LA CRISIS DEL 2010 (VI). 2у‚тª EDICIѓN
Santiago Niño Becerra - Lunes, 11 de Febrero El 2011 será un año especialmente duro, de hecho será el más duro de todo el períÑ‚Âodo de crisis, lo que augura protestas sociales, tumultos y procesos reivindicativos. Debido a las carencias existentes, quienes tengan "cosas tangibles", elementos palpablemente útiles, tales como recursos, o experiencia, tendrán auténtico poder. La especialización y la profesionalización, serán, consecuentemente, muy valoradas, al igual que los inventos y las creaciones orientadas al ahorro y a la optimización, por lo que la productividad aumentará. Se exprimirán hasta el líÑ‚Âmite los recursos que se utilicen, incluido el factor trabajo, por lo que el sentimiento de "explotación" reaparecerá.
Obviamente se llegarán a pactos verbales y a acuerdos para coordinar políÑ‚Âticas, caso del clima y del cambio climático. En relación a ambos se tomarán medidas, pero no por filosofíÑ‚Âa ecológica, sino debido al impacto negativo que el cambio climático tiene sobre los recursos y su disponibilidad.
Entre los años 2012 y 2015 se impone, de hecho, un modelo de economíÑ‚Âa regulada en todos los paíÑ‚Âses. La población asume las regulaciones debido a que éstas suponen reducir su nivel de preocupación y de incertidumbre, pero, también, porque para la población, el paso en menos de cuatro años, de una situación en la que los responsables económicos y los líÑ‚Âderes políÑ‚Âticos pregonaban las bondades del momento a otro de carencias generalizadas, ha sumido a las ciudadaníÑ‚Âas un auténtico estado de shock.
La regulación de la economíÑ‚Âa supone, de facto, la implantación de una economíÑ‚Âa de subsistencia, en la que los intercambios se reducen a un nivel muy primario, recurriéndose, en muchas ocasiones, al trueque. En ese escenario, el apoyo de instituciones y Estados estará dirigido, de forma especíÑ‚Âfica y concreta, a aquellas técnicas y a aquellos procesos orientados a la transformación de los recursos a fin de aumentar su utilidad. En este entorno, una de las figuras que experimentarán una transformación más profunda serán los Estados.
Durante los años de crisis la importancia de las corporaciones crecerá aceleradamente continuando un proceso que ya empezó en los años 80; este creciente papel de las corporaciones se producirá a costa del declive del papel Estado; de hecho, este declive del papel del Estado será uno de los signos más significativos de que el sistema aún vigente, el actual, está muriendo.
Las corporaciones irán ganando poder en la vida económica y social, ganancia de poder que será asumida y aceptada por la población. Ello será consecuencia de su mucha mayor operatividad en cuanto a la gestión en comparación con unos Estados que se muestran impotentes para funcionar en un entorno que en nada se asemeja al que estos estaban acostumbrados a operar; en otras palabras, la población acepta el poder de las corporaciones porque, de hecho, las corporaciones ya ostentarán el poder real cuando la población se aperciba de ello debido a que, desde Septiembre del 2007, pero, sobre todo desde Enero del 2008, se habrá estado produciendo una oleada de absorciones empresariales que habrá ido alimentando ese poder corporativo.
Un campo que durante estos años de crisis experimentará un avance espectacular será la biotecnologíÑ‚Âa en todos los aspectos con ella relacionados, incluida la genética; el objetivo de tales avances será la mejora de elementos especíÑ‚Âficos de diversos subsectores y siempre bajo la óptica de la utilidad.
Hacia el mes de Octubre del 2012 serán visibles los primeros signos de que la parte más dura de la crisis ya ha pasado. Se manifestará una mayor facilidad en el acceso a algunos bienes y servicios baratos que la población necesita y que le ayudará a sobrellevar su situación de carencia; en esta líÑ‚Ânea es posible la legalización de la marihuana del mismo modo que la Ley Seca fue derogada, en 1933, durante la Gran Depresión; también el posible acceso gratuito a múltiples canales de televisión orientados al entretenimiento de una población en gran medida desocupada.
Entre los años 2015 y 2018, aunque aún con innumerables problemas, se irá produciendo una paulatina recuperación, pero no, como hasta ahora ha sido tradicional tras los períÑ‚Âodos de crisis, basada en el consumo: esa víÑ‚Âa ya no volverá. La recuperación estará sustentada en la búsqueda de la eficiencia en el uso de los recursos asíт como en una creciente productividad, lo que generará ingentes excedentes de factor trabajo, y que posibilitará la puesta en marcha de un subsidio de subsistencia a fin de asegurar un míÑ‚Ânimo vital.
La recuperación, por tanto, estará sustentada en una nueva estructuración de las relaciones productivas y tendrá que ver con el desarrollo de nuevos recursos energéticos y de nuevas materias primas. Es previsible un espectacular avance de la genética. La recuperación se traducirá en la valoración de la creatividad y en la potenciación de las nuevas ideas. A lo largo del 2018 se irá asentando la percepción del fin de la crisis.
A finales del 2018 la crisis se dará, definitivamente, por concluida, sin embargo nada será ya igual a como era antes de su estallido en el 2010.
Mañana sigue.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.
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