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Pinceladas, más Ѣ€“ 3

Santiago Niño Becerra - Martes, 07 de Abril 205 Ѣ€" "¡Socialista, más que socialista!": parece que es el insulto (fuerte) en boga hoy en USA; el motivo, ya saben: los dineros públicos que el Estado está metiendo y va a continuar metiendo en la economía estadounidense. ¿Por qué una parte de la sociedad USA es tan visceralmente anti ..., anti qué: antiizquirdista, anti Estado?.

La ciudadanía USA, desde siempre, ha tenido una auténtica empanada mental con respecto a lo que es el Estado y a lo que significa su figura, empanada que ha ido siendo mantenida conveniente caliente a lo largo de las décadas por poderes interesados en que ese rechazo al Estado continuase porque ese rechazo generaba negocio. La/en ciudadana/o media/o USA no tiene la culpa (bueno, un pelín sí: podía haberse informado) porque ese rechazo es parte y razón por la que USA existe.

ilustraciónLa USA que conocemos en su 99% fue creada por: 1) ingleses y escoceses más religiosamente radicales que el radical rey que les oprimía, 2) personas que, literalmente, se morían de hambre en Europa o que, en el menos malo de los casos, ninguna expectativa en Europa tenían, y 3) aventureros de la más variada catadura. A eso añadan una absoluta falta de organización administrativa por parte de una metrópoli que lo único que le importaba de los futuros USA era recaudar impuestos. En base a esto, los colonos USA tuvieron que espabilarse sabiendo que, a) absolutamente nadie les iba a ayudar en nada, b) prácticamente nadie les iba a pedir cuentas de nada, y c) todo aquel que pudiera iba a intentar esquilmarles lo poco que tuvieran. (Si no la han visto, véanla: “Gangs of New York” (Martin Sorsese, 2002): eso era USA y, en gran medida, lo sigue siendo).

USA se fue formando -aún siendo colonia- sabiendo que para nada con nadie podía contar, pero la cosa aún es más fuerte: todos los habitantes de USA sabían que nunca podían contar con nadie para nada. Todos los USA podían haberse puesto a llorar desconsoladamente por su desgracia, pero no: se fueron al lado contrario.

Con todo lo dicho y contando con unos cuantos cerebros de primera calidad -Jefferson, Franklin, y compañía; ilustrados, claro, pero con una gorra USA en su cabeza- montaron un tinglado muy simple pero tremendamente efectivo: la gente de a pie sirve para lo que sirve, aunque si se lo monta (y no es descubierto) puede llegar hasta donde quiera; el Estado es necesario para defender este tinglado de presuntos ataques exteriores y para proteger los intereses exteriores del tinglado; cada miembro del pueblo tiene que creerse que es fundamental para USA y que es un privilegiado por ser un habitante de USA (aunque se esté muriendo de hambre), pero como individuo, no como conjunto; la libertad es esencial, inalienable, por eso el Estado no debe intervenir jamás en la vida de los individuos, y si algunos de estos pasan calamidades, es porque algo no han hecho bien (si otros habitantes quieren ayudarles por su cuenta y riesgo, OK); USA y cada uno de sus habitantes tiene una misión cuasi divina: expandir la concepción USA de la vida y el modo USA de entenderla. Si a lo anterior añadimos la existencia de una cantidad inconmensurable de commodities en el territorio USA, de las que dispusieron cuando las necesitaron, y que tuvieron su propia guerra cuando les convino tenerla, que la resolvieron sin ingerencias externas, y que no han tenido ninguna otra guerra más, en resultado es la USA que hoy conocemos.

Una parte de la población USA es virulentamente anti Estado porque en su particular parafernalia el Estado y su proceder es un ente siempre destructivo y nunca constructivo, parte de la población que se halla imbuida de un radicalismo religioso -ultraconservador, obviamente- al que desde siglos atrás se han venido agarrando al no disponer de ningún otro agarradero; si a eso añadimos décadas de propaganda y manipulación -las brujas de Salem, la ley de Lynch- el resultado son los USA que han elevado a la categoría de insulto el vocablo “socialista”.

Y ojo, lo peor no es que lo usen, lo peor es que lo creen.

205 bis Ѣ€” Ahora que ha acabado la cumbre del G - 20 ya se puede hablar de ella. Con lo que yo me quedo: hoy, en el planeta, hay dos tipos de temas: los principales y los secundarios. Los primeros son dos: meter más pasta en el sistema y regular más, es decir, aumentar la actividad y administrar de otra manera la pasta existente y la capacidad de generarla. Los segundos son tres: meter más pasta en un saco llamado FMI para que ayude a quien lo necesite, representar mejor a ciertos países subdesarrollados que ahora no están suficientemente bien representados, y liberalizar el comercio mundial.  Ya sé, ya sé de todo eso algo se dijo en Londres, pero ... fíjense en la intensidad.

Se va a inyectar más pasta para aguantar hasta mañana, USA más porque lo tiene peor; ¿el coste de hacer eso?, es indiferente: lo importante es aguantar una semana más, un mes más. Se va hacia una nueva manera de hacer las cosas financiero-monetarias: como parte del cambio sistémico. Se van a aumentar los fondos del FMI, si, pero, a la hora de la verdad, poco y para según quien, ¿o es que piensan que con mi pasta se va a ayudar a alguien si yo ya tengo problemas monstruosos?. Se ha dicho que la representación de los emergentes aumentará, se ha dicho y se va a seguir diciendo, ahora bien, que aumente ... Se va a liberalizar el comercio de algunas cosas, pero, ¿es verdaderamente importante cuando el problema va a ser en garantizar la supervivencia?.

No lo olviden: “Lo necesario va a ser lo importante”, y una nueva manera de hacer las cosas, lo es.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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