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¿Quiere una gestión segura de su dinero? Busque un gestor casado

Carlos Montero - Miercoles, 30 de Mayo

La selección sexual - la competencia por los compañeros - se encuentra en el corazón de la teoría de Charles Darwin de la selección natural. En igualdad de condiciones –que nunca se da por supuesto - cualquier conducta o atributo que hace que una persona sea más atractiva para las posibles parejas debería ser seleccionado, ya que los individuos sin éxito en el juego de la seducción no dejan descendencia.

Teniendo en cuenta el imperativo biológico de transmitir sus genes, se esperaría que la gente tuviera una actitud bastante agresiva al tratar de hacer esto. La evidencia sugiere que los seres humanos, al igual que otras especies, tienden a convertirse en tomadores de riesgos cuando se enfrentan a la necesidad de conseguir una pareja, especialmente los de mayor estatus. Todo lo cual lleva a la conclusión un poco extraña que, si usted quiere que gestionen su dinero con la mayor seguridad posible, debe buscar administradores/as casados/as en relaciones estables.

Riesgos y recompensas

La idea original detrás de la selección natural es la competencia por recursos escasos. La comida es el recurso obvio - pero las fuentes de acceso a los alimentos sólo te mantienen vivo, no garantiza la transmisión de tus genes. Por lo tanto Darwin añadió el concepto de la selección sexual, la idea de una competición, sobre todo entre los hombres, para el acceso a las compañeras. La selección sexual ha sido utilizada para explicar diferentes curiosidades del reino animal, como la extravagancia de la cola del pavo real o los ridículos nidos de los pájaros Bower.

Michael Baker y Jon Maner en “Risk-taking as a Situationally Sensitive Male Mating Strategy”, sugieren que la toma de riesgo es una valiosa estrategia para los hombres que tratan de mostrar su capacidad de reproducción:

“Entre los hombres, los comportamientos arriesgados tienen potencial para visualizar características como la dominancia social, la confianza, la ambición, destreza, agudeza mental, todas ellas muy atractivas para las mujeres que buscan pareja. Como hombre, la toma de riesgos se considera en última instancia, una competencia por las oportunidades de posible apareamiento. El interés en la adquisición de una pareja se asocia con una mayor asunción de riesgos entre los hombres”.

La evidencia apoya esta predicción. En un reciente experimento, los participantes masculinos expuestos a imágenes de rostros femeninos atractivos eran más propensos a demostrar conductas de riesgo. En esencia, los participantes tomaban más o menos riesgo dependiendo de si fueron expuestos a imágenes de mujeres atractivas.

Este tipo de experimento ha llevado a preguntarse a algunos investigadores si este planteamiento sobre los comportamientos de riesgo se extiende a los mercados de inversión, después de todo, el equivalente moderno de la selva primitiva. La idea es que aunque nuestras motivaciones subyacentes son las mismas en las expresiones particulares, son específicas según las culturas locales. Así que si usted vive en una sociedad donde el estatus se mide en la cantidad de ganado que usted posee, es bastante probable que tome más riesgos para adquirir más vacas.

Si por el contrario usted es un director general o un gestor de fondos, es bastante probable que se juzgue su estatus en términos de dinero, y estará dispuesto a tomar más riesgos para conseguirlo. Y eso estaría bien si no fuera porque los directivos y gestores de fondos tienen a tener la posición privilegiada de asumir riesgos con el dinero de otras personas con el fin de alimentar su necesidad de mejorar su situación.

La conclusión es que los líderes corporativos que no tienen ninguna necesidad urgente de conseguir pareja, probablemente estarán menos inclinado a tomar riesgos. Por supuesto, el matrimonio no siempre indica el fin del juego de la seducción, pero los investigadores sugieren que el alto coste del divorcio puede ser un incentivo económico para que un ejecutivo sea fiel.

El tipo de riesgo que esperamos en estas situaciones es el conocido como riesgo idiosincrático. Por lo general vemos riesgos irracionales por el efecto manada. Un ejemplo extremo fue el de la locura de las punto com, en el que todos compraron las mismas acciones, por lo que se convirtió en un riesgo sistemático. En esa situación, el riesgo idiosincrático hubiera sido diferente al de la manada, comprando por ejemplo acciones de la vieja economía.

El riesgo sistemático no le ayudará a destacar entre la multitud y generar rendimientos diferentes. Se trata de un mercado competitivo y el ejecutivo alfa tiene que ganar más dinero que todos los demás, por lo que necesitará asumir riesgos idiosincráticos. Esta es la idea de Nikolai Roussanov y Pavel Savor, que han investigado el matrimonio y las actitudes de los directivos frente al riesgo. Los resultados son interesantes:

“Encontramos que los CEOs solteros, más propensos a exhibir su estatus, se asocian con empresas que presentan una mayor volatilidad en el retorno de sus acciones y ejecutan políticas de inversión más agresivas. Este efecto es más débil para los CEOs mayores. De igual forma que los CEOs corporativos, los gestores de fondos solteros, exhiben mayor riesgo idiosincrático en los retornos de sus carteras que los casados”

Por supuesto, la correlación no prueba la causalidad, pero al menos es un hallazgo interesante.

(The Psy-Fi blog)




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