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“No hay recuperación, no hay milagro. Ya pocos se atreven a defender la tesis del bache puntual”

Julian Crespí - Lunes, 22 de Julio

economiaLa crisis sistémica sigue su curso, y poco ha cambiado en estos últimos meses. No hay recuperación, no hay milagro, no hay brotes. Ya pocos se atreven a defender la tesis del bache puntual. El periodo de las ilusiones extraordinarias va quedando atrás. A finales de este verano 2013 se cumplirán seis años del inicio más o menos oficial de la crisis (hipotecas sub-prime), y cinco años de la ducha de realidad que supuso Lehman. Eva María ya no busca el sol en la playa, sino un techo para pasar la noche. La fiesta terminó y se necesita mucho tiempo para pagar la factura. Toca gastar de menos todo lo que se gastó de más. Mientras unos comienzan a asumirlo y se preguntan boquiabiertos si valió la pena el momento de gloria, los más perspicaces se adaptan al presente y preparan para el futuro. Futuro que es consecuencia de los actos presentes. La guerra de divisas continúa a toda manivela. El Banco Central de Japón toma alegremente la delantera devaluatoria mientras el BCE sigue con su política de cautela bajo la teórica supervisión por parte de la ortodoxia germana. La Fed suelta como globo sonda que probablemente endurezca su política monetaria a partir del año que viene, y el nuevo gobernador del BoE deja caer que habrá pocas variaciones en la política monetaria del Reino Unido.

En el país de los ciegos, el tuerto es el rey. Es importante destacar como elemento positivo que a pesar de la incertidumbre generada por la crisis de deuda europea, el Euro puede presumir de mantener el tipo, lo cual permite controlar la factura energética y suavizar la inflación alimentaria. Ya publiqué hace dos años que cuando todos pierden hasta la camisa, gana el que solo pierde la chaqueta.

Aunque muchos comparan la similitud de la irracional exuberancia bursátil con la del año 2006 (y probablemente lo sea), no es descabellado pensar y deducir que la sutil salida exitosa del rally de materias primas de estos últimos años ha permitido que algunos tomen posiciones interesantes en algunos sectores a través de la bolsa.

Hoy quiero relacionar brevemente algunos factores económicos, sociales y geopolíticos con sus posibles repercusiones sobre el sector turístico español. Asimismo enumeraré algunas tendencias en cuanto a comercialización consecuencia de los factores mencionados, concluyendo con algunas ideas o recomendaciones para el profesional turístico, poniendo especial énfasis en la seguridad de la inversión.

A nivel global destaca una nueva ola de conflictividad en lo que a desestabilización se refiere. El descontento social se contagia, y nuevos países como Turquía o Brasil están experimentando altercados reivindicativos de magnitud más que considerable. Y la situación se complica en lugares ya problemáticos como Egipto. La tendencia al desorden crece de forma generalizada así como sufren los bolsillos.

Además, la conflictividad a un nivel superior, entre países o conglomerados, puede seguir en sentido ascendente, probablemente al ritmo que vaya empeorando la situación económica de algunas regiones.

El conflicto entre China, Japón y ambas Coreas probablemente vaya a más así como vayan enfriándose sus economías debido a la reducción del consumo mundial y al proceso relocalizador iniciado en Occidente. Los problemas económicos de la economía japonesa y la ralentización china pueden generar mucha tensión en la zona.

El conflicto en Oriente Medio es extremadamente complicado y puede tomar cualquier dirección. Sigue siendo una zona a la que hay que prestar atención, sobre todo lo concerniente a Siria.

El norte de África se complica al deteriorarse la situación en Egipto. Además, Libia y Túnez no se acaban de estabilizar, la división de Sudán no parece traer la paz esperada, y la región de Níger-Mali sigue alterada. El norte de África es importante por muchas razones, pero sobre todo porque geográficamente se encuentra muy cerca de España y Europa.

Hay que estar pendiente de lo que suceda en estas tres regiones, ya que la evolución de los conflictos puede afectar de forma importante a la economía mundial. Es importante estudiar, analizar y comprender la realidad geopolítica para descubrir las tendencias en base a las cuales tomar decisiones empresariales estratégicas.

Si se suman a la creciente conflictividad algunas consecuencias de la crisis económica como por ejemplo la reducción de renta disponible, la guerra de divisas, el encarecimiento de las materias primas, y con otros factores adicionales como por ejemplo problemas globales de capacidad alimentaria, el escenario resultante a medio plazo puede ser francamente complejo y difícil de calibrar. Es muy posible que destinos turísticos más tradicionales y cercanos para los europeos como España puedan salir enormemente beneficiados.

España podría ir acaparando cuota del decreciente mercado turístico europeo. JP Morgan acaba de publicar un documento recordando las oportunidades turísticas españolas. Con una situación geopolítica mundial cada vez más enrevesada, el turismo emisor puede generar aversión hacia lo inseguro, dudoso y hostil, por lo que algunos destinos turísticos tradicionales pueden verse curiosamente reforzados (ya se está viendo), contrarrestando así la mala situación económica, y contribuyendo a una sustancial mejora.

