Tom Dobell, gestor del fondo M&G Recovery, aseguraba hace poco que el peor comportamiento relativo de grandes compañías comparadas con sus competidoras de pequeña y mediana capitalización durante los últimos años puede haber resultado decepcionante para algunos; pero representa una oportunidades para otros. Añadía el gestor que una de las características de las compañías que han progresado favorablemente durante el ciclo de recuperación es que a menudo reciben el repentino interés del resto del mercado en forma de OPA.
"Cuando llega este momento, normalmente tenemos ya una participación importante en dicha compañía, que hemos ido construyendo a lo largo de un periodo de tiempo significativo. Creemos que esto permite al fondo M&G Recovery –que gestiona Dobell- beneficiarse completamente del potencial de recuperación de una compañía a largo plazo, pues las acciones habrán subido hasta alcanzar su valoración adecuada antes de que ninguna oferta se lleve a cabo”, ha dicho Tom Dobell.
El gestor pone ejemplos concretos y dice quien la primera mitad de 2006 no ha sido una excepción, y se ha beneficiado de las OPA como la lanzada sobre la compañía de software contable Systems Union, de la compañía minera de cobalto con sede en el Congo Adastra, y del gigante aeroportuario británico BAA.
Cuando uno repara en los comentarios del gestor observa cómo el paso del tiempo apenas ha cambiado los hábitos y costumbres de los participantes en los mercados. Han cambiado, por abandono, quiebra o muerte, los actores, pero no las estrategias. En éstas, el éxito está en seguir la moda al instante, sin dormirse en los laureles, guste o no guste el sector o la compañía. El éxito está en incorporarse a la tendencia lo más pronto posible y abandonar el barco el primero.
El paso del tiempo ha sido incapaz de eliminar el contagio. Por eso, si hoy amanece con una OPA en el sector bancario, serán las acciones bancarias las que dancen gráciles por el parqué durante las próximas semanas, porque el gentío imaginará más OPA y OPA en el resto de los bancos. Por eso, el resto de los sectores se quedará a la luna de Valencia, boquiabiertos y a esperando que les llegue el turno.
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