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Posturas

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 15 de Abril No piensen en eso: se equivocan

Ya ha pasado la Cumbre de Londres, ya hemos avanzado un poco más en la precrisis, se continúa pensando que EL milagro es posible. Ante la situación en que nos encontramos (nuestra economía, la europea, la de todos) se habían delimitando cuatro posturas.

1) La oficial en USA, la que podríamos denominar la “Postura Obama”. Dice que hay que inyectar mucha pasta en el sector financiero (las aseguradoras pertenecen a él: ¿qué maneja una aseguradora, qué mueve?); también en compañías “sensibles”, como las automovilísticas; pienso que también la inyectarían -la inyectarán- en aquellas “esenciales”, como las médicas, las de servicios básicos, ... Es una postura que pretende rescatar, salvar; admite que se han hecho burradas, pero no duda de los fundamentos del sistema, tiene que ser remozado, sí, de ahí la “licencia para matar” que ha solicitado el Secretario del Tesoro al Congreso, pero después del salvamento, y sin obligar a limpiar los balances.

.ilustración2) La imperante en la UE, la que puede calificarse como “Postura Merkel”. Afirma que sí, que hay que meter fondos en el sector financiero, pero con tiento porque los países que integran la UE no están todos revueltos, que cada uno es un mundo que en poco se asemeja al vecino, que nada obliga a nada a quien no quiere sentirse obligado; en consecuencia, hay que ver como van evolucionando las cosas y resguardar lo propio porque todos tienen problemas y no están las cosas para que otros se beneficien de lo que hacen unos; además, la Europa occidental va a tener que afrontar un coste fijo creciente el modelo de protección social. Esta postura es reguladora, dice que hay que cambiar métodos que se han demostrado inadecuados.

3) La que pude denominarse “Postura Krugman - Stiglitz”. Dice que hay que inyectar muchisísima pasta, muchisísima más de los más de 2,3 billones que ya han metido las Administraciones Bush y Obama, que hacerlo, por malas que sean las consecuencias tenga, serán menos malas que no hacerlo; pero, además, hay que regular a fondo una serie de aspectos. Los premios Nobel dicen que el modelo financiero imperante ha fracasado: el resultado de ese fracaso ha sido el follón que se ha generado, por ello debe ser modificado.

4) La que dice que da igual lo que se haga ya que el problema no reside en que unas cuantas personas inútiles y desaprensivas hayan hecho muchas cosas mal porque no existían procedimientos que controlasen que esas personas pudieran diseñar mecanismos perversos y que evitasen que los pusieran en funcionamiento; es una postura que dice que no existen culpables, que nadie es culpable de lo que ha sucedido ya que no era posible hacer algo diferente ... si se quería que las economías de muchos países continuasen creciendo y que creciesen las economías de unos países que luego fueron calificados de “emergentes”. Esa postura es la mía; no tiene nombre: denomínenla como quieran.

(La 1), 2) y 3), confluyeron en Londres: tenía que ser así).

En 1973 el sistema económico llegó a un final, final que se confirmó en 1979; las alternativas eran: a) adaptarse al nuevo escenario de commodities más caras y crecer mucho menos, y b) cambiar de calle y continuar creciendo. Evidentemente se escogió la segunda; ¿por qué unos cuantos Gobiernos y unos cuantos CEOs se volvieron subnormales de golpe?, no, porque somos humanos y queremos crecer porque creciendo se obtienen cosas, placeres, experiencias, que no se obtienen si no se crece, y cuanto más se crece de la manera que como se crecía transitando por la calle que se tomó, más cosas, más placeres y más experiencias pueden obtenerse; en consecuencia ... Ahora podemos rasgarnos las vestiduras y maldecir todo lo que queramos, pero quienes hicieron lo que hicieron lo hicieron porque eso que hicieron constituía el único modo para crecer en el entorno entonces existente; y se creció; y todo el mundo se puso muy contento.

Lo que indica todo ese horror que está comenzando, la crisis sistémica en la que estamos adentrándonos, es que el modo de funcionamiento que se escogió en 1979 para seguir creciendo, modo al que se le conectó un turbo en 1991, y al que se le inyectó nitro en el 2003, se ha agotado, que ya no da más de sí, ¿qué ya no se puede continuar creciendo como hemos crecido?, exacto: no-se-puede; por mucha pasta que se meta en el sistema, por amplia que sea la licencia para matar que se conceda a superagencias superpoderosas, por mucha regulación que se implante en el sector financiero; no es posible porque el sistema se ha roto, y lo que hay que hacer es saltar, a un nivel superior, sobre el boquete creado: eso es lo que hay que hacer cuando se produce una crisis sistémica: abordar un cambio sistémico; el problema es que para hacer eso la crisis tiene que producirse: ¿es inevitable?, pues, es una putada, pero sí.

Introduzco un concepto nuevo: hablaremos más de él: “Descrecimiento”. ¿Qué es?, pues ahora no es nada, pero será. La recuperación, que vendrá, no será volver a “lo de antes”: se ha acabado el hipercrédito ultrafácil alimentado por dinero superbarato dedicado a megaconsumo y productor de hiperendeudamiento: eso se acabó, y jamás volverá, ¡jamás!, porque es una fase superada. La recuperación, tras la crisis, pivotará sobre la eficiencia; tras la crisis, y en la crisis habrá que pagar el maravilloso crecimiento que hemos tenido en estos maravillosos años, ¿cómo?, descreciendo.

Capacidad productiva instalada que ya no se utilizará nunca más, factores productivos que no serán necesarios, capitales virtuales situados en el éter, PIB que está ahí aunque tan sólo en forma de proyecto, aguardando, nunca será ni podrá ser; eso es descrecer, y claro, se desconsumirá. Volveremos sobre esto.

“Bueno. Pues vale”, dice el del fondo; sí, pero eso tiene consecuencias. También volveremos sobre eso.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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