La depreciación de las monedas como consecuencia de la guerra de divisas tiene su efecto sobre las inversiones en el exterior. En un mundo más local y desglobalizado, con problemas de conflictividad y cambio de divisas, las inversiones turísticas en economías emergentes pueden no ser tan rentables como unos años atrás. Estas economías pueden como consecuencia directa de las desinversiones, incrementar sus problemas económicos y sociales, retroalimentando así una tendencia negativa que dibuja un panorama cada vez menos atractivo para el empresario turístico inversor. Los empresarios más incautos podrían despertarse un día atrapados en una dinámica de la cual sería complicado salir.

Llega la hora del repliegue ordenado de invierno en el que se intenta asegurar la rentabilidad en la medida de lo posible. La estrategia adecuada teniendo en cuenta que posiblemente en los próximos años coincidan una especie de cuatro inviernos diferentes (económico, democrático, demográfico y climático), será la estrategia conservadora a similitud de la que aplicaban los romanos para su navegación en invierno. El tiempo del mare apertum terminaba con la llegada del mare clausum, y había que convivir con ello hasta el cierre del ciclo.

Hoy en día un repliegue de invierno supone adoptar la estrategia prudente acompañándola de un análisis tranquilo, sosegado y reflexivo. La postura empresarial coherente pasa por entender lo que sucede, valorar la situación, comprender las consecuencias, no perder la visión, y adaptar el negocio turístico a la realidad que viene, probablemente muy diferente a lo vivido estos últimos años.

Si los romanos evitaban navegar en mare clausum era para preservar la rentabilidad en tiempos delicados. Si la estrategia aplicada se basa en la prudencia, se puede sobrevivir al frío de forma cómoda para volver a crecer con la llegada de la primavera. El descanso y la relajación propios del invierno invitan a la reflexión, y por tanto a la observación de las tendencias para poder entender las claves de cómo será la próxima primavera.

Teniendo en cuenta que se está dando un retroceso generalizado en los niveles de vida de la población a nivel global, que este hecho puede durar tiempo indefinido, que supone desglobalización en términos prácticos, y que parece comenzar un cambio de paradigma campo ciudad revirtiendo el proceso acontecido durante el siglo XX, se pueden destacar algunas posibles tendencias a nivel turístico siempre teniendo en mente el incremento de la tensión y conflictividad.

La necesidad de garantizar de antemano los asientos de los aviones programados para asegurar la rentabilidad, junto a la reducción de renta disponible por parte del consumidor, supondrá seguramente la revitalización pero con evolución del paquete turístico tradicional. Es muy posible que el viajero independiente pierda fuerza y con ello se agudice la estacionalidad. El proceso relocalizador probablemente no será suficiente para contrarrestar el abandono de los centros neurálgicos, por lo que se puede esperar un declive de la hotelería urbana. Además, la reducción de los estándares de vida implicará lógicamente una reducción del nivel o la categoría nominal de los establecimientos. Las estrategias cortoplacistas como el yield management serán posiblemente cuestionadas y con el tiempo descartadas, instaurándose de nuevo la lógica y razonable paridad de precios.

Se podría señalar para cualquier directivo o empresario, pero teniendo en mente la empresa turística española, como conclusión general y atendiendo a un recomendable repliegue de invierno, que la estrategia conservadora, sensata y adecuada podría ser la que se ubicara lejos de zonas conflictivas, fuera de los centros urbanos, y que priorizara el segmento vacacional así como las categorías medias y bajas.

Añadir como curiosidad y para terminar, que la polarización del conjunto de conflictos puede significar que el auge del turismo ruso en territorio nacional estos últimos años acabe olvidado como una simple flor de verano. Al ir apareciendo asperezas entre Occidente y Rusia, las llegadas de visitantes rusos pueden ir a menos, e incluso cesar del todo.

Conviene salvaguardar la empresa reduciendo presencia en zonas calientes y focalizar el negocio en las áreas más seguras geopolíticamente hablando. Las tensiones en lo económico están derivando en desglobalización, relocalizaciones y nacionalismos. Las monetizaciones masivas derivan en subidas de tangibles e inversión en seguridad. Y la guerra de divisas probablemente derive en guerras comerciales, que a su vez conectarán con las crecientes inestabilidades y conflictos a nivel mundial.

El empresario espabilado en el buen sentido de la palabra, debe observar atentamente el entorno para adelantarse a los acontecimientos, y actuar en consecuencia protegiendo la inversión mientras dure el mare clausum. Sólo atendiendo objetivamente a las tendencias sociales, económicas y geopolíticas se pueden tomar decisiones estratégicas acertadas y ganadoras en dirección empresarial.


 




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