Viernes, 01 de Abril de 2005
Moisés Romero
{mosimage}Que el Banco Central Europeo es un conjunto de
voces, que con frecuencia desafinan, es algo que se ha reiterado de
manera suficiente desde su nacimiento. Por eso, la comparación
que se hace con la Reserva Federal no resulta tan odiosa como en otros
menestesres de la vida económica. Greenspan tiene voz y voto mientras
en el Banco Central Europeo hay muchas voces con otros tantos votos.
Hay que estar preparados a corto plazo, de este modo, para escuchar
múltiples sinfonías y variopintas interpretaciones sobre la política
monetaria europea que se avecina por cuanto los futuros ya anticipan
subidas de 0,25 puntos antes de que el verano entre de sopetón.
El conjunto de economías que dan cuerpo a la Unión
Europea desarrollan movimientos diferentes aunque la política monetaria
es la misma. Sucede, entre otras cosas, que tipos de
interés en
niveles históricamente bajos animan la inflación en unos países más que
en otros. Sucede lo mismo con la enorme burbuja
inmobiliaria,
inflada con el pulmón del apalancamiento fácil de familias y
especuladores. En los dos casos, la economía española ocupa una
situación privilegiada.
Ahora que el mercado descuenta
que los tipos de
interés en Europa subirán 0,25 puntos en junio y otros 0,25 puntos más
en septiembre es cuando comienzan a encandilarse los
ánimos. El
consejero del BCE, Liikanen ha señalado, por ejemplo, que aunque a
corto plazo las presiones en los precios parecen moderadas, en algún
momento habrá que revisar el bajo nivel de los tipos de interés,
porque, entre otras cosas, la paridad actual del euro, como escudo de
tensiones inflacionistas importadas, no se podrá mantener durante mucho
tiempo.
Será relevante, en este
sentido, mirar con lupa la evolución de la liquidez en la
zona. Los datos de febrero, los últimos conocidos,
reflejan que ésta se ha moderado hasta niveles del 6,4% desde el 6,6%
anterior, aunque
la tasa promedio trimestral ha vuelto a experimentar un nuevo aumento,
hasta el 6,5% desde el 6,3% anterior. Los expertos destacan
que
los componentes más líquidos del agregado vuelven a
subir y que eso
es, precisamente, lo que más teme el Banco Central Europeo, que el
exceso de liquidez se traduzca en mayor consumo y aumento de la
inflación.
Los viejos bolsistas dicen que el mercado es soberano y que siempre
tiene la razon, aunque a veces falla en el tiempo. La apuesta del
mercado es que los tipos de interés en la zona euro subirán antes que
después. En términos bursátiles ello significa añadir más
incertidumbre a la coyuntura actual y, lo que es peor, alargar la
presión algunas semanas más.
Desde siempre se ha asegurado que lo peor para la renta variable no es
que los tipos de interés suban, siempre que el alza esté relacionada
con crecimientos económicos vigorosos en lugar de con tensiones
inflacionistas y débiles cifras de actividad. Lo que teme
el mercado es la zozobra, el martirio chino, el deshojar la
margarita.
La Bolsa siempre busca dinamismo y resoluciones inmediatas. No es el
caso de la evolución futura de los tipos de interés en la zona euro.
A los inversores sólo les queda la opción de armarse de
paciencia.
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