No sólo de empresas, petróleo, tipos de interés,
factores geopolíticos y otras circunstancias se alimentan los mercados
de acciones del mundo. Hay otros asuntos de relevancia demostrada como
en su día fueron la contabilidad creativa, el abandono del dividendo en
favor de la creación de valor o la irrupción de los hedge fund en la
compra-venta de cualquier activo. Entre el sinfín de
preocupaciones que, con frecuencia, coinciden en la coyuntura
inversora destaca ahora el temor al estallido de la burbuja
inmobiliaria.
La advertencia de los especialistas se centra en las
ramificaciones poderosas del caso más que en el propio estallido del
globo. O lo que es lo mismo, no preocupa que los precios de los
activos inmobiliarios caigan en picado, incluso dicen que sería
deseable. Tampoco se repara en demasía en el comportamiento adverso
que puedan tener las acciones de las compañías inmobiliarias que
cotizan en Bolsa. El temor está en los efectos colaterales, en las
ramificaciones del fenómeno dada la implicación en el mismo de bancos,
cajas de ahorros, sociedades hipotecarias y constructoras, por citar algunos ejemplos.
Alan Greenspan se ha mostrado muy preocupado por la
situación de las Agencias Inmobiliarias en Estados Unidos y ha pedido
una mayor clarificación reguladora al mismo tiempo que sobre la
relación con el Tesoro norteamericano tienen estas Agencias, como la
existencia de una línea de crédito implícita que les supone un
importante abaratamiento en su financiación. Greenspan ha
considerado que no adoptar medidas en estos momentos puede dar lugar a
fuertes sobresaltos en los mercados financieros en el futuro.
Los expertos coinciden en que el máximo responsable
de la Reserva Federal de Estados Unidos está muy preocupado por el
fuerte crecimiento de la deuda y de los precios de la vivienda. Algunos
miembros de la Reserva Federal han defendido en los últimos meses una
subida de los tipos de interés a medio y largo plazo para ralentizar
este mercado. Las autoridades chinas plantean medidas similares,
aunque el alza de tipos estaría dirigida a los préstamos hipotecarios y
no a otro tipo de créditos ni al precio del dinero oficial.
Se trata, por tanto, de un toque de atención excepcional sobre lo que algunos llaman inflación de activos; es decir, sobre situaciones especulativas agresivas. La Bolsa no puede permanecer indiferente a este asunto, porque le afecta por todos los flancos.
[Volver]