La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Ordenador vs. Automóvil

Santiago Niño Becerra - Martes, 23 de Diciembre Me lo ha enviado un alumno (puede que ya lo conozcan. Sé que puede sonar a leyenda urbana, incluso el título recuerda a aquel film de 007: "Golfinger" (Guy Hamilton, 1965), exhibido aquí como "James Bond contra Goldfinger"; se todo eso pero les aseguro que es muy bueno; mucho. Dice así:

Sucedió durante una feria de ordenadores a la que Bill Gates asistió para pronunciar una conferencia sobre su compañía. Con el ánimo de ser lo más gráfico posible quiso hacer una comparación entre los logros de Microsoft y los de la industria del automóvil:

“Si General Motors se hubiera desarrollado tecnológicamente como la industria informática en los últimos diez años, ahora deberíamos conducir automóviles que correrían a una velocidad de ciento sesenta mil kilómetros por hora, pesarían menos de catorce kilos y podrían recorrer una distancia de mil kilómetros con sólo un litro de gasolina. Además, su precio sería de veinticinco dólares”.

Días más tarde, Jack Welch, en el momento chairman de General Motors, respondía a Bill Gates con el siguiente comunicado de prensa:

“Puede que Mr. Gates tenga razón, pero si la industria del automóvil hubiera seguido la evolución de la informática y General Motors se hubiese desarrollado como Microsoft, hoy tendríamos coches con las siguientes características:

- Un automóvil tendría dos accidentes cada día sin que su usuario pudiera explicarse la causa.

- Cada vez que las líneas de las carreteras volvieran a ser pintadas cada propietario debería adquirir un nuevo automóvil que fuera compatible con el nuevo trazado.

- Ocasionalmente, un automóvil se pararía en medio de una autopista sin ninguna razón aparente. El usuario debería aceptar el hecho con resignación, volver a arrancar y seguir conduciendo, sin garantía de que el hecho no volviera a repetirse.

- En ocasiones, un automóvil se detendría y no sería posible volver a ponerlo en marcha. Este hecho podría producirse al intentar realizar una maniobra rutinaria, como girar a la izquierda. La solución sería reinstalar de nuevo el motor. Extrañamente los propietarios a quienes eso sucediera también aceptarían tal hecho con resignación.

- En principio, en cada automóvil tan sólo podría sentarse su propietario. No obstante tendría la posibilidad de adquirir el modelo “Car 2000” o “Car NT”, pero abonando una tarifa extra por cada pasajero adicional.

- Existiría una empresa que fabricaría coches que funcionarían con energía solar y serían más baratos, pero estos tan sólo podrían conducirse por el 5% de las carreteras. Como con el resto de las carreteras serían incompatibles, quienes quisieran tener un automóvil para poder circular por la mayoría de las vías deberían adquirir los automóviles fabricados por General Motors, que serían los únicos que brindarían esa posibilidad.
- El sistema de airbag preguntaría antes de activarse en caso de accidente:  “¿Está seguro de que desea activar el airbag?” y en caso de responder “Si” el sistema diría: “Se va a activar el airbag, ¿está seguro de que desea que se active?”.

- Las puertas se bloquearían frecuentemente y sin razón aparente. Sin embargo, podría volver a activarlas utilizando algún truco, como accionar el tirador de la puerta bloqueada con una mano al mismo tiempo que con la otra gira la llave de contacto tras haber agarrado la antena de la radio.

- Siempre que General Motors presentase un nuevo vehículo, los conductores deberían volver a aprender a conducir, porque ninguno de los controles funcionaría del mismo modo que en el modelo anterior.

- Al adquirir un nuevo automóvil, General Motors le obligaría, así mismo, a adquirir una tarjeta que le permitiría acceder a algún servicio prestado por alguna de sus firmas filiales. En caso de no hacerlo, la velocidad de su automóvil se reduciría, de forma inmediata, en un 50%.

Lo que sucede es que si todo lo anterior sucediera con los automóviles fabricados por General Motors, General Motors sería investigada por la justicia”.

La historia dice que el entonces patrón de Microsoft jamás respondió.

Conociendo la personalidad de Bill Gates, es posible que pronunciase esas palabras, lo que es muy verosímil es que, por su carácter, Jack Welch dijese lo que se dijo que dijo (la he buscado pero me ha sido imposible hallar el comunicado de prensa original).

¿A qué venía todo esto?, pues a que las cosas nunca son como parecen pero siempre son como son. Evidentemente, ni hartos de Chianti aceptaríamos un automóvil tal y como Mr. Welch lo pinta en su escrito, sin embargo, aceptamos que a un ordenador le suceda lo que no toleraríamos a un automóvil. ¿Es una mera cuestión de falta de competencia en el mundo de la arquitectura informática?.

Pienso que el tema en algo puede influir, pero pienso, también, que es una cuestión de de confianza. Consideramos a un automóvil algo conocido, aunque no tengamos ni idea del fundamento teórico de un sistema ABS; sin embargo, aunque simplemente sea para decirnos que no se puede cambiar el nombre a un archivo que se está utilizando, que aparezca un aviso en la pantalla aterra a un sin número de personas.

Y lo mejor del caso: para construir los automóviles que fabrica, General Motors utiliza los ordenadores a los que les suceden todas, o parte de, las cosas que Mr. Welch enumera. Como en otras ocasiones: en fin.

No es un cuento de Navidad, pero podría serlo. ¡Felices Fiestas!.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




[Volver]