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¿Me lo parece a mí?

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 28 de Octubre

¿Sólo me lo parece a mí o es verdad que está sucediendo?. ¿Creen que la inmensa mayoría de los medios de comunicación –independientemente de su soporte y de su color– han adoptado una postura en la línea de ‘Sí, pasan cosas, pero las cosas van bien’?

Lo he comentado con diferentes personas. Unas dicen que no lo han percibido, otras que sí, y las que manifiestan haberlo notado lo achacan a las elecciones del 20 D: tengamos las elecciones en paz.

De entrada lo evidente: con casi la tercera parte de la población en riesgo de exclusión social, con un montón de puestos de trabajo ocupados por chicas y chicos con contratos de prácticas realizando tareas de profesionales y percibiendo una miseria por sus trabajo, con la quinta parte de la economía en funcionamiento sumergido y sin opciones de emerger, con un porrón de horas hechas y no remuneradas por parte de un porrón de trabajadores en precario, con una tasa de morosidad descomunal y de endeudamiento privado prohibitiva, con el 15% personas ocupadas en situación de pobreza, con unos servicios sanitarios y educativos en retroceso, con un presupuesto imposible, siendo el pago de los intereses de la deuda la tercera partida del ‘nuevo’ presupuesto las cosas no van bien, ¡qué van a ir bien!. Las cosas van mal pero se está diciendo que están yendo bien.

En esta especie de juego: ‘Ud. Sr. Político me cuenta y yo hago ver que me lo creo’ es fundamental la posición que ha adoptado una gran parte de la población: querer soñar que ya sí, y aislarse de la mayor cantidad posible de información que pudiera dar lugar a cuestionamientos incómodos.

No, las cosas no están ni van bien: esperen al 21 D. Mientras pueden ir leyendo uno de los informes que elabora Cáritas, u Oxfam. Y mientras lo buscan  pueden empezar con este mail que recibí el Lunes de esta semana: anteayer. (Como siempre: ni una coma he variado).

“muy señor mio le ruego me disculpe por mi atrevimiento de ponerme  otra vez en contcto con usted sin tan siquiera conocerle ni si llegara a leer este correo y le extrañara mucho y no le importara con la ilusión de que nos preste su ayuda en la medida de sus posibilidades pero le suplico   por favor nos ayudele escribo desde el pueblo (nombre de una localidad de una región española) donde vivo con mi familia mi mujer y mis dos hijos en paro lamentablemente no estamos muy bien económicamente sobre todo desde que fallecio su abuela con la que se criaron y tanto quisieron después de 16 años de alzheimer en la cama y además de su cariño nos ayudaba mucho con su pequeña pension por eso le ruego su ayuda para mi hijo mayor muy buen chabal trabajador y honrado el termino un modulo (nombre de una especialidad) pero no tiene la suerte de encontrar ningún trabajo por mas que busca se lo merece de verdad y no se arrepentirán por favor si puede ayudarle o para mi mujer trabajo en la limpieza y de comercial agradeciéndole la atención prestada disculpándome por mi atrevimiento y en espera de sus noticias le saluda atentamente (nombre de la persona que me escribía) muchas gracias   por favor les ruego si puede ayudarnos urgentemente tenemos aviso de corte de luz y cada vez estamos peor”.

¿Antes ‘de la crisis’ había situaciones personales dramáticas? Claro. Las diferencias: había muchísimas menos y las expectativas de entonces nada tenían que ver con las actuales. Aunque esas menos podían ser ficticias y esas expectativas podían ser ya irreales.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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