La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Otra vez

Santiago Niño Becerra - Martes, 03 de Julio

Vaya por delante que lo que viene es feo, que algunas/os de quienes lo lean pueden sentirse agredidos, que a muchas/os no gustará; pero pienso que es necesario volver a decirlo para que se interiorice, y digo ‘volver’ porque ya hemos hablado de este tema.

Una de las características que tiene la humanidad es la de tratar de buscar culpables cuando las cosas no van bien: analicen la Historia: está cuajada de hechos que ilustran esa realidad. ¿Por qué sucede eso?, pues porque los humanos somos seres muy, muy primitivos y, por tanto, muy, muy imperfectos.

Bien. Estamos al inicio de una crisis sistémica que va suponer unos cambios radicales con respecto al modo que hasta ahora hemos estado haciendo, operando, funcionando; asumir eso va a ser muy duro porque la inmensa mayoría de la población va a vivir peor de lo que hasta ahora ha vivido, y no: no quiero ahora entrar en la discusión de que es ‘vivir mejor’ o ‘vivir peor’, aceptemos que ‘vivir peor’ es tener acceso a un estándar de vida (entendido en sentido amplio) mucho más reducido y limitado del que el que hasta ahora se ha tenido.

Aunque a cada día que pasa más personas son conscientes de que las cosas van a peor, pocas son las que han asumido que este proceso va a ser largo, y muy pocas las que han interiorizado que jamás vamos a volver a lo de antes; y muchas de todas estas siguen buscando a los culpables de que las cosas estén como están, es decir, de que, quienes lo piensan, estén peor de como estaban. Y lo cierto es que nadie ha tenido la culpa del mismo modo que nadie tuvo la culpa de la Depresión.

Suena a ineludible, y es que es así. Del mismo modo que el 12, y sólo el 12 es la cifra que puede ir en el blanco de esta sucesión: 2, 4, 6, 8, 10,    , 14, 16, …, a medida que las cosas de la economía y de la sociedad tomaron un rumbo: fueron dirigidas de una determinada manera, debido a como se habían desarrollado esas cosas -y las que les precedieron- en el pasado, el final de la película estaba ya escrito: esta crisis era inevitable, y sus consecuencias.

Se tuvo el estándar de vida que se tuvo porque se hizo lo que se hizo, se obró como se obró, se aceptó lo que se aceptó, se dijo lo que se dijo. Se creció lo que se creció porque implícitamente se estaba asumiendo lo que se estaba asumiendo, por lo que qué ahora se diga ‘no me di cuenta’, ‘no lo sabía’, ‘no caí’, no vale porque se tuvo acceso a lo que posibilitaba aceptar lo que se aceptó, aunque fuese inconscientemente, ya que si no se hubiese aceptado no se hubiese alcanzado el estándar de vida del que se disfrutó.

Da igual que una entidad financiera concediese una capacidad de endeudamiento ilógica a alguien y le dijese que sí, que iba a poder asumir esa deuda; quien firmó aquel contrato tuvo que haberse preguntado: ‘¿Realmente puedo?’. Es indiferente que otra entidad financiera prometiese la Luna si se adquirían unos papeles bautizados con el extraño nombre de ‘Preferentes’, quienes los adquirieron debían haber preguntado cuál era su funcionamiento. Y no, ningún valor tiene eso de ‘Yo confiaba en mi banco’ o ‘Había sido mi caja de toda la vida’, se sabe desde el Neolítico que nunca nadie regala nada y que excepto para la gente del piso 67, los chollos no existen.

La ciudadanía quería, deseaba, necesitaba vivir mejor … porque ya estaban hasta los huevos de estar puteados, si; y en alguna parte oyeron que esa posibilidad existía; e hicieron lo que les dijeron que hiciesen y no se cuestionaron absolutamente nada aunque en su fuero interno albergasen algún temor, y no lo hicieron porque ese era el último tren que estaba pasando para ellos para acceder a lo que siempre quisieron tener. Y al firmar muchos papeles, a cambio de vivir durante cinco como nunca habían soñado,  firmaron su sentencia de muerte en vida: una deuda impagable y la percepción de una renta sujeta a que el tinglado se perpetuase.

Pues si, lo más terrible del asunto es que la mayoría de la gente es responsable de sus desgracias financieras, culpables no, pero si responsables: ¿cuántos de quienes firmaron una escritura le pidieron al notario que les explicase qué estaban firmando?, ¿cuántos de quienes asumieron un crédito hipotecario preguntaron hasta saber cuales eran las condiciones de lo que firmaban?, ¿cuántos de quienes compraron ‘Preferentes’ se informaron de las características de lo que estaban comprando?.

Imaginen que alguien va al médico porque le duele el dedo índice de la mano izquierda y el facultativo le dice que para que le desaparezca el dolor debe amputársele el brazo derecho, ¿no sería lógico que fuese a otro médico a que le diese otro diagnóstico?.

La gente, las personas físicas, muchisísimas empresas, se embarcaron en una dinámica imposible para ir-a-más porque era algo que siempre habían soñado. Las entidades financieras se metieron en esa dinámica porque era la única forma de ir-a-más y a su vez pidieron prestado a otras entidades financieras lo que no está escrito. Los reguladores, estoy convencido, vieron lo que venía encima, pero alguien, pienso, les dijo que se callasen porque ‘había que crecer’.

Y el final este: una deuda total que prácticamente nadie en ningún lugar del mundo puede pagar y una crisis sistémica de la que sólo se saldrá empobreciéndonos y regresando a niveles de crecimiento lógicos en base a los recursos de que se disponen.

¿Más gasto?, si se lo podemos pedir prestado a los Marcianos podemos aguantar con la ficción unos cuantos años más, pero a la postre volveremos a estar igual: no pudiendo pagar la deuda total, al igual que hoy.

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¿Recuerdan lo que dijimos sobre los peajes?: no sucederá que en Catalunya desciendan o se eliminen los peajes que se pagan desde hace años, sino que en las zonas de España que no se pagan se pagarán (y también en aquellas vías catalanas ahora sin peajes, claro). Y veremos si la recaudación suplementaria que ello ocasionará será aplicada para la mejora del mantenimiento de las vías; veremos. Y veremos en cuánto aumenta la recaudación: ya hay en el reino 1,2M de automóviles detenidos,veremos.

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De ‘insostenible’ fue calificada por el Sr. Ministro de Economía la situación económica que España está actualmente viviendo. Teniendo en cuenta que ahora el Sr. De Guindos lleva puesta la gorra de político, ¡cómo de terrorífica será en verdad la realidad económica española!. ¿Y dice el máximo responsable de esa economía que con sacrificios es como se revierte esa situación?; hubiese estado bien que alguien le hubiese preguntado como funcionaba tal mecanismo.

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A las regiones, en el reino, se les denomina ‘Comunidades Autónomas’ (De la RAE: ‘Autómoma’: “Que tiene autonomía”, ‘Autonomía’: “Potestad que dentro de un Estado tienen municipios, provincias, regiones u otras entidades, para regirse mediante normas y órganos de gobierno propios”). Pero el Gobierno del reino va a forzar a catorce ciudades a que designen una zona en la que los comercios tendrán libertad de horario y de apertura. Vayamos más allá: ¿Qué límites tiene -si es que los tiene- el concepto de bien general? (Los que tiene el de ‘autonomía’ parece ser que son más bien reducidos).

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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