La Carta de la Bolsa Imprimir Artí­culo

NUBARRONES INMOBILIARIOS Y EFECTOS COLATERALES

Martes, 12 de Abril de 2005 Moisés Romero

{mosimage}Bancos, cajas de ahorros, sociedades hipotecarias, casas de préstamos y entidades financieras en general se tientan la ropa desde que hace unos dí­as el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos advirtiera de un fenómeno hartamente conocido, pero no suficientemente analizado: la burbuja inmobiliaria que abraza a medio mundo. Los expertos se han puesto a trabajar en el asunto. Enfatizan en el impacto que tendrí­a un estallido súbito del enorme globo sobre los mercados financieros más que en el comportamiento bursátil de las compañí­as inmobiliarias. Hay quien apuesta por subir los tipos de interés para desinflar la especulación. En China, por ejemplo, ya hay tanteos especí­ficos en esta dirección.

No sólo de empresas, petróleo, tipos de interés, factores geopolí­ticos y otras circunstancias se alimentan los mercados de acciones del mundo. Hay otros asuntos de relevancia demostrada como en su dí­a fueron la contabilidad creativa, el abandono del dividendo en favor de la creación de valor o la irrupción de los hedge fund en la compra-venta de cualquier activo. Entre el sinfí­n de preocupaciones que, con frecuencia, coinciden en la coyuntura inversora destaca ahora el temor al estallido de la burbuja inmobiliaria.

La advertencia de los especialistas se centra en las ramificaciones poderosas del caso más que en el propio estallido del globo. O lo que es lo mismo, no preocupa que los precios de los activos inmobiliarios caigan en picado, incluso dicen que serí­a deseable. Tampoco se repara en demasí­a en el comportamiento adverso que puedan tener las acciones de las compañí­as inmobiliarias que cotizan en Bolsa. El temor está en los efectos colaterales, en las ramificaciones del fenómeno dada la implicación en el mismo de bancos, cajas de ahorros, sociedades hipotecarias y constructoras, por citar algunos ejemplos.

Alan Greenspan se ha mostrado muy preocupado por la situación de las Agencias Inmobiliarias en Estados Unidos y ha pedido una mayor clarificación reguladora al mismo tiempo que sobre la relación con el Tesoro norteamericano tienen estas Agencias, como la existencia de una lí­nea de crédito implí­cita que les supone un importante abaratamiento en su financiación. Greenspan ha considerado que no adoptar medidas en estos momentos puede dar lugar a fuertes sobresaltos en los mercados financieros en el futuro.

Los expertos coinciden en que el máximo responsable de la Reserva Federal de Estados Unidos está muy preocupado por el fuerte crecimiento de la deuda y de los precios de la vivienda. Algunos miembros de la Reserva Federal han defendido en los últimos meses una subida de los tipos de interés a medio y largo plazo para ralentizar este mercado. Las autoridades chinas plantean medidas similares, aunque el alza de tipos estarí­a dirigida a los préstamos hipotecarios y no a otro tipo de créditos ni al precio del dinero oficial.

Se trata, por tanto, de un toque de atención excepcional sobre lo que algunos llaman inflación de activos; es decir, sobre situaciones especulativas agresivas. La Bolsa no puede permanecer indiferente a este asunto, porque le afecta por todos los flancos.

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