La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Se está diciendo que se quiso decir ‘Diego’ cuando se dijo ‘digo’.

Santiago Niño Becerra - Lunes, 28 de Octubre

Miren muy bien las cifras que siguen:

 

 

 

Son las que presentó a Bruselas el Gobierno del reino el pasado 26 de Abril cuando se solicitaron dos años de gracia para cumplir con el famoso 3% de déficit. Mírenlas bien: el anémico crecimiento que mágicamente aumenta a partir de que se alcanza el compromiso; la rampante deuda pública que sorprendentemente se reduce a partir de que se cumple el cumplimiento; un desempleo desatado que milagrosamente se recupera a partir de ese momento cero.

Las cifras, lo recordarán, fueron acompañadas de discursos de diversos miembros del Gobierno incidiendo en los especiales momentos, en las cruciales encrucijadas en que la economía española se hallaba. Destacados fueron el del Sr. Presidente del Gobierno y el del Sr. Ministro de Economía. Bruselas dio su placet a las cifras y concedió los dos años de gracia.

El 17 de Octubre, hace cuatro días, el Gobierno presentó a Bruselas la actualización de los números presentados en Abril limitados al 2016, es decir, eliminando la magia posterior a dicho año antes recogida. Las diferencias radican en un poquito más de crecimiento y en un aumento sustancial de la deuda. No hay cifras de desempleo o no llegaron a la opinión pública. Y, evidentemente, escrupulosísimo cumplimiento del déficit acordado. Las cifras, como pueden ver son tristes y anémicas, y siguen conteniendo un arabesco, pienso que imposible, a no ser que sea a base de mucha sangre: el paso del déficit -4,2% al -2,8%. También, como no podía ser de otra manera, estas cifras fueron aceptadas por Bruselas. A partir de aquí se desata el paroxismo.

 

 

Misteriosamente deja de hablarse de estas cifras así como de los Presupuestos del 2014 y, apoyados en la estimación de crecimiento del BdE del 0,1% -¡del 0,1%!- en el tercer trimestre y en una disminución del desempleo -que en términos desestacionalizados no fue tal-, el Gobierno y otros entes seminstitucionales se lanzan en tromba a proclamar a los cuatro vientos el fin de la recesión, la iluminación del túnel en el que se halla la economía española, y lo mucho que le quieren a España los inversores extranjeros, por ejemplo Mr. Bill Gates. La pregunta: ¿qué ha sucedido?.

¿Qué ha sucedido para que con estas cifras que Uds. acaban de ver y con los presupuestos que se acaban de aprobar -los intereses de la deuda pública van a absorber el 30% del gasto público presupuestado en España para el próximo año- haya comenzado un bombardeo masivo cantando lo maravillosa que es la situación en España y el panorama de colores que ante España se abre?. Pienso que varias cosas.

Por un lado, la ciudadanía quiere oír cosas bonitas porque ya está cansada de oír cosas feas, luego si quiere oírlas, se le dicen. Da igual lo que suceda mañana; mañana, cuando la realidad golpee y se afilen las tijeras para recortar lo que el crecimiento no va a aportar ni para pagar los intereses de la deuda, ya se dirán otras cosas.

Por otro, las referencias temporales han cambiado. LA fecha ahora ha pasado a ser finales del mes de Noviembre del 2014, cuando el BCE publique los resultados de su superauditoría a los 126 principales bancos de la UEM (16 españoles) así como los resultados de las diferentes pruebas que la EBA efectuará a dichos bancos. Hasta ese momento hemos de tener la fiesta en paz, aquí y en todas partes, pero más aquí. Claro que después del Verano, a fin de preparar al personal, ya pueden ir filtrándose cosas, pero bueno, la fiesta en paz. Así que no se extrañen si llegan a oír cosas del calibre de ‘España vuelve a ir bien’.

Por otro más, se ha consumado el divorcio entre la calle y sus representantes. El Gobierno dice unas cosas y en la calle se perciben otras completamente diferentes, pero da lo mismo. Se vive al día porque lo importante es llegar a mañana. Y si para eso hay que decir que se estaba queriendo decir otra cosa cuando se dijo lo que dijo, se dice.

Sea ‘Diego’ o sea ‘digo’.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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