Les llaman LoveMarks, pero podrían llamarles pepinillos en vinagre. Son marcas que, por extrañas y recónditas razones, se convierten en objetos de deseo para usuarios que buscan ?algo diferente' y que están dispuestos, en consecuencia, a pagar más por lo que esas compañías ofrecen. Apple fue una de las primeras. ¿Es sólo pijería lo que se esconde detrás de los bienes que suministran esas compañías?. Yo he sido usuario de Macs hasta que en la Facultad ?me obligaron', tras una reorganización total del área informática, a pasarme al PC. Puede que no se lo crean, pero les aseguro que es cierto: durante los doce años que fui usuario -intensivo, no ocasional: yo enciendo el ordenador a las 08:00 h y lo cierro (cuando lo hago) a las 19:00 h-, de un Mac, jamás, repito, jamás, se me colgó; desgraciadamente, no puedo decir lo mismo de los PCs que he tenido.
Ahora bien, los últimos datos publicados sobre compañías punteras ponen un poco los pelos de punta, por ejemplo, comparando la relación existente entre el valor de capitalización de la compañía y el volumen de su facturación; así, mientras que, por ejemplo, para Time Warner ese ratio se sitúa en 2,27, para Google lo hace en 25; es decir, mientras que cada dólar que factura Time Warner contribuye -o tendría que hacerlo- con 2,27 dólares a su capitalización, en el caso de Google esa contribución alcanza los 25 dólares.
Aquellas/os de Uds. que me siguen saben que en raras ocasiones hablo de temas bursátiles pero, lo que sucede con Google merece un comentario. Lo que Google suministra es información, y lo hace bien, y lo hace gratis (además Google, a través de Gmail, suministra servicio de correo electrónico -gratis- con una capacidad casi ilimitada, es decir, suministra la posibilidad de enviar y recibir información). Cierto es que a la derecha de sus listas de referencias o integradas en ellas, se muestran links comerciales, y que los mensajes que se envían por su servicio de correo son analizados por un sistema a fin de trazar el perfil de quien envía los correos e inyectarle publicidad, y esa publicidad también es información, pero información útil a nivel económico, sí y sólo sí, la consulta acaba en un acto de compra.
Entonces volvemos a lo de siempre: ¿vale, realmente, Google lo que el mercado dice que vale?; ¿es lógico que con una facturación de 3.200 millones de dólares su capitalización ronde los 80.000 millones?. Evidentemente, el que compró googles a 85 y ahora le valen 290, estará encantado y se sentirá más rico; el problema es que, en verdad, sólo lo será si vende hoy; mañana ..., ¿cómo saber lo que sucederá mañana?.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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