La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

Tránsito

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 19 de Abril

Muy, muy interesante; y para meditar muchísimo: 

Pienso que ralentizar la tecnología es imposible. Por un lado, uno de los componentes que nos hace humanos, la curiosidad, que lleva a investigar y a innovar, no se va a detener: nunca se ha detenido aunque haya habido épocas en que lo pareciese; por otro la eficiencia tiene que continuar avanzando a fin de ahorrar unos recursos que son crecientemente escasos; por otro más es preciso, hoy más que nunca, profundizar en la ganancia de competitividad debido al exceso de oferta existente. El primer punto lleva al avance permanente de la tecnología en una espiral positiva en la que los avances tecnológicos aportan material y conocimientos para seguir profundizando en avances tecnológicos. Los otros dos fuerzan la evolución tecnológica convirtiéndola en necesidad.

Desde la eclosión de la Revolución Industrial –sobre todo desde la Segunda– el incremento de la oferta-de-todo fue constante, y para ello y por ello fue necesario que la demanda fuese aumentando. Entre 1880 y 1980 lo fue haciendo a través de la demanda de trabajo y de los aumentos salariales, sobre todo desde 1950 cuando el pleno empleo del factor trabajo se convirtió en objetivo; y cuando esa vía resultó insuficiente se abrió a toda la población la puerta del crédito –a la vez que la publicidad, por descontado, se iba sofisticando– lo que derivó en un aumento desmedido de la deuda privada hasta llegar a un punto en que la capacidad de compra se halla en gran medida agotada de tal modo que se planteado una situación de subconsumo.

Hemos llegado, el sistema (no el modelo) ha llegado adonde se encuentra porque era inevitable que llegase a tal punto, del mismo modo que el Sistema Feudal acabó cuando a finales del siglo XV agotó definitivamente su recorrido. Ahora ya toca otra cosa, otra filosofía de planteamiento que de lugar a formas radicalmente nuevas de hacer: a otros modelos.

Por ello la renta básica –y saben que soy partidarios de ella– es en realidad un parche que prolonga una situación insostenible: cada vez es y va a ser necesaria menos población activa para generar PIB en un entorno de recursos limitados

En consecuencia estamos donde estamos porque durante décadas se ha tenido el ir-a-más como objetivo único creyendo que siempre sería posible seguir así e ignorando los problemas que iban apareciendo, como la insuficiencia de recursos y la degradación ambiental.

Y sí: nunca antes había sucedido que una tecnología eliminase más empleo del que directa o indirectamente creaba sin que hubiese alternativas: entre finnales del XIX y principios del XX fue posible la emigración a América, pero de momento es inviable la emigración a Marte.

El sistema que conocemos, el Capitalismo, se está agotando. Vienen tiempos de desigualdades y de escasez porque la tecnología de vanguardia, la que marca la diferencia la tendrán, la tienen ya, unos pocos y porque los recursos son cada vez más escasos.

La Economía, aceleradamente, está dejando de ser la ciencia que administraba la pretendida ‘abundancia’ y se está convirtiendo en la que va a administrar, en la que está administrando ya, la escasez.

Y sí: también eso es inevitable.

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Mañana, Jueves 20, a las 19:00 h, en el Col·legi d'Economistes de Catalunya, Plaza Gal·la Placídia, 32 de Barcelona, daré una charla coloquio sobre mis libros "La Economía. Una historia muy personal" y "Mails. Lo que Ustedes me cuentan (y mis respuestas) acerca de lo que más les preocupa".

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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