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¿Qué está haciendo el dinero inteligente?

Carlos Montero - Viernes, 28 de Junio

Desde hace meses se está produciendo una confluencia en el mercado que históricamente ha traído pésimos resultados para las bolsas. Por un lado el dinero inteligente está saliendo de los activos de riesgo, y por otro, los inversores particulares están comprándolos al mayor ritmo desde el inicio de la actual tendencia alcista en 2009.

A finales del pasado abril se celebró en Los Ángeles la conferencia anual del Instituto Milken, en la que se encontraban muchos de los principales pesos pesados de la gestión alternativa. “El dinero inteligente” como les llaman comúnmente en Wall Street. En ese día grandes gestores de empresas privadas de capital anunciaron sus intenciones.

Leon Black, consejero delegado de Apollo Global Management, unos de los más importantes hedge funds en el mundo, afirmaba “creemos que es un entorno fabuloso para estar vendiendo”. Y así lo han estado haciendo durante todos estos meses. “Estamos vendiendo todo lo que no esté clavado al suelo”, añadía muy gráficamente.

Y están cumpliendo con su palabra. Apollo Group está trabajando con diversos bancos de inversión para preparar una oferta pública de venta por EP Energy, una compañía petrolera y gasista que compró en consorcio el año pasado por 7.150 millones de dólares. Este tipo de movimientos es inusual teniendo en cuenta que las firmas de capital riesgo suelen permanecer en sus inversiones entre 3 y siete años, y solo se explica si realmente se cree que los mercados han alcanzado niveles insostenibles.

Esta oferta pública de venta es el ejemplo más claro de lo que en bolsa se llama traspaso del papel de manos fuertes (los hedge funds, inversores institucionales…) a manos débiles (inversor privado). Este movimiento antecede a caídas en los mercados de cierta importancia.

No es la primera operación de este tipo que hace Apollo Group este año, de hecho ya ha vendido ocho empresas de su cartera. Y no solo es Apollo Group, otras firmas de capital riesgo están acelerando su programa de ventas de sus posiciones.

No es algo que se pueda hacer de hoy para mañana. Se necesita un tiempo prudencial para que el mercado no detecte de donde viene esa presión vendedora. Si los gestores de fondos de inversión se percataran que estas manos fuertes están vendiendo sus carteras, es muy probable que les imitaran. Esto podría provocar un efecto contagio, caída de los mercados, y que se vieran atrapados en sus posiciones. De ahí la discreción. Será al final de esas órdenes de venta, cuando no les importará tirar el mercado, y venderán lo que les quede por lo mejor. Es más, para justificar sus operaciones, lo ideal es que una vez cerradas, las bolsas se desplomaran.

Yo he realizado este tipo de movimientos en muchas ocasiones, y puedo asegurarles que una de las claves del éxito era precisamente que no se detectara una presión vendedora excesiva. Hay diversas formas de enmascarar estas ventas, y aunque yo no lo he hecho por ética profesional, sí conocía a otros compañeros de otras casas que mientras sus recomendaciones sobre un mercado o un activo eran positivas, estaban deshaciendo todo lo que tuvieran en sus carteras. No es justificable, y moralmente reprobable, pero tristemente es muy habitual en el mercado, al menos cuando yo operaba.

¿Estamos en ese momento? Tengo mis dudas. Es cierto que importantes empresas de capital riesgo están vendiendo. También lo es que hay diversos fondos de cobertura que se están poniendo cortos en los activos de riesgo europeos y de EE.UU., pero no lo es menos que los insiders, o directivos y ejecutivos de las compañías, están acumulando valores de sus propias empresas.

¿Qué está haciendo el dinero inteligente? Pues depende a lo que se le considere. Hasta hace no mucho estas empresas de capital riesgo estaban entre los inversores más reputados del mercado, así como los hedge funds. Ahora, después de unos últimos años de rentabilidad decepcionante, ya no se les considera tanto. De cualquier forma, si tuviéramos que apostar, preferiríamos decantarnos por el lado que apuesten estos inversores cualificados, y vender cuando ellos venden, y comprar cuando ellos compran. Históricamente han demostrado estar más acertados que equivocados, y la bolsa, no lo olviden, es un juego de probabilidades.




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