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JAPÑ“N, CHINA Y LA GEOPOLÍTICA RESUCITADA

Lunes, 18 de Abril de 2005 Moisés Romero

{mosimage}En China rebrota la xenofobia, el odio acumulado hacia Japón. La Bolsa tiende con frecuencia, a perder la memoria. Desmemoriada no tiene en cuenta la violencia extrema en Irak, por ejemplo y tampoco, ha advertido de la tensión geopolí­tica del sudeste asiático. Lo normal es que más tarde, recuperada la noción del tiempo, los mercados sobrerreaccionen, en este caso, a peor. Desde hace tiempo, los mejores observadores han señalado que el denominado factor geopolí­tico pivotaba sobre Irán, India, Turquí­a, Arabia Saudí­ y el eje chino-japonés. Este último, considerado de máxima tensión. Para las Bolsas el fenómeno significa añadir más presión a un fondo, que se disuelve como un azucarillo ante el deterioro de las expectativas económicas y empresariales. Es el tiempo de los audaces, de los inversores y especuladores con nervios de acero.

El ministro japonés de Asuntos Exteriores, Nobutaka Machimura, decidió ayer hacer las maletas rumbo a Pekí­n con el objetivo de aliviar la tensión diplomática actual entre ambos paí­ses. Machimura se reunió con su homólogo chino, Li Zhaoxing, en un momento en el que se intensifican las manifestaciones antijaponesas en varias ciudades chinas. Como es habitual en ambos casos, ni el Gobierno chino ni su Ministerio de Exteriores han querido hacer mención durante la semana pasada a la visita, pese a que normalmente este tipo de encuentros son confirmados por Pekí­n con varios dí­as de antelación.

¿Por qué tanto barullo? China acusa a Japón de "no afrontar la historia" con respecto a los crí­menes de guerra que cometió su ejército en la II Guerra Mundial, y de ser por ello, responsable indirecto de las recientes manifestaciones de miles de chinos contra Japón en una decena de ciudades del paí­s. Ayer mismo, miles de personas se manifestaron contra Japón en al menos cinco ciudades chinas, según fuentes diplomáticas niponas, un dí­a después de que más de 20.000 chinos protagonizaran una violenta protesta antijaponesa en Shanghai. China no pidió ayer perdón a Japón por los sucesos al considerar que no debe hacerlo.

El fenómeno, que como factor geopolí­tico de largo alcance añade más presión a los mercados, coincide en el tiempo con un aluvión de crí­ticas a China y a su polí­tica económica, fiscal y monetaria. El alza del precio del petróleo, como argumento más socorrido, obedece según algunos agitadores y especuladores, a los excesos consumistas de los chinos más que a otros procesos técnicos.

En lo que respecta al comercio mundial, el desglose de las cifras astronómicas publicadas hace unos dí­as en Estados Unidos, las correspondientes a febrero, reflejan que el déficit frente a Canadá ha subido un 14,3%anual (9,4% del déficit total en febrero), ha subido un 2,4% el déficit frente a México (6%), un 9,5% frente a Europa (+13,9%) y un 13,5 % frente a Japón (11,2 %). Pero ha crecido un 67,5 % frente a China (ya supone un 22,7% del total), un 102% frente a los nuevos paí­ses asiáticos industrializados (1,8%), un 85% frente a Latinoamérica (5,9%) y un 33% frente a la OPEP (10,2%).

Hay más. Hace unos dí­as el Senado de Estados Unidos votó una enmienda que obligarí­a a las autoridades chinas a apreciar su moneda un 27,8% en un momento en el que muchos analistas cifran la sobrevaloración de la moneda china entre un 25/40%. O bien, establecer lí­mites a la importación de productos desde China. Esto no es nuevo. Un caso más que refleja la inquietud entre los paí­ses desarrollados sobre el rápido crecimiento de las exportaciones chinas.

En la zona euro, la Comisión Europea ha decidido establecer un rango de crecimiento anual para las importaciones desde China, que llevarán a tomar medidas para limitar su impacto negativo sobre la economí­a. Para este año el rango alto es del 100 %, debido a la eliminación de barreras sobre el textil, pasando al 50 % en 2006. China, en fin, el gran protagonista, ayer, hoy y mañana de los mercados.

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