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Société Generale

Santiago Niño Becerra - Lunes, 28 de Enero (Pongo este tíт­tulo por poner alguno)

El pasado Jueves me hicieron una entrevista en Radio 4, fue sobre “lo que está pasando”, y como el entrevistador teníт­a muy claro lo que teníт­a que preguntar, sacó el tema de Société Generale.  Voy a volver a decir lo que dije.

Evidentemente, por descontado, sin ninguna duda, no me creo la explicación que se ha dado a ese agujero de 4.900 millones descubierto el 20 de Enero (no sólo yo: más gente no se la cree). No me lo creo porque es conceptualmente imposible que una persona, un ser aislado, sin contactos, sin compinches, por muy genio de la informática que sea, entre en un sistema en el que no está autorizado a entrar, se salte cinco filtros de seguridad, haga lo que hizo durante el tiempo que lo hizo, y no suceda absolutamente nada durante ese tiempo. No me lo creo. Punto.

Y, si por alguna razón, si ese tal Jérome Kerviel recibió ayuda, desde el pasado, del mago Merlin, o, desde el futuro, de una civilización de la constelación de Orión, o si la inteligencia de este señor es tan alucinantemente portentosa que le permite hacer lo que se dice que ha hecho, si eso es asíт­, si es verdad, yo, si fuese cliente de la Société Generale lo hubiera tenido claríт­simo: en el mismo momento en que estos hechos se hicieron públicos, hubiera ido a la sucursal del banco galo más cercana al lugar en el que me encontrase a retirar hasta el último céntimo de mi cuenta y hubiera procedido a anular ésta, ya que, si la organización de la SG permite que alguien, por muy portentosos poderes que tenga, pueda hacer lo que M. Kerviel se dice que hizo, la SG es una institución bancaria muy poco segura. (Por favor, no extrapolen porque yo no estoy diciendo nada de otras instituciones financieras, ni francesas, ni españolas, ni de ninguna parte). (¿Nos ponemos trágicos?. ¿Se imaginan que M. Kerviel, dentro de unas semanas, después de que haya declarado ante un juez, apareciese colgando de un puente como aquel banquero italiano en Londres).

Entonces, si no ha sucedido lo que se dice que ha sucedido, ¿qué ha sucedido en realidad?; ¿mi opinión?: jamás lo sabremos. Este tema ocupará las primeras páginas de los periódicos durante unos díт­as, luego, se producirá otro hundimiento de las Bolsas, o la productividad se derrumbará en USA, o la tasa de desempleo del factor trabajo se disparará en Europa, o el dólar se desplomará en los abismos del Averno, y el affaire Société Generale se diluirá en el todo, y del asunto, en síт­, jamás volverá a hablarse como tal.

Uds., que síт­ entienden de Economíт­a, saben que vienen momentos muy difíт­ciles, muy complicados, muy duros, y que en el marasmo en el que nos vamos a encontrar en unos meses, este asunto será como una gota de agua en el mar de la crisis. Dentro de unos meses el objetivo va a ser sobrevivir, no investigar agujeros.

Un ejemplo del impasse en el que nos hallamos, del entre dos aguas en el que nos movemos, es la propuesta lanzada por el ex secretario del Tesoro USA, Mr. Lawrence Summers de que los Fondos Soberanos (asíт­: en mayúsculas: 2,2 billones de dólares, ¿será eso, o será más?) elaboren un código ético para autorregularse. ¿De verdad alguien piensa que van a elaborar ese código o que, si lo elaboran, lo aplicarán?. Un código ético, ¿con arreglo a qué escala de valores?.

¿Quieren otro ejemplo?, los dólares -entre 300 y 1.200- que la ciudadaníт­a USA va a recibir del Estado para !, ¿qué cojones se puede hacer hoy con 300 o con 1.200 dólares?. ¿Qué quiere hacerse creer que puede hacerse con esas cantidades?. ¿A quien se pretende convencer de que con esa calderilla puede hacerse algo?. ¿Qué es lo que hay que hacer?.

Pienso que vamos a ver muchas “sociétés generales” en los próximos meses, no de la misma forma, claro, pero si veremos a compañíт­as, a instituciones financieras en las que aparecen agujeros no previstos, no detectados, misteriosos, agujeros negros, azules, blancos. Haya de por medio un código ético, o no lo haya.

Y, en el ya finalizado encuentro de Davos, alguien ha llamado al orden: Mr. Soros acojonó demasiado, y aún no toca llegar a tanto: ‘ralentización’, eso es lo que que se ha dicho que va a suceder; ni siquiera ‘recesión’; mal, muy mal: la historia acusará a los participantes de no haber visto (?) una crisis estando delante de ella. Pero una cosa si quedó clara -Soros, Brown, Fillon-: hay que regular, es necesario regular; traducción: el mercado ya no es capaz de asignar ni de autorregularse: eso se llama cambio sistémico, y llegarán más. ¡Ah!, y la ética: ¿los efectos de lo que está pasando entre entre los más pobres?; ¡pero si hasta ahora todo se estaba haciendo bien!. Flor de un díт­a, de un mes más.

En la serie “Septiembre” lo dijimos, aquíт­, muy clarito: cuando estalle lo que está llegando, lo necesario será lo importante, y lo más importante será sobrevivir. Atentos a las Bolsas, a los macroagregados, en las próxima semanas, a las tendencias, claro. “Es la tendencia, ¡estúpido”. ¡Vaya!, ¡he sido el primero en decir la frase!.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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