La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Nuevas pinceladas Ѣ€“ 4

Santiago Niño Becerra - Lunes, 16 de Marzo 131 Ѣ€" Ayer oí una canción que hacía mucho tiempo que no oía. La música es de Elton John, la letra de Bernie Taupin, el título lo recordarán: "Sorry Seems To Be The Hardest Word". La canción, la letra, me hizo pensar, más intensamente si cabe, en la situación actual. Dice una estrofa:

It’s sad, so sad
It’s a sad, sad situation
And it’s getting more and more absurd
It’s sad, so sad
Why can’t we talk it over
Oh it seems to me
That sorry seems to be the hardest word

“Lo siento”, ¿tiene sentido decirlo ahora?. ¿Qué siente quien dice que lo siente?. Ya nada tiene marcha atrás, por triste que sea la situación y por mucho que se esté tornando más y más absurda. La crisis sistémica: ya ni se puede hablar de eso: está llegando. “¿Por hacer lo que se hizo estamos donde estamos?. Lo siento”. Ya no importa, ahora “lo siento” se ha convertido en una expresión muy cara: nadie puede pagar lo que costaría evitar lo que ya llega. (Es curioso -¿si?-, la canción fue editada en 1976).

132 Ѣ€” (No: no me he equivocado de lugar). La pregunta de moda: ¿por qué “la Izquierda” se halla en retroceso en Europa?. La respuesta es otra pregunta: ¿por qué sucedió en Alemania lo que sucedió el 23 de Marzo de 1933?. ¿Por qué las comillas en Izquierda?. En términos económicos han existido tres izquierdas: 1) la de Lassalle, Marx, Engels e ideólogos de semejante línea que luchaban por algo muy concreto: el fin de la explotación de la clase obrera, 2) la de Bernstein y sus seguidores, partidaria del juego parlamentario y del cambio paulatino, y 3) la de 1959 en adelante, la del Programa de Godesberg, cuando el SPD abandona la lucha de clases. Esta, la última, es la que nos interesa.

En esa época la Izquierda buscaba que la clase trabajadora ganase más, que estuviese mejor, y lo lograron porque el sistema iba a más y porque el capitalismo se lo fue dando a fin de que se callase y produjese. Esa es la Izquierda a la que se continúa citando cuando se dice que la Izquierda está retrocediendo. Pero, es que esa Izquierda, ¡ya no existe!. Murió en París, en el 68, cuando la clase obrera se conformó con que le diesen cuatro francos más y los estudiantes con tirar cuatro piedras a los CRS en el Quartier Latin. En ese momento la Izquierda se acabó y sus restos fueron comprados por coleccionistas cargados de diamantes, pagados con salarios más o menos abultados, situados en oficinas de la Defense o del Canary Wharf, o aparcados en un pupitre de una biblioteca en el que se pretendió escribir el cuarto tomo del Capital. Otros, se fueron a la política, convenientemente reconvertidos en ... una cosa que nunca nadie llamó la Nueva Izquierda pero que es lo que fue. La evolución de todo esto: el New Labour británico y sus primos más o menos bien avenidos.

Hoy la Izquierda ha dejado de ser necesaria: ¿qué tiene que defender?, ¿por qué tiene que luchar?, ¿con qué instrumentos cuenta?. (La derecha auténtica, la pura tampoco existe ya: también ha dejado de ser necesaria: ¿Friedman?, ¿Popper?, ¿Hayek?: sombras desdibujadas en una tarde de Otoño). Hoy lo ideológico es pagar la hipoteca, llegar a fin de mes, aguantar sabiendo que prosperar es un sueño. Y ahora la precrisis, la crisis, después. En este contexto, ¿de qué Izquierda estamos hablando?, ¿de qué lugar?.

Copiando a Elton John: “Left wing seems to be the hardest word”.

133 Ѣ€” Otro tema del que está de moda hablar: los excesos cometidos por las entidades financieras en el pasado. ¿Qué excesos?. Si alguien con un salario de 740 euros quería adquirir -deseaba tener un Audi A3-, ¿por qué no iba a concedérsele el crédito para que lo hiciese si, para la entidad financiera, era la única forma de obtener el beneficio con que su consejo tenía que presentarse ante la junta. Es muy curioso, ahora se está criticando lo que hicieron las entidades financieras cuando lo único que procuraron fue cumplir con la función que debe realizar una empresa: crear valor para el accionista, adquiera este la figura que adquiera. (Debo ser el único que no critica “lo que han hecho los bancos”).

133 bis Ѣ€” “No sois conscientes de la situación de atravesamos”: Señora María Teresa Fernández de la Vega, Vicepresidenta del Gobierno del Reino de España a los subsecretarios ministeriales el Miércoles 11 de los corrientes (El País 13.03.2009, Pág. 15). ¿Qué sabe la Señora Vicepresidenta que el resto la ciudadanía española ignora?.

133 tris Ѣ€” Enel, dueña del 92% de Endesa ha decidido reducir a la mitad las inversiones que esta acometerá en los próximos cinco años; ¿qué impacto tendrá eso sobre la calidad del servicio eléctrico en España?, ni puta idea, pero cuando leí la noticia, inmediatamente, como un rayo, vino a mi mente la Ley General de Ferrocarriles de 1855. Les cuento en dos palabras. A mediados del siglo XIX y a diferencia de otros países, España era un desierto ferroviario. Para remediarlo se promulgó la mencionada ley por la que, en la práctica, las compañías que obtuvieran una concesión podrían invertir lo que les diese la gana y, además, la ley les venía a garantizar un beneficio mínimo. ¿El resultado?: el desastre. España, un país pobre y atrasado se demostró no rentable para esas compañías, las instalaciones y el material rodante se achatarraron, la calidad del servicio se hundió en un pozo sin fondo y el Estado se despreocupó de un medio de transporte cuya importancia nunca acabó de comprender. ¿Entienden porqué me ha venido a la cabeza esa ley tras leer la reducción que el nuevo patrón de Endesa ha decidido en las inversiones de la compañía?.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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