La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Negocios cerrados, calles sucias, aceras rotas. El Reino de España se desangra ¡Viva la Bolsa!...

Moisés Romero - Jueves, 18 de Octubre

EspañaRecobro poco a poco la forma física, tras la caída. La pelvis progresa adecuadamente y el codo, con una lentitud exasperante. Después de mes y medio en el dique seco, comienzo a recorrer las principales arterias de Madrid, la capital del Reino de España. En los tres últimos días he paseado por tres ejes emblemáticos: calle Alcalá, de principio a fin; calle Serrano y final de Arturo Soria hasta Sol, por la variante de Bravo Murillo. En agosto ya advertí de lo que se avecinaba: negocios cerrados a cal y canto, que no abrirían después de las vacaciones, como así ha sucedido. Ahora, la advertencia va en la misma dirección: muchos negocios no llegarán a Navidad. Las calles del Reino de España, como las calles de otras grandes, mediana y pequeñas ciudades, están llenas de grandes locales comerciales cerrados, en proceso de venta, liquidación o traspaso. En agosto, colgaban de los escaparates el tradicional cartel de CERRADO POR VACACIONES. Ahora figuran otros rótulos, SE VENDE; SE TRAPASA; SE ALQUILA. Este hecho afecta, también, a las famosas tiendas regentadas por ciudadanos chinos “¡Hasta los chinos cierran sus negocio, fíjese como está el asunto!” me dice un empresario madrileño…”

 

El cierre de negocio se ha generalizado, ha alcanzado gran velocidad septiembre-octubre, aprovechando que los trabajadores, a la vuelta de vacaciones, se encontraron con sus puestos cerrados, con la persiana bajada, y han  pasado a engordar la lista del paro antes de que las cosas se pongan más feas y afecten a las prestaciones (menores) por desempleo. Esto no es nuevo. Ya lo he vivido en otros ciclos económicos adversos. Pero ahora, la generalización del proceso es mayor. Por eso, octubre ha sido el reinicio de una nueva oleada de conflictos sociales.

La capital del Reino de España parece haber sufrido los efectos devastadores de la marabunta. Concesionarios de coches, tiendas de muebles, ferreterías, comercios de aluminio y auxiliares para la construcción, grandes tiendas de electrodomésticos, bares, cafeterías, restaurantes...permanecen cerrados. Llovió con generosidad en Madrid hace dos semanas, suficiente para limpiar calles y aceras. La suciedad, no obstante, se ha instalado a los pocos días, porque las contratas de limpieza trabajan menos días. Caen las hojas de los árboles en un otoño tardío y permanecen mudas, sin ser recogidas, durante varios días. Ha vuelto la polución y la sensación de suciedad es mayor.

En la calle Bravo Murillo, han cerrado muchos Kebab. Se ven menos inmigrantes. Por eso destacan los carros de la compra, los que todos vemos en grandes superficies, manejados por rumanos a gran velocidad, sin mirar a la izquierda, a la derecha, de frente o detrás. Unos llevan ropas, otros comida en mal estado, aquellos escombros y estos de acá residuos indescifrables. En esa calle, antes de llegar a la Glorieta de Cuatro Caminos, hay una Casa de Baños de la Comunidad de Madrid. Ayer conté 20 carros situados en medio de la acera a la vez que iban saliendo de los baños rumanos viejos y jóvenes. Pasó una patrulla de la Policía y miraron para otro lado.

En la Glorieta de Cuatro Caminos, la empleada de limpieza de un restaurante extranjero de comida rápida (¿comida basura que tanto gusta a tantos?) nos sorprende con el lanzamiento de un cubo de agua sucia a la calle. Los transeúntes nos miramos, pero nadie dice nada. El agua nos ha salpicado. También a una pareja de policías municipales, que compran ciegos a un metro del restaurante. Tampoco dicen nada.

En los tres kilómetros que dista Plaza Castilla de la Glorieta de Cuatro Caminos observo que han cerrado tiendas de regalos, de belleza corporal, fruterías malolientes regentadas por ciudadanos chinos, tiendas de ropa, pero ha abierto grandes locales Victoria, la compañía de apuestas y juegos.

Sigo hacia la Puerta del Sol. Las aceras, en todos los recorridos, salvo el de la calle Serrano, están levantas, auténticas trampas mortales. Aquí veo que el cierre de negocios alcanza ya a cafeterías emblemáticas, librerías, peluquerías, excepto las que dirigen ciudadanos chinos, panaderías. Este esquema es el mismo en toda la Calle Alcalá.

¿Calle Serrano? Sólo queda vivo (¿?) el eje central, pero sin brillo, más triste de lo normal. Quedan los escaparates limpios donde más de uno/una se mira de perfil, incluso se retocan el rímel de las pestañas. Las calles adyacentes a Serrano viven su propia agonía desde hace dos años. Muchos negocios han desaparecido.

Negocios cerrados, calles sucias, aceras rotas. El Reino de España se desangra, pero siempre nos quedará la Bolsa ¡Viva la Bolsa! O mejor, siempre les quedará la Bolsa a ese puñado de máquinas que compran y venden sin saber lo que compran o venden, ni dónde lo compran ni dónde lo venden. Las máquinas no tienen sentimientos. Las máquinas están ahora enfrascadas en arbitrar Bolsa frente a prima de riesgo, en sentido inverso: cae la prima de riesgo y suben los valores líderes de la Bolsa, sin considerar aspectos fundamentales, ya saben, cuentas de resultados, expectativas de futuro y otras cosas, que, antes, siempre se consideraban a la hora de invertir o no en la Bolsa. Pero eso era la Bolsa de antes, no la de ahora.

Por cierto ¿A usted le gustaría ser una máquina y trabajar en Bolsa?

 

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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