La Carta de la Bolsa Imprimir Artí­culo

TIPOS DE INTERÉS O CÑ“MO ENLOQUECER

Miercoles, 01 de Junio de 2005 Moisés Romero

{mosimage}El primer semestre enfila la recta final sin ofrecer soluciones ni en el fondo ni en la forma. El dinero fluye, una veces, a borbotones y huye, otras, despavorido. Las fuerzas alcistas y bajistas son muy similares y por ello los í­ndices apenas se mueven, como si estuvieran enfangados. Los valores que más han subido en los últimos años son, también, los que mayores elogios merecen ahora para sonrojo de los puristas. Las constructoras son el mejor exponente en la Bolsa española. Los especialistas que mejor conocen las entrañas del mercado insisten en que la clave de tanto desajuste está en el nivel excepcionalmente bajo de los tipos de interés. En Estados Unidos se camina hacia la neutralidad histórica, es decir, hacia el 4,5% y en Europa los agitadores, roncos, piden barra libre, nuevos recortes, tipos cero. Para enloquecer.

Uno de los principales enemigos de los mercados financieros a medio y largo plazo, cuando alguién decida desenredar la madeja con paciencia y poner las cosas en su sitio, es el mercado de bonos. Masas ingentes de dinero se han apoltronado en bonos corporativos y gubernamentales en los últimos años gracias a la facilidad pasmosa con que las instituciones financieras han concedido créditos. La especulación es, desde hace años, asunto de párvulos, fácil e inocente. Lo peor es que todo el mundo se ha acostumbrado a abrir el cajón y a coger dinero, con la creencia de que eso no faltará nunca.

Esta apelación al dinero fácil ha generado una burbuja de tamaño gigantesco en los inmuebles y una bola de nieve descomunal en la renta fija, en los bonos. El mantenimiento en el tiempo, demasiado tiempo, de tipos de interés irrisorios ha movilizado a las masas a favor de nuevos recortes en Europa, porque las cifras económicas no acompañan. Quienes vuelven a vocear nuevos recortes sólo piensan, dicen los observadores, en llenar sus barrigas, con menores tipos hipotecarios o mayores desmanes en cuestión de riesgo.

Por eso nadie puede manifestar sorpresa por la nula reacción del mercado de bonos a las alzas sucesivas de tipos de interés que ha emprendido la Reserva Federal de Estados Unidos en los últimos meses. "Sí­, yo también estoy entre los sorprendidos por los bajos niveles de tipos de interés a diez años", dijo Guynn, de la Fed hace unos dí­as. Guynn es uno de los que más ha advertido sobre los riesgos de conllevan tipos de interés tan bajos a la vez que considera que se mantendrá el sesgo alcista, al menos en Estados Unidos, entre otras cosas, porque persiste el riesgo inflacionista; las cifras de empleo comienzan a ser más sólidas; la polí­tica monetaria sigue siendo expansiva, aunque próxima a una etapa de incertidumbre sobre su diseño y, finalmente, se mantienen las perspectivas de un déficit público exagerado.

Hay coincidencias claras entre los apuntes de última hora ofrecidos por la economí­a estadounidense y los proyectados por la europea, principalmente en lo referente al descontrol de déficits presupuestarios y mantenimiento de riesgos inflacionistas. No obstante, en Europa se enarbola la bandera de tipos cero, barra libre para todos. Son muchos los que defienden esta teorí­a, pero sólo se refugian en manuales viejos, fuera de lugar. No quieren reconocer que tipos más bajos aumentarí­an el tamaño de las burbujas y servirí­an para muy poco en materia de dinamismo económico y de empleo.

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