La Carta de la Bolsa Imprimir Artí­culo

FONDOS, DEL ESCALOFRÍO AL SONROJO

Lunes, 09 de Mayo de 2005 Moisés Romero

{mosimage}Las cifras dan escalofrí­os, porque demuestran que poco se ha avanzado en la cultura financiera. El volumen estimado de traspasos realizados en fondos de inversión en los primeros tres meses del año ascendió a casi 9.250 millones de euros, lo que supone el 4% del patrimonio al cierre del primer trimestre, según datos facilitados por la patronal. Los traspasos se han realizado uniformemente a lo largo del trimestre, con un volumen medio de traspasos mensuales que asciende a más de 2.985 millones de euros. Estas cifras se mantienen próximas a las del primer trimestre del pasado ejercicio (10.187 millones de euros, con una media mensual de 3.396 millones de euros). Osea, que la mayor industria de intermediación del mercado financiero español sigue en manos de los grandes bancos y cajas de ahorro. El inversor parece limitarse sólo a firmar la documentación y a quejarse de la baja rentabilidad obtenida. Pero no hace nada más.
El menudeo es una técnica en desuso a la hora de comprar y vender acciones en la Bolsa española. Desde la desaparición de los corros y la puesta en marcha del mercado electrónico, la actividad bursátil se ha deshumanizado hasta perder el calor y color, el encanto del contacto fí­sico de antaño, aunque muchos desafiaron las reglas de la convivencia y del buen hacer profesional en beneficio propio. El inversor final,  con el paso del tiempo, se ha refugiado en los fondos de inversión y sólo los más pudientes han constituido sociedades de inversión mobiliaria, Sincav, que desde hace años están en el punto de mira de la Hacienda Pública por aquello de la evasión legal impositiva.

El repaso a la evolución de los fondos que más capital manejan nos conduce, de modo inexorable, a que los que más han sido publicitados en las televisiones y los grandes medios de difusión, es decir, a los denominados fondos garantizados, que apenas garantizan algo, son los que más dinero recaudan. Son fondos ideados y puestos en circulación por los grandes bancos. Las rentabilidades obtenidas son mí­nimas y como siempre, muy por debajo de la media de rendimientos obtenidos por el mercado.

Los inversores más dinámicos han suscrito fondos extranjeros de nombre impronunciable. Manda huevos tener en cartera fondos de inversión cuyos nombres resultan incluso difí­ciles de deletrear a la vez que se desconocen los mercados en que invierten y la ubicación de los mismos. Se trata, dicen los entendidos, de una especie de snobismo retardado, que en las cosas del dinero, más que en otros asuntos de la vida, conviene dejar a un lado. Los rendimientos aquí­ también dejan mucho que desear, porque con frecuencia se refieren a paí­ses emergentes y la actuación del gestor no es otra que seguir detrás de las cotizaciones y mercados; es decir, compran cuando ya es tarde y venden cuando están atrapados.

Respecto a los fondos de pensiones mejor no abrir la caja de los truenos. Conocemos muchos y lamentables ejemplos de prejubilados y jubiliados que a la hora de hacer caja con los fondos de pensiones reunidos durante toda su vida laboral no tienen para hacer la compra. A estos ahorradores, como a la mayorí­a, se les ha vendido la idea de que los fondos de pensiones son inversiones a largo plazo en las que siempre se gana dinero. Lo peor es el momentun, que te jubiles, llegado el caso, en la mediana de vida del fondo, es decir, cuando está en pérdidas. Y a largo plazo, como se sabe, todos calvos.

Son los más pequeños, los que atacan la estructura accionarial de las small cap, los más rentables. Pero es puro artificio contable. Sin ánimo de señalar a nadie con el dedo delator, nos preguntamos ¿qué pasarí­a si un fondo especializado en valores pequeños se ve obligado, por mor de las circunstancias, a liquidar todas las posiciones en ese valor? Sucederí­an dos cosas. Una, que quizá no pueda deshacer la posición. Otra, que si lo consigue será a costa de hundir la cotización del valor, con lo que la rentabilidad del fondo se va al garete.

En la industria de intermediación de fondos, que tanto influye en la estructura actual de las Bolsas, hay finalmente una actuación punible a la que el regulador está prestando la atención debida. Se trata de la mezcla confusa de posiciones en la tarea de intermediación. Dicho de otro modo, hay compras masivas a lo largo del dí­a que luego se apuntan a ésta u otra cartera según el curso de la jornada y las expectativas de la siguiente. Generalmente el fondo, al que en origen iban destinadas las compras, se queda con los tí­tulos más caros o puede suceder, que no se los quede. Mucho escalofrí­o, mucho sonrojo y mucho camino por recorrer en lo que, aquí­ y ahora, es la mayor fuerza generadora de órdenes de compra y de venta en la Bolsa, es decir, la que más influye.
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