La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

“Soy Ingeniero Industrial, un loco más que hizo esa carrera de 5 años y tasa de abandono del 83%...”

Moisés Romero - Viernes, 14 de Septiembre

ingenieroEstimado director. "Suelo seguir a diario lacartadelabolsa.com, no porque tenga dinero en Bolsa (algún día meteré algo, pero aún hay que aprender) sino porque ahora me explico todo aquello que hace años no me cuadraba. Soy ingeniero industrial, un loco más que hizo esa carrera de 5 ¡ja!, años y con una tasa de abandono del 83%. Al acabar la carrera, tuve que salir a ver qué se cocía en España y empecé a hacerme preguntas con mi nueva mente ingenieril sobre lo que veía, intentaba hacerme un modelo de cómo funcionaba el asunto y explicarme el porqué. ¡Y no me cuadraba nada! Cuando vi la primera empresa: más o menos 50 trabajadores, movía bastante dinero, regida por tres socios bastante mayores, que casi ni se hablaban (supongo porque con el paso del tiempo habían encontrado su hueco para no molestarse) y que se pasaban un montón de horas en sus despachos (supongo que muchas mirando al techo). Se me cayó el alma a los pies. Un ingeniero industrial especializado en organización, con cursos extra sobre logística, entrando en un almacén donde nada estaba donde debía y más de la mitad del inventario era material obsoleto (unos 25 000 000 de las antiguas pesetas registrados en el sistema, sin registrar ya ni pregunté). ¡Y se habían movido a otra nave porque ya no cabían en la anterior!. No me extiendo sobre otras buenas costumbres de esta gente porque era para llorar. Con ello me hice una idea sobre la "industria" nacional (ya que la mayor parte de las empresas son pymes): Si sobrevivían era porque no había otro que hiciera lo mismo o lo hacía peor que mal. Y otra sobre mi carrera: "Me he pasado". En este país, para lo que se hace, una carrera así está sobredimensionada a la realidad industrial. En Alemania no sólo hacen falta sino que encima se doctoran y trabajan en empresa, aquí el doctor receta pastillas o está en la Universidad.

Lo que tampoco me cuadraba era el precio de la vivienda y la gran cantidad de dinero que había en España, si al final la balanza de pagos es negativa desde que tenía conocimiento, tendría que haber cada vez menos dinero. Balance de materia puro y duro, si de un sitio sale más que entra, entonces se vacía. Pero no, ¡alegría!, aquí teníamos la mayor reserva europea de billetes de 500 euros y, viendo las calles, de bmw y audi. O sea, que aquí el único desgraciado era yo, que estaba con 1100 euros, y mis amigos y compañeros generacionales, como un segundo premio nacional ingeniero informático al que ofrecieron 420 euros/mes en una beca destrozasalariosmínimos. Todo sobresalientes para eso. Yo casi podía dármelas de Rockefeller. Pero esto seguía sin cuadrar. Si todos “los nuevos” cobrábamos lo mismo, ¿cómo se podían cobrar esas cantidades por chamizos peores que un hueco de ascensor?

Y ahora resulta que nadie puede pagar esos precios de la vivienda con salarios de 1000 ¡Qué raro!. Que las empresas cierran pese a su gran know how, perdón, a su i don’t know how; porque en cualquier sitio se puede hacer lo que se hace aquí. Que todo el dinero que corría venía de fuera y hay que devolverlo, y con él, el nivel de vida, o debo decir, de derroche. Y es muy triste pero al fin y al cabo cierto. Es que el creer que nosotros, que nos da igual la investigación, que al que sabe algo le echamos para que investigue por ahí porque es un friki y pide dinero, que invertimos tan poco en industria, etc. nos vamos a poder comparar con Alemania, es igual que estarse 10 años en un sofá viendo la tele y pretender estar tan cuadrado como Schwarzenegger. Pues va a ser imposible.

Ha estado bien, las cosas como son, que al que sea le quiten lo bailao, pero la grandísima parte de los chavales que veo cada día en el instituto lo van a sufrir del todo. Sufren lo que yo llamo “síndrome de la estrella de rock”, más que nada porque tienen todo y no les motiva nada; sólo les queda las drogas (ojo al aumento de casos psiquiátricos) o pasar aún más de todo, ya ni les llama una profesión, hacer algo, ahora no quieren hacer nada. Y me parece que no han adoptado la mejor postura para el temporal.

Bueno, podría contar más cosas, pero vamos, redundante, para qué se va a hablar del imposible que ha sido posible un rato y que ahora hay que pagar. Me da pena, pero, si lo miras por el lado bueno, a ver si esto reduce la idiotez en la que se estaba cayendo.”

Saludos Jorge Pérez

 

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




[Volver]