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PAC

Santiago Niño Becerra - Martes, 19 de Febrero No, no se trata del Partido Anti Cámaras (de Tráfico), pero podríт­a: en UK existe algo parecido.

Uno de los puntos de partida sobre los que se diseñó, allá por 1957, el Tratado de Roma fue evitar el hambre de la población europea; otro fue el tener contenta a la población o, cuanto menos, calmada; otro más, inyectar en Europa las mayores dosis posibles de igualitarismo.

Con el recuerdo, fresquíт­simo, de la miseria y de las privaciones que la ciudadaníт­a de los paíт­ses europeos habíт­a padecido durante la II Guerra Mundial, los hacedores del futuro Mercado Común se propusieron que esas privaciones jamás volvieran a producirse, por lo que el objetivo que se fijó a la agricultura de Europa fue la autosuficiencia agraria. La evolución de ese objetivo es la actual Políт­tica Agraria Común, la PAC.

Hoy, en la UE, analizando la cuenta de explotación de la mayoríт­a de las producciones agrarias, la agricultura no es rentable, ese es uno de los motivos por los que hay que destinar al campo 42.000 millones de euros del presupuesto comuniatario. Es decir, que algo no rentable está absorbiendo una gran cantidad de ingresos europeos. En la más pura lógica, esa pasta que se está dedicando a la agricultura deberíт­a decrecer, pero eso choca con los tres objetivos que antes hemos expuesto: Europa no tendrá asegurará la suficiencia alimentaria, habrán sectores de la población que no estarán contentos (sectores que votan), y se producirá un retroceso en el buscado igualitarismo.

Pero los ingresos que nutren el presupuesto comunitario van a ir a la baja a medida que el planeta vaya profundizando en la crisis que ya ha comenzado. Además, si la UE continúa con su filosofíт­a agríт­cola, las economíт­as subdesarrolladas no van a poder exportar nada de nada a la UE, lo que no es positivo porque la UE quiere hacer negocios con esas economíт­as, por lo que algo habrá que darles a esos paíт­ses. Tampoco hará falta mantener a la gente en calma desde el punto de vista políт­tico debido a que las opciones políт­ticas ya están igualadas en Europa. Para terminar, los recuerdos de la II Guerra Mundial han quedado circunscritos a los libros de historia.

Por tanto, la víт­a que se está siguiendo es doble. Por un lado, reducir los monises dedicados a la PAC; por otro, jugar con los aranceles que gravan las importaciones agrarias. Reduciendo los fondos PAC (acompañando tal reducción con otras medidas: fijación de cuotas de producción menores, por ejemplo), se reducirá la producción agríт­cola, lo que hará que la UE llegue a tener necesidad de importar; decrementando los aranceles agríт­colas, los subdesarrollados podrán exportar a la UE. Si en la ecuación se introducen variables tales como la mayor demanda de cereales para biocombustibles y mayores demandas de China y la India, los efectos se multiplican (aunque esto último es temporal, ya lo verán). Lo anterior, ¿no les suena?.

El resultado de todo este tinglado agrario está siendo el aumento del precio final de los bienes de los que se ocupa la PAC, lo que, en principio podríт­a parecer muy malo, a no ser que se haya llegado a la siguiente conclusión: “Bueno, pues que el consumidor pague”. Cierto, queda pendiente el tema de la independencia agríт­cola, pero teniendo en cuenta que durante no menos de diez años la demanda a nivel mundial se reducirá, y que la tecnologíт­a conseguirá aumentar la productividad agraria, con el tiempo oferta y demanda tenderán a igualarse, y se habrá conseguido el que actualmente es el objetivo número uno: reducir el monto presupuestario dedicado al agro.

Pero, en el fondo, fondo, en el fondíт­simo, no es el dedicar menos pasta a agricultura lo que ha puesto en marcha todo este tinglado, lo que, de verdad, está detrás de todo este montaje es la implementación de que la seguridad deje de estar asegurada; es decir, de que la seguridad deje de ser un bien público. Este concepto es una variante o, mejor dicho, una manifestación de una idea con la que, en un futuro no muy lejano, vamos a tener que familiarizarnos: la responsabilidad.

Hasta ahora, y para continuar con la agricultura (aunque el razonamiento pude ser aplicado a otros bienes), los poderes públicos europeos se han ocupado de asegurar la seguridad alimentaria, es decir, los poderes públicos europeos recogíт­an las responsabilidades individuales, las aunaban, y se encargaban de brindar esa seguridad. Pero eso está cambiando. Desde ya, deberá ser cada ciudadana y cada ciudadano quien se ocupe de su responsabilidad, en temas alimenticios y en la inmensa mayoríт­a de temas, y si un residente en Hamburgo no puede degustar tres veces por semana acelgas, será su responsabilidad decidir que hacer.

Es el “que cada palo aguante su vela” añadiendo, “y si no puede, o no sabe, que se joda” (o que consuma acelgas transgénicas producidas en la República Democrática del Congo, que también están muy ricas).

Además
España, en la clasificación de la consultora A.T. Kearney, ha perdido dieciocho puestos en la clasificación de paíт­ses chulos para la inveresión extranjera: del puesto 17 en el 2006, ha pasado al 35 en el 2007; la pregunta. ¿por qué?. Muchos motivos: inflación al alza, competitividad a la baja, bla, bla, bla; yo me quedo con algo muy simple: España está dejando de estar de moda. A partir de 1992, con las Olimpiadas de Barcelona, con la Expo de Sevilla, y con la capitalidad cultural de Madrid, comenzó un períт­odo en el que España ha estado de moda, lo que ha hecho de tirón de España y de todo lo de España, caso de la economíт­a; pero se está acabando, finito; y ahora: ¡solo nos faltaba esto!.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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