La Carta de la Bolsa Imprimir Artí­culo

EMBARAZOS REALES Y PSICOLÑ“GICOS

Martes, 10 de Mayo de 2005 Moisés Romero

{mosimage}Ahora que más de media España especula, musita y desparrama su alegrí­a por el embarazo real, tangible, cierto de Doña Letizia, los ginecólogos de la Bolsa estudian el embarazo particular del mercado, porque en la situación actual muy bien podrí­a ser psicológico, una hinchazón llena de humo. O como en algunos casos tragicómicos, un vientre mullido de trapos, puro relleno artificial. Optimistas y pesimistas, como auténticos galenos especializados en esta disciplina auscultan el vientre de la presunta embarazada a la búsqueda de señales de vida. Ahora que los principales í­ndices bursátiles del mundo han vuelto a toparse con niveles de resistencia importantes, los grandes estrategas sopesan las posibilidades de futuro. Una tarea, en cualquier caso, embarazosa.

Dicen los expertos en la materia que hasta que una mujer no cumple su tercer mes de embarazo conviene mantener la compostura y no echar las campanas al vuelto, porque hasta entonces hay posibilidades de que el feto se malogre. Después del tercer mes, el porcentaje de pérdida es menor. Esto que sucede en la vida real es extrapolable a las Bolsas. Los especialistas en el análisis técnico, que son los que más siguen este tipos de sucesos, comentan que hasta que un indicador importante no es superado al alza o a la baja en un un 5% no puede darse por válido.

La pregunta que se formulan ahora muchos participantes en el mercado es cuál es la referencia válida ¿los 9.000 puntos? ¿los 8.500? ¿los 9.100? A cualquiera de ellas hay que añadirle un 5% para que tenga consideración y sea comúnmente aceptada por la importante masa de seguidores de estos sistemas de contratación bursátil. Como consenso, puede darse por bueno el nivel de los 9.100 puntos, aunque los más puristas, que cada vez son menos, insisten en que la referencia vital del Ibex sigue situada en los 8.500 puntos para a partir de ella trazar movimientos ciertos.

Ahora que tanto se habla de embarazos célebres y popularmente celebrados, los ginecólogos del mercado insisten en que hay indicios suficientes que demuestran que el feto que guardan las Bolsas en sus entrañas está vivito y coleando. Osea, que no hay embarazo psicológico. Las fuerzas que alimentan al nonato brindaron el viernes al cielo con el champán de una cifra de empleo en Estados Unidos, que por inesperada, resultó vigorosa y deslumbrante. En este proceso de alimentación cuenta mucho un crecimiento de las empresas de Wall Street por encima de lo esperado, con un 11% de media en el S&P 500. Anima, también, la pérdida de atractivo de inversiones alternativas dadas las valoraciones de vértigo de inmuebles y de la renta fija.

En el comité de médicos de la Bolsa hay voces discordantes que sugieren la posibilidad de un embarazo psicológico y que lo que el mercado guarda en la tripa es humo, pura hinchazón producida por gases extraños. Destacan, así­, el lento pero progresivo aumento de la inflación; el vértigo que produce el recorrido al alza de los tipos de interés que sugieren las últimas cifras de actividad en  Estados Unidos; la volatilidad creciente en los mercados de cambio; las burbujas inmobiliaria y de la renta fija; lo artificial del yuan y su efecto letal sobre el comercio internacional y la seguridad de que muchos paí­ses industrializados viven por encima de sus posibilidades.

La respuesta, dentro de unos meses, porque el embarazo ya está en marcha.

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