Viernes, 27 de Mayo de 2005
Moisés Romero
{mosimage}La presión mediática ha sido menos intensa de lo
previsto respecto al referéndum francés del domingo y su impacto posible
en los mercados. Ello no significa que, llegado el momento, los
inversores y especuladores del mundo vayan a mirar hacia otro lado si
triunfa el NO en la convocatoria. Claro, que son muchos ya los que
consideran que si no es en Francia será en Holanda o en Alemania, vaya
usted a saber, donde se rompa el equilibrio constitucional europeo por
el que abogan gobiernos e instituciones. Es más, determinados
agitadores de peso se han puesto ya la venda antes de recibir la
pedrada y predican otros asuntos de mayor interés para los mercados,
como el crecimiento económico, la evolución de los tipos de interés, la
presión inflacionista y la burbuja inmobiliaria, que engorda en todo el
mundo. París, en cualquier caso, bien vale una misa.
Cuentan los observadores más agudos que gran
parte del recorrido negativo de los mercados de bonos, acciones y
divisas ya se ha producido esta semana ante la expectativa de que se
rompa la baraja constitucional europea en el referéndum francés del
domingo. El euro ha sido el peor parado, porque además los
fundamentos económicos en la eurozona son endebles respecto a los
estadounidenses y los del sudeste asiático. Las Bolsas han aguantado
el tipo como han podido, gracias a la mayor soltura de los valores
líderes, a la vez que los bonos siguen inmersos en su batalla
particular, sin creerse que el crecimiento económico va a continuar
durante los próximos meses.
Hay consenso entre los principales bancos de inversión anglosajones,
que son los que mueven los hilos de la especulación a nivel
mundial, respecto al impacto negativo que tendría sobre el euro el
traspiés francés, que ya proyectan las encuestas, aunque convocatorias
de esta índole siempre se realizan para que los Gobiernos se
salgan con la suya. El deterioro de la paridad euro-dólar debería
favorecer, no obstante, la evolución y comportamiento de las Bolsas por
el abaratamiento técnico que supone esta relación.
De puertas adentro de los mercados se ha constatado en los últimos días
cómo los índices han contenido la respiración en un gesto, que ha sido
interpretado por algunos especialistas como indicativo de que la sangre bajista no correrá en demasía si triunfa el euroescepticismo en Francia.
Consideran, sin embargo, que la victoria del NO generaría incertidumbre
política y por derivación, movimientos económicos y monetarios
inciertos durante alguna temporada. De ahí, la inhibición demostrada de
los grandes gestores de fondos en los últimos días. La incertidumbre,
como se sabe, es el peor de los aliados para que los mercados se
desenvuelvan con normalidad.
No sólo de acontecimientos políticos viven las Bolsas. Las actas de la última reunión de la Fed se examinan con detenimiento.
Coinciden los expertos en que pierden fuerza las tesis
estanflacionistas; que los precios están controlados, pero con
tendencias al alza y que la burbuja inmobiliaria es cada vez más
grande en determinadas áreas de Estados Unidos.
Las primeras reacciones, por tanto, el lunes, principalmente después
del mediodía, ya con los mercados estadounidenses abiertos.
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