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Por más vueltas que se le dé, el acuerdo presupuestario de EE.UU. es un desastre

Steen Jakobsen, Economista Jefe, Saxo Bank - Lunes, 08 de Agosto Si echamos un vistazo al nuevo acuerdo sobre el techo de la deuda en EE.UU. alcanzado a última hora, veremos que no es más que un acuerdo claramente político y que no constituye más que otro gran ejemplo de la falsa y extendida parodia que ha dominado en todas las crisis financieras desde la respuesta de Greenspan al crack del mercado de valores de 1987. El objetivo evidente de este acuerdo es convertir las elecciones a la Presidencia de EE.UU. en un referéndum entre los Republicanos, anti-impuestos, y los Demócratas, pro-impuestos. Ni más, ni menos. Incluso durante el truculento proceso electoral previo al acuerdo, todo giraba ya en torno al posicionamiento político, y no sobre los detalles. Pero realmente lo esencial del acuerdo se tendrá que solventar en primer lugar con el Vicepresidente Biden. ¡Y la gran batalla se librará en los debates del que ya se conoce como Supercongreso sobre el aparente contrasentido! Lo único que tiene de súper este nuevo Supercongreso es el hecho de que los políticos están celebrándolo como una victoria para la humanidad, cuando hasta un niño pequeño se da cuenta de lo que realmente es: una maniobra para posponer todas las aclaraciones por las responsabilidades conjuntas hasta después del próximo ciclo electoral. Está claro que el Supercongreso no se va a poner de acuerdo en nada, incluso antes de que el acuerdo haya cristalizado realmente en una ley. La razón es el punto muerto entre los demócratas, que no quieren recortar el gasto, y los republicanos, que no quieren subir los impuestos. Entre tanto, incluso el ahorro con el que ya se contaba por el acuerdo está en contra de un escenario de base que incrementa la deuda de EE.UU. en 10 billones de dólares en los próximos 10 años (y eso sería solo en el supuesto de un fuerte crecimiento previsto), con lo que el ahorro proveniente de este nuevo plan se limitará a reducir la "velocidad" de la creación de la deuda, y no realmente a reducir la misma. Me imagino que para los políticos es casi lo mismo. Y es que parece que les resulta reconfortante pensar que van conduciendo a 120 km/h hacia el abismo, en lugar de a 160 k/h. ¡Eureka, todo solucionado! La desconexión ente el debate político y la triste realidad fiscal en EE.UU. por desgracia también queda patente en otras regiones en apuros, como Europa, Rusia y Asia. Esta división parece provocada en parte por la fútil codicia llevada a su máxima expresión por parte de los sumos sacerdotes de una Ciencia Funesta: la Economía. Todos sus esfuerzos han fracasado estrepitosamente a la hora de atajar el mal de la falta de crecimiento, las burbujas crediticias y la apatía del sistema político. No existen "buenas prácticas" a la hora de gobernar una economía. Sí, en los momentos en los que hay que correr, está claro que una economía planificada te lleva más rápido del punto A hasta el punto B. En los momentos en que viene el viento de cola para el crecimiento y se acusan los desequilibrios del pasado, este tipo de economía asignará recursos y capital de forma poco eficiente, en un intento de apoyar a un sistema que ha dejado de ser sostenible. Sin embargo, una economía de mercado, en teoría, debería ser capaz de asignar recursos para obtener el mayor retorno marginal. Hasta ahí, está claro. Sin embargo, el experimento del tipo de interés cero por parte de la Reserva Federal resultó ser la prueba que no lograron superar los modelos económicos. Una política de tipos cero (ZIRP) hace que todo parezca positivo de primeras, puesto que un interés cero hace que todo parezca ofrecer una rentabilidad infinita. Esto ya es algo problemático de por sí, pero lo que "se ha cargado" el monetarismo ha sido la capacidad de las organizaciones y los bancos de crear su "propia moneda". Un dinero que no se medía en los agregados monetarios tradicionales, como los derivados y otros. Esa es la auténtica diferencia: la funesta ciencia con sus mayoritarias premisas keynesianas olvidó seguir la antigua norma de cajón: Si el resultado que obtienes es negativo, cambia la premisa. Lo que hay que hacer es cambiar la premisa sobre la deuda en EE.UU., la deuda en Europa y la reasignación de recursos globales. Este juego de llevar las cuentas (en base relativa) en contra de los presupuestos, en contra de las reglas no escritas y en contra del respeto a los plazos electorales, tiene que cambiar a toda costa. La buena noticia es que esos cambios tan necesarios ya se están produciendo, al menos a nivel microeconómico, simplemente porque las economías a dicho nivel tienen que cambiar para poder sobrevivir. Y es que los autónomos y los hogares no tienen ni la menor esperanza de poder ignorar sus hipotecas y otros pagos de deudas que deben afrontar. Simplemente reajustan su nivel de vida a sus ingresos para salir del paso. Yo confío plenamente en la capacidad individual para gestionar la crisis. Pero el sistema político y sus asesores tienen que revisar sus premisas. En caso contrario, no tardarán en verse con un gorro con orejas de burro en la cabeza. Como reza la famosa frase de Einstein: "Hay que ser idiota para repetir una y otra vez el mismo experimento y esperar resultados diferente". Eso lo dijo Einstein, no yo. Y ahondando un poco más en el asunto, me viene a la cabeza una definición muy frecuente de la demencia: hacer lo mismo una y otra vez y esperar un resultado diferente. En conclusión, hemos tenido datos sobre el riesgo negativos desde mediados de mayo (se acabaron las balas de plata) pero ahora nos situamos en terreno neutral. La próxima conferencia de la Fed de Jackson Hole (en la que Ben Bernanke ya dejó intuir la llegada de la segunda ronda de relajación cuantitativa), y la batalla por salvar a Europa del contagio de la deuda soberana, podrían conllevar algunas oportunidades. Yo me daría con un canto en los dientes si alcanzamos nuestro objetivo medio para el S&P500 de 1200/1210 (en estos momentos nos encontramos en el nivel de 1245). También estoy empezando a salir de posiciones de renta fija a largo plazo, puesto que mi escenario base de colapso del crecimiento de EE.UU. se ha hecho realidad. Preveo que la rebaja de la calificación de EE.UU. y los costes de financiación de Europa serán los principales elementos que nos puedan llevar a una auténtica Crisis 2.0: una fase en la que los inversores se olvidan de la renta fija y buscan activos tangibles a través de los que la renta variable debería experimentar cierta entrada. Descargar aquí la plataforma demo para operar ideas de trading. http://www.saxobank.es


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