La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

“Preparamos tu futuro”

Santiago Niño Becerra - Lunes, 11 de Mayo Hace unos días, al llegar a mi domicilio y tras recoger el correo del buzón, reparé en que entre el montón de correspondencia había un folleto en forma de tríptico en cuyo frontal, bajo el nombre de un centro de formación, figuraba el eslogan con el que titulo estas líneas. La especialidad de tal centro era la preparación de oposiciones a los diferentes cuerpos del funcionariado de las administraciones públicas.

ilustración
Muy interesante una de las páginas del folleto. Bajo el título “¿Por qué ser funcionario?” podía leerse:
- Contrato laboral para toda la vida.
- Seguridad laboral absoluta.
- Estabilidad económica.
- Incrementos salariales por trienios (quinquenios a partir del 5тº año).
- Incrementos anuales por I.P.C.
- Importante promoción interna.
- 30 días de vacaciones anuales.
- 10 días suplementarios para asuntos personales.
- Horarios de trabajo atractivos.
- Ventajas por paternidad y maternidad.
- Excedencias de hasta 5 años con recuperación de puesto.
- Condiciones especiales para obtener créditos e hipotecas.
- Posibilidad de introducir familiares como interinos.
- 100% de jubilación.

En el resto del folleto explicaba el especial método de enseñanza que el centro ha desarrollado.

Me quedé mirando el tríptico unos minutos meditando sobre el tema. Hace años, cuando yo finalicé mi licenciatura, ser funcionario era de lo peor que se podía ser; no es que estuviese desprestigiado, es que ni siquiera era considerado más que por un número marginal de licenciadas/os. Ahora, sin embargo, literalmente hay cola para ingresar en las diferentes Administraciones Públicas; ¿por qué?; la respuesta es obvia: “por la crisis”. La crisis, vale, pero, ¿puede ser debido a algo más?.

Hasta mediados de los años 70 las expectativas de encontrar un empleo muy decente -al margen de las Administraciones Públicas- que tenía una persona con una licenciatura o equivalente era incontables; en los 80 la cosa ya se puso, muy rápidamente, muy difícil, y la demanda de trabajo comenzó a solicitar cosas rarísimas para un empleo de los más sencillitos; en los 90 las complicaciones se dispararon, y al principio de los 2000 nacieron los mileuristas y, a mediados, los undermileuristas.

Si se elimina lo anecdótico y lo aleatorio, lo que queda es algo muy simple y nada extraño: de entrada, la oferta de personas tituladas es superior a la demanda de las mismas; de salida, la oferta de personas con una titulación en ............ es mayor que la demanda existente de personas con esa situación.

Quienes entienden del tema dicen que faltan especialistas en soldadura submarina, y posiblemente verdad será; a la vez se dice que sobran titulaciones en las profesiones que ya se imaginan, y posiblemente sea cierto, pero hace cuarenta años eso no sucedía.

Se han formando cada vez más personas cada vez mejor formadas, pero la demanda no es capaz de absorberlas, es decir, de emplearlas; luego sobran, y ello se refleja en el hundimiento de sus remuneraciones. ¿El problema reside en que, en general, la demanda de personas tituladas es demasiado reducida, que la oferta es excesiva, o que, por diversos motivos, la necesidad que de personas tituladas tiene el mercado lleva décadas decreciendo?.

Nunca antes en la historia de ningún país habían habido tantas personas con tanta formación, pero nunca antes, también en general, han sido tan pobres las expectativas de las personas que se están formando y de las que ya han finalizado un período formativo. En USA, país en el que se estudia todo lo que puede ser objeto de estudio, diversos trabajos han concluido que, de nuevo en general, los hijos adultos están viviendo peor que sus padres, y se estima que los hijos de aquellos vivirán peor que ellos; fenómeno, por otra parte, nuevo, más que eso: novísimo.

Ante las expectativas existentes, ¿la opción de una carrera en la función pública?, una posibilidad lógica, aunque no resuelve el problema.

(¿Otro futuro?. El BCE está empezando a tira la casa por la ventana con la batería de medidas que decidió tomar el pasado Jueves. Y sólo van a servir para ganar unos días, nada más, porque lo que se ha resquebrajado es la base: estamos ante una crisis sistémica. El BCE, con su barra libre y su máquina de imprimir billetes busca que vuelva el crédito; ¡pero si no hay respaldo!: crédito: ¿para qué?, ¿para llegar a mañana?.

Y la FED igual: ahora son casi 80 miles de millones más los que necesita la banca, mañana, ¿cuántos dirán que precisan mañana?. El escenario que se ha dibujado es irreal: el PIB va a caer mucho más del 3,3%, pero algo hay que hacer, aunque no sirva para nada. ¿Qué se sabe que no se dice?; En tiempos de Coolidge y de Hoover se sabían muy pocas cosas, pero ahora no: ahora se sabe casi todo; entonces se equivocaron estrepitosamente, hoy también se están equivocando, pero hoy, por todo eso que se sabe, entiendo que es mucho más grave).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




[Volver]