La moda es algo muy curioso, de verdad, fíjense. Algo -una línea de ropa, de calzado, un lugar de vacaciones, un tipo de decoración- se pone de moda, ?se lleva', vaya; todos los diseñadores se ponen a seguirlo y todo el mundo lo desea; está en boga un tiempo y luego decae y se olvida; algunas cosas permanecen, como la línea del Porsche 911; otras vuelven, como aquellas pulseras de piezas azules engarzadas con muelles que se llevaron a finales de los 80. Ahora, en Europa, y más concretamente en España, hay algo de moda: encontrar una solución a la situación en que se encuentra el mercado de trabajo.
Recientemente, Jaime Caruana, gobernador del Banco de España y José María Cuevas, presidente de la CEOE, se han sumado a esta tendencia, y lo han hecho con palabras medidas, complejas, pero que no ocultaban su contundencia. Lo que han dicho, en román paladino es lo siguiente: 1) que las compañías puedan reducir el número de sus trabajadores sin trabas legales en el caso de que su economía no vaya bien, 2) que los incrementos salariales se vinculen a la productividad y, 3) que se flexibilice el mercado de trabajo. Si se hace lo que apuntan, dicen, no se perderá competitividad y se creará empleo.
Yo, sin embargo, desde mi posición de profesor, me hago la siguiente reflexión. Si el Reino de España tiene un modelo productivo que genera poco valor añadido por unidad productiva porque produce bienes de bajo valor y lo hace poco eficientemente, a medida que las compañías españolas o establecidas en el reino vayan viendo como su economía empeora en relación al entorno, irán, a la misma velocidad, reduciendo sus plantillas, ¿verdad?.
Si la productividad por hora trabajada del Reino de España es baja, tanto atendiendo a los bienes de bajo valor que produce, como en relación a su entorno geográfico; si las compañías del reino deben incrementar su tasa de inversión a fin de ganar productividad; difícilmente podrán hacerlo a no ser que su economía mejore y, si mejora su productividad, ¿para qué van a mantener un número de trabajadores correspondiente a una situación en la que la productividad era reducida?, ¿para producir más?, entonces, y en el caso de que consigan mercado para esa mayor producción, continuarán aumentando la inversión, ¿no?.
Si el mercado de trabajo se flexibiliza -y cuanto más lo haga- y si lo hace en un escenario en el que un número apreciable de compañías tengan problemas y/o en el que la productividad sea creciente, las empresas del reino tenderán a reducir plantillas y/o invertir más y más a fin de mejorar su productividad, es decir, su competitividad, ¿a qué si?.
Entonces, ¿cómo puede llegar a mejorar la tasa de ocupación en España partiendo de que, además, mejore sustancialmente la tasa de actividad española (que en el reino es bajísima), si las compañías del reino deben aumentar su inversión a fin de incrementar su productividad debido al ineludible proceso de cambio que debe producirse en el modelo productivo español?. La verdad, no lo entiendo.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía. Universidad Ramon Llull.