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Santiago Niño Becerra - Miercoles, 18 de Enero

Hace unos días recibí un mail: “Hay mucha gente que se pregunta porqué con el 20 % de desempleo en España (e incluso en ciudades como la mía, (nombre de una localidad española) con más de un 30 por ciento de desempleo) no se ha levantado la gente en manifestaciones  o en armas.

Yo intento explicárselo a los que me lo preguntan. España es un país de trueque, de tratantes, de trapicheadores, de estraperlistas y de recoveros.

Por poner varios ejemplos...

Aquí en (nombre de la referida localidad) hay multitud de gente que tiene su huerto. Venden sus verduras y hortalizas a sus vecinos más baratos que en la tienda. También hay muchos que no tienen huerta, pero compran los productos y los venden a los vecinos como si fueran de su huerto (que no tienen).

Hay hasta casos bastante elaborados en el que algunos compran un cerdo entero en la sala de despiece, (a 1,80€ el kilo), se lo lleva a donde lo pueda descuartizar (a su parcela, e incluso algunos a su apartamento en un décimo piso) y después vende el lomo, los filetes, la panceta, a 3,50€ el kilo en vez de a 6 euros como está en la carnicería (y además sin inyección de agua. El filete se queda como se puso en la sartén o en la plancha)

Y así como se hace el trapicheo con todas las partes del cerdo, se hace con las hortalizas, las frutas, las verduras, corderos, cabritos, terneros, (fuera de la ley)

Por cierto. Respecto a los empleos de 4 años a esta parte... Están muy mal. Mi último entrevista de trabajo fue en una gasolinera y para entrar tenía que tener conocimientos de camarero, manipulador de gasolinas, cocinero, jardinería, fontanería, electricidad, mantenimiento, inglés, francés, rumano, portugués... Con un contrato de 2 horas a la semana y las otras 48 en "B"

Y en toda la hostelería todos los contratos son tan "minijob" que hay  incluso 1 hora a la semana (horas extras aparte) y no te quejes, que hay 20 haciendo cola para coger el puesto de trabajo que para ti era basura.

Vamos de camino al contrato de cero horas”.

Mi respuesta fue:

“Si, y añada otros dos elementos: la familia y el hecho de que las revoluciones no están de moda.

Lo que me cuenta de la gasolinera ...”

No hacía falta más.

¿Dónde se halla el límite en la degradación del empleo, en la precariedad, en el bombo y platillo del Gobierno de turno para dar muestras de alegría por unas cifras que se leen mal y se interpretan peor? Ya no lo sé, pero posiblemente está aún lejos.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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