Luz
Santiago Niño Becerra - Miercoles, 25 de Julio La que nos alumbra, síÑ‚Â, pero no sólo esa.Anteayer hubo un apagón en Barcelona, Uds. habrán leíÑ‚Âdo sobre ello, pero, a no ser que lo vivieran, es imposible que puedan hacerse una idea aproximada de lo que aquello fue: pura y simplemente horroroso. (Por cierto, lo de los grupos electrógenos de emergencia alguien deberíÑ‚Âa investigarlo: me han contado algunas historias sucedidas ese Lunes negro que ponen los pelos de punta).
Sin embargo, con ser tremebundo lo que sucedió, la pregunta es, ¿por qué sucedió?. A través de Red Eléctrica nos hemos enterado de que este no ha sido el primer problema habido en Barcelona, ¡que va!, en meses pasados han sucedido otros que pudieron ser ¿camuflados?, ¿minimizados?, ¿evitados?. Evidentemente, las problemáticas son muy diferentes, pero el Lunes oíÑ‚Â a varias personas hacer mención a los problemas eléctricos de California de hace unos años. Vuelvo a mi pregunta de antes, ¿por qué se ese apagón?. Yo tengo una teoríÑ‚Âa. Se la cuento.
En los paíÑ‚Âses desarrollados o en aquellos que han adoptado usos y costumbre de estos -caso del reino- el consumo de energíÑ‚Âa se ha disparado en la última década, tanto la de uso productivo como la de uso consuntivo. Paralelamente, y el Lunes quedó diáfanamente claro en Barcelona, la dependencia de nuestra sociedad respecto a la energíÑ‚Âa eléctrica es absoluta y total; se dice que dependemos de la informática, lo que cierto, pero esta sin aquella, simplemente no existe.
Por ello, la energíÑ‚Âa eléctrica es una fuente inmejorable, posiblemente la mejor para generar pasta, es decir, beneficios; es decir, para producir ganancias contantes, sonantes y, lo más importante, seguras; por eso se han producido ya -y más van a producirse- compras y absorciones de compañíÑ‚Âas eléctricas: porque una compañíÑ‚Âa eléctrica es una máquina de producir dinero.
Las actuales compañíÑ‚Âas eléctricas, las que hoy nos alumbran, saben que tienen garantizados los beneficios y, sus gestores, saben que todas están, tanto en el punto de mira de inversores varios, como el de otras compañíÑ‚Âas eléctricas, por lo que el objetivo de estos gestores es, y será, el mejorar de forma continuada la tendencia de los beneficios de las compañíÑ‚Âas que gestionan. Haciéndolo, piensan en sus accionistas (y en ellos, claro: la Tecnoestructura de Galbraith), y en que esas compañíÑ‚Âas sean más apetecibles para quienes piensen en absorberlas a fin de que tengan que pagar un precio superior.
Hasta aquíÑ‚Â todo muy claro, pero, ¿cuál es una forma de mejorar la tendencia al alza de los beneficios?, pues que salga menos pasta de caja, y una forma de lograrlo es reducir las inversiones y los mantenimientos ! mientras el cuerpo aguante. Pero el cuerpo -no Rachel Welch, ese es otro- que ha de aguantar es el de los usuarios, el de los consumidores, y esos (nosotros, todos) no tienen más remedio que aguantar porque, si todas las compañíÑ‚Âas hacen lo mismo, ¿qué alternativa hay?.
Al poco de que en Inglaterra comenzasen a distribuirse servicios públicos privatizados en la época de la Sra. Thatcher, amigas y amigos ingleses me comentaron la degradación tan espectacular que su calidad experimentó. AquíÑ‚Â, aunque las cosas no estén sucediendo igual, ¿habremos comenzado una época de degradación de algo que nunca ha sido bueno de verdad?. (No es igual, pero, ¿qué está sucediendo con el servicio que presta RENFE y sus variantes?; y nuevamente aparece Barcelona como punto problemático).
(Cuando vi lo que estaba sucediendo en Barcelona de resultas del apagón, enseguida vino a mi mente el acto terrorista perfecto. Este, el padre de todos los actos terroristas, no seríÑ‚Âa poner una bomba, o varias en el metro; eso seríÑ‚Âa una masacre horrible, pero a largo plazo, el súper acto terrorista seríÑ‚Âa inutilizar o, peor aún contaminar con radioactividad, varias centrales eléctricas. ¿Pueden imaginarse algo asíÑ‚Â?. Y si a mi, que soy un santo varón, se me ha ocurrido, ¿qué no se les habrá ocurrido a quienes no lo son?. Y, ¿se les habrá ocurrido que algo asíÑ‚Â puede suceder a las autoridades que están velando por la seguridad?).
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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