¿Qué demonios sucede con el año 2010?. La Agenda de Lisboa pretendía convertir a la UE en la zona más potente del planeta a base de conseguir aumentos en la productividad europea, en el 2010. La Agenda 2010 plantea redireccionar la economía alemana recortando el modelo de protección social hasta donde haga falta y tener completada la tarea, en el 2010. Ahora el Ministerio de Educación del Reino de España ha presentado un catálogo orientado a mejorar la educación formativa de los jóvenes españoles cuyos resultados se esperan obtener, también en el 2010. Pues, ¡vaya con el añito!.
España tiene un déficit clamoroso en FP; España tiene pocos graduados en FP y su calidad media no es todo lo elevada que los requerimientos actuales precisarían, a diferencia de, por ejemplo, Alemania. ¿Por qué España tiene esta carencia?.
La FP siempre ha sido el patito feo del cuadro educativo español y, como en otros aspectos de la realidad española, su causa es histórica. Durante el franquismo, el anhelo de la inmensa mayoría de las familias españolas estuvo puesto en que, al menos, uno de sus hijos ?fuese a la universidad' porque, de hecho y en términos relativos, pocos jóvenes españoles accedían a la universidad, las carencias formativas y las bajas rentas medias lo dificultaban, por lo que la tasa de universitarios española era una de las más bajas de Europa.
Cuando llegó la democracia a España, uno de los objetivos políticos que los nuevos gobiernos se plantearon fue elevar esa tasa y para lograrlo, la política educativa fue modificada. La población universitaria comenzó a dispararse pero, a la vez, en muchas de las familias españolas empezó a instalarse una cantinela cuyos efectos llevamos años pagando: ?el hijo listo a la universidad y el hijo tonto a la FP'. Si a esto añadimos que la mayoría de esfuerzos por parte del Estado y de las CC AA fueron aplicados a la universidad, el resultado fue -es- una FP, en gran medida, devaluada.
Alemania es uno de los países en los que la FP es más potente, pero el país del Rhin no inició ayer su política de fomento de la FP, al contrario, Alemania lleva desde la fundación del Imperio Alemán, en 1870, promocionando su FP; el resultado es un modelo en el que centros educativos, gobiernos regionales y compañías, participan conjuntamente en programas de formación y prácticas. Nada que ver con lo que sucede en España.
El modelo económico español es un modelo especializado en bienes y servicios de medio y bajo valor añadido, en gran medida porque ese modelo tiene carencias inversoras y porque adolece de la falta de una FP potente, de tal modo que ese modelo entra en una especie de círculo vicioso que empeora aún más su situación. Ignoro si en España sobran licenciados en Historia del Arte, o en Administración y Dirección de Empresas, pero es evidente que faltan buenos técnicos en hostelería o en soldadura; faltan hoy y faltaban hace diez años.
Bien, seamos optimistas; tal vez este decálogo solucione un problema crónico de la economía española, tal vez; pero la lógica parece desmentirlo: cinco años para lograrlo parece muy poco tiempo frente al retraso de setenta que en este tema llevamos arrastrando.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.