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Promesas

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 03 de Octubre En líт­nea con lo de ayer, recordarán la frase.

“Puedo prometer y prometo”. La pronunció Adolfo Suárez durante la campaña electoral para las elecciones del 15 de Junio de 1977, y ha pasado a la posteridad. Tiene rotundidad, empaque; a quien la pronuncia le da imagen de solidez y de autoridad. Y, claro está, incorpora elevadas dosis de credibilidad, de que quien la dice está en disposición de cumplir lo que está prometiendo aunque no prometa nada en concreto y la promesa sea genérica. A la UCD de Adolfo Suárez le funcionó, y muy bien.

Esta frase viene a cuento de la cadena de promesas de gasto con la que el actual Gobierno del reino nos ha salido en estas últimas semanas y a la que la oposición se ha adherido con inusitada celeridad. Los críт­ticos han dicho que esas promesas -vendrán más, ya lo verán- están siendo motivadas por la proximidad de las elecciones generales. Pienso que mucho de verdad hay en ese análisis, pero creo que no es el único motivo, más aún, estoy convencido de que no es la razón más importante.

España, a díт­a de la fecha, se halla en una situación muy, muy débil. El 50% del PIB español es generado por sectores y subsectores -construcción, turismo, automóvil, manufacturas de bajo valor!- muy dependientes de muchas cosas cuya práctica totalidad no depende de lo que España haga o deje de hacer; paralelamente, la ciudadaníт­a está percibiendo que, al margen de los mensajes y de las arengas oficiales, las cosas “no están como estaban hace un año”, lo que en esa ciudadaníт­a produce temor e inseguridad presente y futura, ciudadaníт­a que, en último término, también vota. Por tanto, ¿qué mejor que prometer gastos a fin de conjurar ese temor y de atraer a posibles votantes indecisos?.

La pregunta, entonces, no es si tales gastos podrán ser afrontados, sino, si las promesas serán cumplidas. Lo que se nos viene encima va a traducirse en un enlentecimiento difíт­cil hoy de imaginar en casi todos los órdenes de la actividad económica, lo que va redundar en una caíт­da de los ingresos públicos. Paralelamente, e independientemente de que los gastos anunciados sean hoy necesarios, o no, en esa situación de crisis van a surgir nuevas prioridades que harán mucho más necesarios unos gastos que hoy no lo son o que no son asíт­ valorados, prioridades que deberán llevarse cabo en una atmósfera de ingresos decrecientes.

El Reino de España tiene carencias flagrantes, en si mismo y en comparación con la mayoríт­a de los miembros de la UE, carencias históricas, pero, ese gasto prometido, ¿se adapta a las necesidades que en la crisis van a manifestarse?.

A la vez, en el reino, también se han hecho promesas en relación a practicar una rebaja fiscal. Una rebaja fiscal, de entrada, siempre implica, repito, de entrada, una caíт­da en los ingresos públicos. Choca que esta promesa de menores impuestos vaya acompañada de otra de mayores gastos, o, ¿no choca?. En consecuencia, ¿pura estrategia electoral?.


También, en este caso, pienso que no. Al decaer la actividad económica, los ingresos decrecerán, por una menor actividad, claro, pero, además, porque van a producirse impagos de impuestos. (Recuerden, por ejemplo, que en oleada de suspensiones de pago de los 70, la Seguridad Social figuraba en todas las listas de acreedores de las compañíт­as en suspensión de pagos). El Gobierno sabe que lo que va a llegar va a ocasionar una caíт­da de la recaudación como consecuencia, entre otras, de la reducción de los ingresos medios que se producirá, por tanto, esta rebaja fiscal muy bien podríт­a ser el adelanto de los menores ingresos que, se sabe aunque no se dice, van a producirse.

Promesas de gasto que se sabe no van a poder ser cumplidas y promesas de rebajas fiscales que darán lugar a una menor recaudación que se sabe va a tener lugar. Pero la oposición se une a la fiesta de las promesas, ¡faltaríт­a más!.

¿Se han dado cuenta de la cara con la que, desde hace unas semanas, el ministro de Economíт­a, el Sr. Pedro Solbes, aparece en la mayoríт­a de las fotografíт­as que de él se publican?. Es todo un poema. Viéndolas, me pregunto que estará pasando por su cabeza cuando oye o cuando tiene que relatar todas esas promesas mientras debe continuar manteniendo que el PIB del reino va a crecer un 3,3% en el 2008. Insisto, un poema.

(Por cierto. ¿Se han dado cuenta de que el cacareado porcentaje del 4% con el que el PIB está creciendo es una falacia. En el segundo trimestre el PIB creció un 0,3% menos que en el primero, por lo que, actualmente, se está creciendo a un 3,2%. ¡Que no es lo mismo!. Lean el artíт­culo del Dr. Roberto Centeno que en su página 18 publica la revista Capital en su nу”šÑ‚º 85 correspondiente al mes de Septiembre. Recomendable, ¡y es muy moderado!).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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