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No iba todo tan bien (entre signos de interrogación)

Santiago Niño Becerra - Jueves, 16 de Agosto Lo de arriba no va con segundas, de verdad, ¡va con primeras!.

Ahora resulta que Europa está enlenteciendo su crecimiento: en el segundo trimestre del año en curso, el incremento medio del PIB de la UEM ha sido el 40% inferior a la cifra míт­nima que se habíт­a previsto; ¡el 40%!. De todos modos, yo me quedo con otra cifra: el crecimiento de la producción industrial en el primer semestre del 2007 se ha desacelerado el 51,06%, ni más, ni menos. Vuelvo a repetir el tíт­tulo de hoy: ¿no iba todo tan bien?.

A finales del pasado año, el aún director gerente del FMI, el Dr. Rodrigo Rato dijo en el meeting que el organismo celebró en Singapur que el mundo iba bien; presidentes de bancos centrales, altos cargos de instituciones de reconocido prestigio, como la OECD o del BM han ido diciendo en los últimos meses que el crecimiento era robusto; altíт­simos ejecutivos de corporaciones transnacionales han estado pregonado las bondades de la situación económica mundial; lo recordarán, y, si no, ahíт­ están las hemerotecas. Si embargo ahora resulta que está pasando lo que todos podemos ver. ¿Inutilidad profesional?, ¿intereses inconfesables?, ¿pura inevitabilidad?.

De entre las perlas de estos últimos díт­as me quedo con la que reproduzco; la ha dicho M. Jean-Claude Trichet, ya saben quien es: “Estamos presenciando una evolución de las condiciones del mercado monetario que supone un progresivo retorno a la normalidad” (J.P. Velásquez-Gaztelu, “Trichet hace un llamamiento a la calma”. El Paíт­s 15.08.2007, Pág. 56). Ya sé que significa eso, pero, ¿qué demonios quiere decir?.

De las tres alternativas que planteaba unas líт­neas más atrás, yo, sinceramente, me quedo con la tercera, aunque no eliminaríт­a total y absolutamente las otras dos. Sé que Uds. son inteligentes (e inteligentas, aunque no se diga), pero voy a repetirlo porque es fundamental que quede muy claro: esta situación, la crisis que ya hemos comenzado, es consecuencia de que la filosofíт­a en la que se ha estado basando nuestro sistema en los últimos 190 años se ha agotado, asíт­, pura y simplemente. Y no es ninguna tragedia: en los últimos dos mil años ha sucedido en otras ocasiones, lo que pasa es que esta vez nos ha tocado vivirlo a nosotros.

Como decíт­amos en díт­as pasados, los bancos centrales pueden inyectar liquidez en el sistema, los responsables de las políт­ticas monetarias pueden reducir los tipos de interés, los paíт­ses pueden acordar desarmes arancelarios, pero eso, hoy, y en los próximos años, no va a servir absolutamente para nada porque esas medidas suponen continuar actuando con la misma filosofíт­a, y precisamente es la filosofíт­a lo que se ha agotado. Es como si en la Inglaterra de principios del siglo XIII, cuando la filosofíт­a del sistema feudal ya estaba agotada, el rey Juan hubiese decidido que para arreglar los problemas que se le veníт­an encima, lo mejor que se podíт­a hacer era mejorar la limpieza de sus castillos.

Crisis hipotecaria, síт­, pero motivada por la búsqueda de mayores y continuados beneficios; juguetes que incumplen normas de seguridad, bateríт­as de teléfonos que se sobrecalientan, también, pero debido a que se buscan reducciones masivas de costes a fin de incrementar exponencialmente las ventas; creciente número de personas que tienen serios problemas para llegar a fin de mes, cierto, pero en su origen se halla un hiperendeudamiento permitido a fin de que consuman, y la búsqueda de una creciente productividad que hace cada vez menos necesario el factor trabajo.

No es un tema de tipos de interés altos o de liquidez escasa, por lo que la solución no va a llegar reduciendo los tipos o aumentando la cantidad de pasta en el sistema. Lo que ya estamos metidos es inevitable: va a pasar, más vale que todo el mundo se vaya haciendo a la idea; y la solución vendrá por el cambio de la filosofíт­a en la que se sustenta el sistema, cambio del que ya se vislumbran cosas; ¿qué cosas?, pues el creciente pago por acceso al uso, las llamadas a la “responsabilidad”, la formación de grupos y la reducción de los partíт­cipes, y la llegada de elementos regulatorios; son sólo ejemplos, pero son la avanzadilla de lo que va a venir; y ya está aquíт­.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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