehíт­culo de la economíт­a y lo que habíт­a posibilitado su desarrollo: lo financiero, de tal modo que el vehíт­culo se convirtió en protagonista y comenzó a tener vida propia.

El inicio de este proceso se sitúa en los años 80, con el espectacular y continuado desarrollo de los derivados y sus primos cercanos: los “bonos basura”: ¿se acuerdan de ellos?. Y el tinglado funciona porque algunas figuras y algunas entidades se forran, ¿el conjunto?, ¿a quién cojones le importa el conjunto?. A partir de aquíт­, y de forma imparable se van poniendo en marcha una galaxia de iniciativas financieras en el mundo financiero a fin de obtener ese 15%, pero para ello era preciso recurrir al mundo real de la economíт­a -el mundo se puso del revés- y las puntocom fueron inventadas, y el invento volvió a funcionar. El último acto han sido las subprime.

Las subprime conectan con el mundo real a través de las hipotecas que se les han concedido a quienes ni su madre les concedíт­a una hipoteca, pero eso, las hipotecas, no fue más que el modo de poner en marcha el auténtico negocio: los bonos asociados a esas hipotecas y los seguros de impago de esos bonos, algo de lo que, prácticamente, no se dice ni píт­o, pero una auténtica bomba que está esperando para explotar a que el primero de esos seguros sea impagado; una bomba cuyo monto asciende a 45,5 billones (europeos) de dólares: el 63% del PIB del planeta; es decir, 3,37 veces el PIB de USA y 34,7 veces el de España. A partir de aquíт­ cualquier cosa que puedan imaginar es posible.

En el planeta sobra pasta, pero nadie se mueve por menos de una rentabilidad del 15%, y nadie, hoy, se fíт­a de nadie porque todo el mundo sabe que todo el mundo se ha ido metiendo en la mierda hasta las cejas a fin de obtener ese 15% míт­nimo; el problema radicaba en que al ir agotándose las oportunidades de negocio, cada vez era necesario meterse más en la mierda y durante más tiempo, hasta que la mierda ha acabado imbricándose con las pastes sanas de modo que ni era posible separar una de las otras, ni era ya factible salir de aquella.

¿Dónde estamos?. Pues nos encontramos en un no-lugar, en una especie de limbo, esperando la primera fisura, el primer roto en la estructura que provoque el estallido, la crisis. Aún no se está diciendo, ni esto, ni asíт­; quienes deciden estas cosas habrán llegado a la conclusión de que aún no ha llegado el momento, aunque yo pienso que ya deberíт­a empezar a prepararse a la población, pero de verdad, para lo que estallará en el 2010. Cierto es que cada vez se está diciendo más, pero la gente, como ya hemos dicho, desea creer que alguien, de alguna manera, arreglará las cosas para que todo continúe siendo como hasta ahora; en gran medida desea creerlo porque necesita creerlo. Y lo malo del caso es que se están dando algunos argumentos a la gente para que piense asíт­, por ejemplo cuando se dice que una bajada de tipos ayudaríт­a a salir del bache.

¿Bajadas de tipos?. Pólvora del rey para negocios particulares -más especulación: Jeffery Sachs lo explica muy bien- y un tapar agujeros hasta el Otoño, hasta el 3N; después !

(Está en catalán (aunque se entiende todo); les recomiendo un artíт­culo que, en colaboración con una muy buena alumna de este curso, la Srta. Michelle Mizes, publiqué en Dossier Econíт²mic el Sábado 29 de Marzo en su Pág. 18, es sobre esa bomba de la que les hablaba: los seguros contra impagos de créditos).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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